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Arde tu nombre sobre mi página y riega sombra sobre el futuro. Sé que el poema que se unta de tu noche, será el contorno de la silueta con la que rellene esta distancia; sé que el viajero no termina su viaje sin haber comenzado por la despedida, y que ahora mismo la ciudad es solo lo que queda de ella sin ti. Pero me consuela saber que el recorrido de la prosa me basta para deducir su razón de quedarse, y de esta misma manera, contar cuántos pasos nos hemos alejado. He caído en la trampa de la poesía: avisar a la noche que existes sin tenerte. Retenerte, en dos palabras que recorren por tres pasos mi cuerpo, "Ya/Voy". Y allí emprenden un viaje donde el tiempo se oculta debajo de la lengua, donde todas las palabras de despedida sirven para alfombrar el umbral de mi habitación y recibirte. Saber que el año se pierde al ganarte, es todo lo que hace falta para que su final sea solo el comienzo de la vida.
Viajante, vives sobre un deseo, ¿De dónde vienes, y a quién vas?
