Take me home

Jun Wu quiso reír cuando vio la esperanza reflejarse en los rostros de la pareja delante suyo ¿ellos pretendían pelear contra él? ¿aún tenían esperanzas en ganar? Eran demasiado ingenuos.

Sacudió su lanza y sin una palabra se lanzó contra el tigre para poner fin a su vida. No esperó que la punta de su arma fuera detenida por el filo de una espada de dos manos. Levantó la mirada para ver al tigre vistiendo la armadura de color negro de su pareja, no solo eso, la guadaña se había modificado en esa espada de dos manos de gran tamaño.

Detrás de Lan Wangji Wei Wuxian, vistiendo una túnica blanca simple le dio una sonrisa mientras retrocedía. El Emperador de los cielos entrecerró los ojos ¿creía que el tigre le daría mejor pelea? bien, era hora de averiguarlo. Sin embargo, antes de que pudiera hacer algo Lan Wangji atacó primero con tal fuerza bruta que lo hizo retroceder unos cientos de metros.

El tigre le dio una mirada a su pareja antes de ir detrás de Jun Wu dejando al jaguar en medio del campo de batalla. Cuando ambas figuras se perdieron en la distancia Wei Wuxian se dio la vuelta dirigiéndose a donde se encontraba el rey del caos y su pareja.

Para el jaguar estaba claro que ni él ni su pareja serían capaces de exterminar a Jun Wu, no, para lograrlo necesitaban la ayuda de alguien que representara un verdadero desafío para el Emperador de los cielos y ese era, precisamente, el Rey demonio del caos. De otra manera ¿porqué Jun Wu se molestaría en sellarlo desde un principio usando su arma principal?

Había sido solo hasta hace un momento, cuando había visto la espada de Jun Wu sujetando al Rey demonio del caos que se dió cuenta. Si querían derrotar al Emperador de los cielos debían de liberar a Hua Cheng de su sello.

Corrió lo más rápido que sus heridas le permitieron, tropezando cuando estuvo a punto de alcanzar su objetivo. Cayó de rodillas al suelo y miró a Xie Lian y a Hua Cheng, lo habían ayudado tanto hasta el momento, ayudándolo a recuperar su pasado y a salvar a su hijo. Si no hubiera sido por la aparición de Jun Wu las cosas no hubieran terminado de esa manera.

Sin embargo, no había tiempo para reflexionar sobre las acciones del pasado. Levantó sus manos y sujetó la empuñadura de la espada. Al instante, sintió una energía fría quemando sus manos y subiendo por sus brazos hacia su cuerpo.

No pudo evitar gritar de dolor y soltar el arma, miró las palmas de sus manos para encontrarlas rojas e irritadas, bien podría tener quemaduras debido a la frialdad extrema, sin embargo, si quería retirar el arma era imposible el no tocarla.

Miró a su alrededor y sacudió la cabeza, todos dependían de que Hua Cheng despertara, entonces debía de retirar la espada a toda costa. Flexionó sus manos y dudo un poco antes de volver a sujetar la empuñadura. Gritó cuando la energía volvió a lastimar sus ya heridas manos pero no soltó la espada. Al contrario, comenzó a tirar de ella.

El dolor era insoportable, adormeciendo sus manos y subiendo por sus brazos, recorriendo todo su cuerpo, se estremeció pero lo soportó, debía de retirar la espada a toda costa, se estaba esforzando por ello entonces ¿porqué no se movía?

La frustración se abrió paso en su mente ¿qué estaba mal? ¿porqué no podía liberar a Hua Cheng? A cada instante que pasaba el dolor en su cuerpo se incrementaba pero la espada no se movía. Sus ojos se llenaron de lágrimas de frustración y dolor, pero se rehusó a rendirse.

Tenía que aumentar su poder, solo así podría romper el sello. Depositó su energía en sus manos logrando que el entumecimiento se desplazara un poco pero no pudo lograr que la espada se moviera.

-Wei Wuxian... detente-

El jaguar no pudo evitar distraerse un poco al escuchar la voz familiar, sus manos resbalaron debido a la sangre en ellas y cayó de espaldas al suelo, jadeando de dolor.