Capítulo 46

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Algo había ocurrido. El Señor Tenebroso no había logrado matar a Harry Potter, pues sus varitas habían conectado de manera extraña. Se encontraba tan furioso que ninguno de sus hijos se atrevió a decirle que habían encerrado a Fred Weasley en una celda a la espera de que él tomase una decisión.

Había gritado a los mortífagos y había torturado a varios de ellos por su incompetencia. Avery incluso había temido que dañase a sus propios hijos, pues uno de los mortífagos había dicho que Alice había dejado escapar a alguien.

—No me interesa lo que haya hecho Black —había respondido Voldemort, furioso—. Al menos ha sabido ver que el chico al que perseguíais no era el verdadero Potter.

Y después había torturaron al mortífago. Voldemort no se había tranquilizado ni con la presencia de Alice y Ethan; estaba completamente fuera de control. Solamente había logrado relajarse al regresar a la mansión Riddle, donde Elizabeth le esperaba con preocupación, pues ya sabía lo que había ocurrido.

—Tom —había dicho al verle llegar, antes de acercarse a él.

El hombre se había calmado de inmediato y se había permitido esbozar una pequeña sonrisa al estar junto a la mujer. El hecho de que Potter hubiera escapado de nuevo parecía haber dejado de ser tan importante.

—¿Sabes a qué se ha debido la conexión? —preguntó Elizabeth cuando todos estuvieron sentados en el salón.

—No... se suponía que nada fallaría —comentó el mago—. Incluso tenía la varita de Lucius... Al menos logramos matar a un auror...

Alice, que no había sabido nada sobre aquello, le miró con sorpresa.

—¿A quién? —preguntó.

Ojoloco —respondió su padre— Supondrá una gran pérdida para la Orden del Fénix. Además, pronto nos haremos con el Ministerio y les atacaremos en la casa protegida en la que se encuentran.

Voldemort estaba más tranquilo, de modo que Ethan aporovechó el momento para hablar.

—Padre... tenemos algo que decirte —comentó Ethan—. He encerrado a uno de los gemelos Weasley. Estaba cayendo de la escoba durante la persecución, y le salvé la vida. Alice quería liberarlo.

El hombre suspiró y asintió. Era consciente de que su nuevo prisionero era amigo de su hija, pero era al mismo tiempo un enemigo, y estaban en guerra, por lo que no le dejaría libre. Podía llegar a ser una ventaja. En aquella ocasión, no podía ceder ante los deseos de su hija.

—Supongo que no le dejarás ir... —murmuró Alice, abatida.

—No, no lo haré... aunque trataré de mantenerlo en buenas condiciones. ¿Se encuentra en nuestra casa?

—Sí —confirmó Ethan—. No queríamos arriesgarnos a que alguno de tus mortífagos quisiese divertirse con él.

—De acuerdo.

Pocas horas después de aquello, Alice recibió una carta de George, que decía estar sumamente preocupado por su gemelo. Ella le respondió, diciendo que se encontraba bien, pero que el Señor Tenebroso no deseaba que recuperase la libertad. Ella no podía hacer nada para disuadir al propio Voldemort. Había sido suficiente lograr que le mantuviese en buenas condiciones.

Optó por bajar a ver al pelirrojo. Bajó al sótano, convertido en mazmorras donde encerrar a los prisioneros más importantes. A los demás, se les encerraba en la mansión Malfoy. La celda de Fred era una de las primeras. El chico se encontraba despierto, sentado con la espalda apoyada en la pared. No parecía haber sufrido daño alguno, al contrario que los demás.

Los herederos de Voldemort  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora