Capítulo 10: Regreso a Hogwarts

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Finalmente, Harry Potter había sido absuelto por el Ministerio gracias a la ayuda de Dumbledore, de modo que volvería a Hogwarts y continuaría usando magia, lo cual no le había gustado demasiado a Alice. Sin embargo, había disimulado lo mejor posible y fingido alegrarse como los demás.

El 1 se septiembre no tardó en llegar, y varios miembros de la Orden les acompañaron a pie a la estación Kins's Cross, al andén nueve y tres cuartos. Sirius iba con ellos en su forma de perro, pues seguía siendo perseguido por la justicia.

Mientras los miembros de la Orden despedían a Harry, Hermione y los cuatro Weasley menores, la atención de Alice estaba puesta en su primo Draco, quien se encontraba allí junto a sus padres. Cerca de ellos estaban también Blaise Zabini, Theodore Nott, Vincent Crabbe y Gregory Goyle, despidiéndose de sus respectivas familias.

—Iré a saludar a mis tíos —dijo la chica—. Sería extraño que no les saludase después de un verano entero sin verles...

No esperó respuesta alguna por parte de los miembros de la Orden, sino que se dirigió hacia sus familiares. Sin embargo, antes de llegar, se detuvo, viendo algo que no esperaba. No solamente se encontraban allí los Malfoy, sino también Ethan, quien estaba serio, junto a Narcissa, siendo observado por la mayor parte de los magos y brujas allí presentes.

—Sobrina —saludó Lucius al verla.

La joven se acercó entonces, abrazando a Draco y saludando de una manera más formal a sus tíos. Por último, lanzó una mirada inquisitiva a Ethan, quien esbozó una sonrisa llena de misterio.

—¿Por qué estás aquí? —preguntó ella.

—¡Alice! Muestra más respeto —la reprendió su tío—. Ethan, ella no quería ser tan irrespetuosa...

—No hay problema, Lucius —le tranquilizó Riddle—. Hemos vivido juntos durante toda la vida; comprendo que me hable de esa forma. No la castigaré por ello, si es lo que te preocupa. Ya aprenderá cómo debe tratarme.

Alice asintió. No había caído en la cuenta de que, siendo su hermano el heredero de Voldemort y habiendo éste regresado, el respeto de todos los mortífagos habría aumentado considerablemente. Ella tendría  que actuar de la misma manera de ahí en adelante, o de lo contrario comenzarían a sospechar. No podía tratarle con la familiaridad con la que se había acostumbrado a hacerlo.

—He venido a despedirme de Draco y de ti —comentó Ethan.

La llevó hacia un lado, de modo que pudiese hablar con ella sin que nadie les escuchase. Los magos que les rodeaban no se atrevían siquiera a mirar en su dirección, temiendo hacer enfadar al hijo del Señor Tenebroso y que este tomase venganza contra ellos o sus familias.

—Mi padre me ha dicho que te diese esto —dijo tendiéndole un pequeño paquete que ella guardó de inmediato, escondiéndolo—. Dice que sabrás que hacer con ello, que hablasteis sobre la misión que tendráis.

Alice asintió, comprendiendo que aquel objeto sería una réplica de la diadema de Ravenclaw que debería poner en el lugar de la original, de modo que el horocrux de su padre quedase a salvo. Había perdido uno, y no se arriesgaría a perder ninguno más. Habían decidido también que darían pistas falsas a Albus Dumbledore acerca de los horocruxes, de modo que no supiese cuáles eran los verdaderos objetos que los contenían.

—Dice mi padre que cada fin de semana que vayas a Hogsmeade habrá un mortífago esperándote con órdenes de llevarte a casa. Te desaparecerás con él y podrás vernos durante unas horas antes de volver a Hogwarts.

—Bien.

Ambos hermanos volvieron entonces junto a sus tíos, quienes les observaban con cierta preocupación, conscientes de la impulsividad de su sobrina. Probablemente su temor era que hubiesen hecho enfadar al hijo de Voldemort con su falta de respeto constante.

Los herederos de Voldemort  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora