Capítulo 29: Departamento de Misterios

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Se organizaron de tal manera que Hermione y Harry pudiesen entrar en el despacho de Umbridge y ponerse en contacto con el número 12 de Grimmaul Place a través de la chimenea. Mientras tanto, Alice permaneció fuera, junto a la puerta, para asegurarse de que no eran descubiertos.

Sin embargo, apenas habían pasado unos minutos cuando Malfoy llegó, sonriendo con orgullo. El chico se detuvo en seco al verla allí, y por un momento el pánico se reflejó en su mirada.

―Sígueme la corriente ―dijo―. La profesora Umbridge está viniendo con la Brigada Inquisitorial.

En efecto, segundos después, la Suma Inquisidora apareció, seguida por los alumnos de Slytherin que acataban sus órdenes. Todos sonreían con malicia y orgullo al mismo tiempo, y Alice supo que descubrirían a Harry y Hermione de cualquier manera.

―He encontrado a mi prima aquí, ha visto entrar a Potter y venía a detenerle ―se apresuró a explicar Draco en tono convincente, incluso para la mujer.

―Bien hecho, señorita Black. Ahora, vamos a pillarles de una vez por todas y a expulsarles.
Acto seguido, abrieron la puerta y entraron. Rápidamente sujetaron a Hermione, y poco después Umbridge agarró el pelo de Harry y tiró de él, sacándole de la chimenea.

Alice se mantuvo junto a su primo, conteniendo las ganas de preguntarle a Harry si Sirius realmente se encontraba en su casa o no. Aunque, debido a la expresión del chico, dedujo que su tío se encontraba en problemas de verdad.

Apenas prestó atención a la conversación, en la que Umbridge exigía saber qué hacían Potter y Granger en su despacho y el chico trataba de mentir diciendo que pretendía recuperar su Saeta de Fuego. Solamente le importaba ir a rescatar a Sirius.

Draco no le quitaba la vista de encima, pues sabía que Alice era demasiado impredecible y que seguramente planeaba algo, dado que estaba demasiado seria.

No tardaron en aparecer más miembros de la Brigada Inquisitorial con Luna, Neville, Ginny y Ron. Alice maldijo por lo bajo, pues no había nadie en libertad para dar aviso de la situación de Sirius.

—Disculpe, debo ir al baño —le dijo a la profesora Umbridge, quien le concedió permiso de manera distraída.

Salió rápidamente del despacho y sacó el pequeño cuaderno que le había regalado Nott. Dado que no sabía dónde encontrarle, optó por comunicarse con él por aquel medio.

"Es posible que Sirius esté en peligro. Debo ir al Ministerio a ayudarle."

Unos segundos después, obtuvo una respuesta, escrita con la elegante caligrafía de Theodore.

"Sé que no podré convencerte de que no lo hagas, pero ten cuidado."

"Lo tendré."

Guardó de nuevo la libreta y comenzó a pensar cómo podría liberar a su tío. Salir de Hogwarts resultaría complicado, y aparecerse no era una opción debido a los hechizos de protección. Por tanto, lo mejor que podía hacer era salir volando de alguna manera.

Alice corrió a buscar su escoba y, una vez que la tuvo, se dirigió hacia una ventana, asegurándose de que nadie la veía. Hizo un hechizo de invisibilidad que duraría unos pocos minutos antes de salir volando con la escoba sin que nadie pudiese verla.

Tardó más de lo que había esperado en llegar al Ministerio, pues tuvo que detenerse en Hogsmeade, dado que el hechizo de invisibilidad no duraba mucho. Una vez en el pueblo, hizo que su escoba regresase a su cuarto, y ella viajó mediante la aparición al Callejón Diagon, dado que no podía ir al Ministerio porque no había estado nunca. Por tanto, no podía aparecerse allí.

Los herederos de Voldemort  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora