Capítulo 7.

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—¿Qué es eso? —pregunté extrañado, poniéndome en pie.

—Un incendio —contestó Gabi, alzando sus ojos hacia mí.

—Ya lo veo —le dediqué una mirada asesina—. Pero, ¿por qué las llamas son azules? —giré mi cabeza hacia el pueblo.

—Son bonitas —dijo Bobi, encantado con ello.

—Deberíamos ir a investigar —fruncí el ceño.

—¡Sí! —exclamó el pequeño, levantándose de un salto—. Puede que haya muertos —sonrió, mirando hacia Gabi.

—¿Ahora? —se quejó, poniendo sus ojos en blanco.

—Claro —extendí mi brazo para ofrecerle mi mano.

Se mantuvo unos segundos mirándonos pensativo y, finalmente, suspiró.

—Está bien —me agarró la mano y se levantó.

Unos minutos más tarde, habíamos llegado al lugar del incendio. Ya apenas quedaban llamas que apagar, gracias a los bomberos que estaban allí. Nos quedamos en la azotea del edificio más cercano en el que el fuego no había llegado y nos pusimos a observarles.

—¿Habéis podido encontrar al culpable? —preguntó uno de los bomberos al shérif Clarkson.

—No, ni rastro —contestó el agente.

—Es el incendio más extraño que he apagado en todos mis años en el cuerpo —explicó, apoyándose en el camión.

—No sé cómo los pirados estos hacen esas cosas —respondió, removiendo su vaso con café.

—Debe ser algo que afecte al componente, porque nos ha costado apagarlo más de lo normal —se cruzó de brazos.

En ese momento, Gabi me dio un par de toques en el hombro.

—Qué —le miré.

—¿Qué es lo que ha dicho? —preguntó curioso.

Se me olvidó decíroslo.

Al igual que Bobi tiene el olfato más desarrollado de lo normal, yo tengo el oído y Gabi la vista.

Lo que pasa es que mi hermano pequeño lo considera otro súper poder y nosotros no.

Que les ha costado apagarlo más de lo normal —murmuré con la mirada perdida.

—Qué extraño —contestó el mediano, volviendo a mirar a los dos hombres.

—Oh, Bobi —me giré hacia él—. ¿Estás bien? —me preocupé, poniendo una de mis manos en su cabeza.

Cuando hay situaciones como esa en las que el olor es tan fuerte, Bobi se marea.

A mí me pasa lo mismo cuando hay mucho ruido, o a Gabi cuando hay demasiada iluminación en cualquier sitio.

Es bastante jodido, pero el de mi hermano pequeño es el peor, ya que le afecta al estómago y le provoca vómitos durante un par de días.

Os lo dije.

Tener superpoderes o dones, como queráis llamarlos, no es un privilegio. Es un sacrificio.

Pero bueno, aunque la vida sea solitaria, también puede ser más entretenida.

Estoy bien —dijo Bobi, olfateando tres veces seguidas—. Es extraño... —se frotó la nariz con su mano.

—¿No estás mareado? —fruncí el ceño, viendo cómo Gabi se ponía a su lado.

—No —negó con la cabeza agachada—. No huele mal —la alzó para mirarme.

LA SANGRE DEL HÉROEWhere stories live. Discover now