Capítulo 3: Ceremonia de Selección

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Cuando Theodore y Alice estaban volviendo a su compartimento, se cruzaron con el hermano de la chica en el pasillo, y éste les lanzó una mirada de sospecha, tal vez por el simple hecho de ver a su hermana demasiado cerca de algún chico.

Llegaron a la estación de Hogsmeade varios minutos después, cuando ya todos los alumnos se habían cambiado y puesto sus túnicas. Dejaron su equipaje en el tren, pues lo llevarían directamente al castillo. Bajaron del tren, y un semigigante, el que Alice supuso que sería Hagid, comenzó a llamar a los alumnos de primer año.

—¡Primer año! ¡Los de primer año, por aquí! —gritaba con una lámpara moviéndose sobre las cabezas de los alumnos.

Alice se mantuvo en todo momento junto a Nott, y Draco la siguió de cerca, como si no qisiese perderla de vista mientras seguían el semigigante por un sendero oscuro. Al doblar un recodo, tuvieron la primera visión de Hogwarts, tan magnífica como todos decían, con el imponente castillo recortado sobre el horizonte. Entre ellos y su castillo, había un lado donde esperaban botes.

—¡No más de cuatro por bote! —anunció Hagrid.

Alice se apresuró a entrar en uno junto a Theodore, y Malfoy se sentó frente a ellos. Goyle entró también para no dejar solo a Draco, pero Crabbe tuvo que tomar otro bote, dado que no cabía en aquel. Los botes se movieron mediante un hechizo, y los alumnos desembarcaron una vez que hubieron cruzado el lago. Una vez que todos estuvieron en la entrada, Hagrid levantó un gigantesco puño y llamó tres veces a la puerta del castillo.

Una bruja de avanzada edad y aspecto severo abrió la puerta. Su imagen imponía, y no parecía ser recomendable tener problemas con ella. Hagrid la llamó profesora McGonagall, y Alice la recordó porque había leído su nombre en la carta de Hogwarts.

La mujer les guió a una habitación y les comenzó a explicar la Selección, las diferentes casas en las que podían quedar y qué significaba pertenecer a una casa. Alice no mostró demasiado interés, porque todo aquello ya se lo había contado su hermano y sus tíos en numerosas ocasiones. Ella sabía la característica que buscaba cada casa, y en cuál deseaba quedar. Una vez que la profesora McGonagall se fue, los alumnos parecían inquietos por cómo sería la Selección.

—Creo que es una especie de prueba —oyó que decía el Weasley a Harry Potter—.  Fred dice que duele mucho, pero creo que era una broma.

Alice estuvo tentada a soltar una carcajada, al igual que su primo, quien también lo había oído.

Gran parte de los alumnos se asustaron o gritaron también cuando los fantasmas irrumpieron en la habitación discutiendo, y muchos de ellos no se calmaron de nuevo hasta el regreso de la profesora McGonagall, quien les guió hacia el Gran Comedor.

Lo que más sorprendió a Alice fue el techo, que parecía estar abierto, pues un hechizo hacía que el cielo del exterior cubierto de estrellas se viese como si estuviesen realmente al aire libre.

El Sombrero Seleccionador, depositado sobre un taburete, cantó una canción antes de que todo el comedor estallase en aplausos, y a continuación la profesora McGonagall comenzó a leer nombres de una lista.

—¡Abbott, Hannah!

Una niña se sentó en el taburete nerviosa, y poco después, el Sobrero Seleccionador gritó:

—¡HUFFLEPUFF!

Draco Malfoy bufó, puesto que consideraba aquella casa el hogar de quienes no encajaban en ninguna otra.

—¡Black Alice! —llamó la profesora McGonagall.

La chica avanzó sin vacilar y se sentó en el taburete, intercambiando una rápida mirada con su hermano antes de que el Sombrero Seleccionador estuviese sobre su cabeza. El comedor se había quedado sumido en un silencio sepulcral, pues todos habían oído hablar sobre la antigua familia Black y sabían de cuántos de la familia habían sido mortífagos. Era sin duda un apellido temido en la comunidad mágica. Apenas la rozó, el Sombrero Seleccionador gritó:

Los herederos de Voldemort  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora