Voces en la habitación

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En los recovecos de la habitación soy oscuridad,

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En los recovecos de la habitación soy oscuridad,

Sus ojos no ven su presencia ni mi existencia.

Duele ver su ausencia frente a la mesa,

Un despojo lívido que cae ante esa esencia.


Me encuentro tallando la madera,

Pero me hayo en medio de los dos:

Junto al símbolo que socava su temor.


Soy el mensajero con notas de dolor,

Un ferviente recluta de la noche,

El observador del fracaso que veo,

Apilaba las letras dentro de las hojas...


Como un fantasma que observa otro:

El recuadro se vuelve inquietante.

Espero en la penumbra los pasos de él,

O los del otro, que está a su lado


Y vuelve ese aroma que lo inquieta

Dulce y extravagante

Lo hace soñar con devoradores

Lo veo observarlo, verme, volver.

Observa con sus ojeras,

Lúgubres en un hombre simple.


Y él, en medio de la espera

De una ida a la vida que no verá,

Ni Palabras desprende su carne

Susurros solo vienen del viento.


Hasta que el silencio se calla.

Su fantasma se mueve inquieto

Y él lo sigue descifrándolo.


Fui confidente como el fantasma

Como la sombra,

En líneas sutiles lo escribió en la carta

Esperada hasta despedazada,


La historia del hombre que escucha,

Que titubea aun en sus susurros,

Parece llegar al final cuando está arriba

Entre las esquinas de su vida


Él, yo, él

Sus ojos pasean por el habitáculo

Yo, él y él

Las voces se perdieron en su habitación.

Entre versos y otros tesoros: antologíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora