El corazón que apenas ha palpitado

20 1 0
                                    

A mi ser, el corazón que apenas ha palpitado,

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

A mi ser, el corazón que apenas ha palpitado,

mi propia familia lo ha desconectado.

Traje, corbata, el deber sagrado de portar un antifaz,

y mi rostro que denuncia diversidad con un gesto falaz.

Horas de soliloquios, huyendo de patrañas que no quiero más oír,

y de las hogueras de los arcaicos que reclaman mi sufrir.

Pero mis pies se han quebrado ya en esta noche de afligidos suspiros,

me atraparon, mas no quiero esa cura, nunca pedí tal auxilio.

Como a un demente, me han internado,

los colores que veía, en gris se han difuminado.

En una habitación blanca, me han apresado,

sin expresión, sin identidad, cura le han llamado.

Las miradas me evaden y los gestos me nublan de histeria,

Como si de contagio se tratara, por temor a la pandemia.

Mas mi espíritu indómito resiste el dolor,

y el susurro en mi derecha no sabe de redención.

Imploro por el vínculo que anida creer en el amor y en la cruz,

aquella que usan como arma de guerra, como arcabuz.

Supongo que fue mi error, mordí la manzana prohibida,

el inherente placer de lo nocivo, condenado de por vida.

Mas en mi delirio, la libertad por fin sentía,

un arcoíris después de la lluvia reveló el orgullo al que tanto le temía.

La muchedumbre inquisitorial no sabe de amor,

jugar con los dioses es tan solo un rumor.

Prefiero estar atado a este yugo que implacablemente aprieta,

que amarrado a la ignorancia que a ellos les aqueja.

Resistiré toda la guerra hasta la muerte, firme en mi pensar,

un niño como yo en casa, esa es la causa de mi virilidad.

Entre versos y otros tesoros: antologíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora