Gritos Prematuros

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Mi visión titubea cuando aparece la tríada

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Mi visión titubea cuando aparece la tríada.

Hice pacto con los amos, ahora sigo sus latidos;

lo único mío son estos versos que voy a sepultar.

Hoy, más que nunca, existo. No me has visto

pero, entre gritos prematuros, de mí escucharás.

Veo en la sombra pálida de mi inminente destino

la añorada esperanza que un día se me arrebató.

*

Lo he leído durante la noche fría,
entre botellas de vino. Nadie me acompaña.
Te he condenado al sufrimiento
porque el dolor me habita.

¿Qué importa la espera?
Mi corazón ya no aguanta.
¿Qué importa si estoy roto?
Mañana caminarás con otro.

Sin rumbo, me tambaleo y vomito.
Quiero renacer o vengarme, da lo mismo.
Elijo tirarme hacia el risco si no puedo tenerla a ella.

El miedo me invade, he roto la promesa.
He roto el pergamino que no debía romperse.
Mira lo que me hiciste;
me has poseído, me he vuelto loco.

Ya no habrá senda que me regocije,
los ríos de la vida se van pudriendo.
¿Qué importa si vivo o desaparezco?
Si no seré quien cobije tus piernas.

Siento cómo mi mente se vuelve inconexa.
Sé que nada habrá y por eso yo te maldigo, Hela.

Entre versos y otros tesoros: antologíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora