Un (a) mar de lejos

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La noche me mantiene despierto con su ajeno cantar

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La noche me mantiene despierto con su ajeno cantar.
Cuando la oigo me pregunto:
¿Allá, después del filo del horizonte y a través del mar de los males de amores, suena la misma canción?

Cuando veo las estrellas titilar
pienso, sin querer, en tu querer.
¿Sos así de constante, como ellas
en su deber de brillar, en tu deber de amarme?

Sé que si te tuviera acá, resplandecerías más que toda estrella.
Que la noche callaría para oír tu voz en acapela.

Mas están nuestros corazones a terrible distancia.
El viento que golpea mi ventana
no llega nunca hasta tu casa.

El calor de tu piel está a tres inviernos de mi toque.
¿Confiás en que vale más el amor
de lo que vale el roce?

Espero que estés mirando la misma luna que yo.
Que cuando esconda su luz,
a casa nos guíe el sol.

Porque el cielo se abre y se parte en dos,
Por cualquiera que ame, como te amo yo.

Y en esa grieta armaremos nuestro hogar.
Hasta que llegue el alba y hasta después nos vamos a amar.

Aunque desde acá sólo vea el brillo de las estrellas reflejar tu mirada.

Aunque sólo pretenda oír el ritmo de tu corazón en el latir de la tierra.

Aunque me embriague tu recuerdo,
cada noche que pase en vela,
todavía creeré que me piensas.

Que la melodía de esta noche,
a vos también te recuerde
las veces que estuvimos cerca.

Te prometo que, a pesar de lo larga que sea nuestra lejanía, 
y de lo amarga que sea esta estación, siempre veré la misma luna que tú
y te buscaré en la misma estrella.

Tanto como duren ellas, 
mi amor, así durará mi espera.

Entre versos y otros tesoros: antologíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora