Poe-tismo

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▪I

El frío azotaba las calles,
la lluvia caía a raudales
y el vaho de la santa muerte
cubrían mis ventanales.

Las luces de mi cuarto titilaban,
mi lápiz en la mesa rebotaba
y mis manos con rapidez se
congelaban.

El graznido de un cuervo rompía
el sonido
y un diablillo hablaba
cerca de mi oído
para repetir el mismo apellido:

«Poe»

«Poe»

«Poe»

Un ente salía del averno
como alma que llevaba el demonio,
confundiendo el clima capitalino
con el invierno
y entraba en mi hogar
sin razonar.

Jugaba con mis cortinas,
mis cobijas
e ideas
a la vez que hacía al diablillo
murmurar:

«Poe»

«Poe»

«Poe»

Un gato negro y un negro cuervo
se perdían en la negra noche
al tiempo que un alma lánguida
iniciaba a lamentar.

Mis ojos se irritaban,
una jaqueca me atacaba
y el fantasma de Poe en mi oído libre
me susurraba:

«Escriba»

«Escriba»

«Escriba»

Sentía sus manos por mi rostro,
mi corazón palpitaba con apuro
y aunque me hacía la impasible,
sentía el pánico
divertirse con mi vientre.

▫II

Las noches se robaban mi cordura,

el miedo y el silencio mi reino gobernaban.
La muerte rondaba mi lecho
y amaba romper mi techo.

El calor del destino desparecía
y el amor de mis padres de mí huía,
solo el sabor de las nanas
y el sonido de las aguas lograban
calmar mis ansias.

Un demonio jugaba entre las
tumbas de mis sueños,
correteaba mis esperanzas y dominaba
mis pecaminosos impulsos.

Titivillus guiaba mi mano para dejar
piedra sobre piedra y error sobre error.
Rorxibuz guió mi corazón hacia el amor
para después dejarlo morir
en manos del dolor.

Al final, Ose se adueñó de lo poco
que me quedaba, que era nada,
dejándome en la completa miseria
y a la muerte como vecina.

Las sombras del sepulcro me seducían
y yo como buen hombre lo admitía.

III

El frío se apaciguaba,
la lluvia cesaba y milagrosamente,
mi alma
se calentaba.

El sol poco a poco brillaba
y el alma junto a mi penaba.
El lápiz cayó al mismo tiempo
que yo miraba por única vez al hombre
que a mi cuerpo desveló.

"Ten cuidado pequeña,
el cuervo espera por tu ser"
me dijo antes de, en este plano perecer.

El cuervo negro graznó
por última vez
y golpeó mi ventana
antes de emprender su vuelo
de regreso al averno.

~A.

Entre versos y otros tesoros: antologíaWhere stories live. Discover now