Capítulo 30: Se ha ido

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Al día siguiente, El Profeta publicó un artículo en el cual Cornelius Fudge admitía que El-que-no-debe-ser-nombrado había vuelto, y que los dementores que vigilaban Azkaban se habían sublevado y estaban a sus órdenes. En el mismo artículo, se recomendaba a la población mágica que permaneciese alerta, y se informaba acerca de la entrada al Ministerio de los mortíagos. Finalmente, se reconocía que lo que habían dicho Dumbledore y Harry Potter acerca de Voldemort era cierto.

Alice no habló mucho durante los días posteriores. Theodore estuvo a su lado, consciente de que estaba mal anímicamente, y también recibió apoyo de Astoria y Daphne Greengrass, Blaise Zabini y Draco. Hermione le dio el pésame, pero Alice no le respondió. Con su tío muerto, nada la unía a la Orden del Fénix.

Cuando el último día viajaron en el Expreso de Hogwarts, ella ya había tomado una decisión. Entró en el compartimento junto con sus compañeros de Slytherin, y estuvo con ellos durante el viaje. Sin embargo, al bajar del tren, en lugar de ir con Draco, se escabulló hacia otro lado para que no la vieran, y salió sola de la estación.

Una vez en la calle muggle, en Londres, buscó un autobús que se dirigía hacia un pueblo a varios kilómetros de la ciudad donde, gracias a la magia, logró alquilar una casa, donde tenía intención de pasar las vacaciones, sola.

Sacó de su bolsillo la libreta que le había regalado Theodore, y escribió para evitar que su familia y seres queridos se preocupasen por ella.

"Theo, necesito tiempo. Tengo que alejarme de todos durante una temporada. No es por ti. Simplemente necesito tiempo, tiempo para pensar en todo.

Por favor, no me busquéis. Estaré bien, y volveré antes de empezar el curso o cuando considere que esté lista para ello. La pérdida de Sirius me he hecho plantearme varias cosas.

Necesito que les digas a mi padre y hermano que me encuentro bien y que no me busquen. Aunque sé que lo más probable es que lo hagan igualmente... Si hay novedades acerca de mi madre, házmelas saber por este medio.

Gracias por todo."

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Ethan no podía dejar de andar de un lado a otro del salón, completamente desesperado. Se detuvo unos segundos para observar al chico que estaba delante de él, y después siguió andando, pasándose las manos por el pelo.

—¡No puedo creer que se haya marchado así! —dijo casi gritando—. ¡Ni siquiera ha cumplido los dieciséis años!

Theodore le había leído lo que Alice había escrito, y había sido en aquel momento cuando Ethan había comenzado a enfadarse. Su padre, mientras tanto, se encontraba en el despacho, tras haber dado órdenes a sus mortífagos de llevar a la joven de vuelta a casa si lograban dar con ella.

—Ha pasado por mucho este curso, demasiado para su edad —murmuró Theodore.

—Puede que tengas razón... pero se ha marchado sin decir nada, y ni siquiera sabemos dónde se encuentra. Es mi hermana menor, ¡es normal que esté preocupado!

Y tras decir aquello, se sentó en el sofá, cubriéndose la cara con las manos.

Theodore, por su parte, se mantenía en silencio, pero la situación tampoco era sencilla para él. Su novia se había alejado, diciendo que necesitaba tiempo. Aquello no era una ruptura, pero era una pausa en su relación, y no sabía cómo terminaría. No sabía si Alice querría continuar con él o cortar, y temía que ella escogiese la segunda opción

—Estará bien —comentó—. Alice sabe cuidarse sola. Y si tuviese algún problema, se pondría en contacto con nosotros.

Ethan tuvo que reconocer que aquello era cierto. Su hermana era perfectamente capaz de valerse por sí misma, y ya lo había demostrado anteriormente.

Los herederos de Voldemort  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora