Voluntarios (Los Juegos del Hambre) [Editando]

Capítulo 85: Cumpleaños

Despierto en el pecho de Peeta, acostada en la cama, durmiendo de la manera más hermosa. Respiro hondo y luego suelto todo el aire. Espero los gritos de Prim para felicitarme por mí cumpleaños, pero no llegan. Tampoco la sonrisa de mi madre, agradeciéndole a la vida que me tiene un año más junto a ella. Espero, pero no llega nada ni nadie. Y no van a aparecer, porque mi madre está en las ruinas del Capitolio, y mi hermana entre las cenizas de la mansión de Snow.

- Feliz cumpleaños, Katniss - Susurro, intentando imitar lo mejor posible a mi madre - Gracias mamá - Me respondo a mí misma con el mismo nivel de voz, intentando armar una conversación de las que tenía con mi madre antes de esa Cosecha que cambió mi vida para siempre.

Entonces me doy cuenta que no tiene sentido lo que estoy haciendo. Dinde quiera que estén mi madre y mi hermana, están bien, no están conmigo, pero se encuentran bien. Entoces, siento como una lagrima recorre mi mejilla, hasta hacer contacto con el pecho de Peeta. Paso mi pulgar sobre ella y la seco. Entonces él despierta, y al ver lo que estoy haciendo me mira atentamente.

- ¿Te gusta lo que ves? - Me pregunta sonriendo de manera divertida, yo solo alzo las cejas y sonrío un poco también.

- Eres horrible, Peeta, no te creas bonito - Le contesto bromeando mientras lo miro con asco.

- Puedo ser horrible, pero aún así haces el amor conmigo - Añade y yo sonrío y niego con la cabeza.

- Eres imposible, Peeta - Añado mientras le me acerco a él y le doy un beso en los labios.

- Podrías besarme un poco más abajo si quieres - Me dice y yo abro la boca y los ojos como dos platos al escuchar lo que acaba de insinuar.

- Podrías ir a tomar una ducha de agua congelada para bajar la calentura - Contesto a su insinuación y me salgo de la cama, para ir a buscar ropa e ir a bañarme.

- Podemos bañarnos juntos, ¿No crees? - Pregunta y yo volteo. Tiene una pequeña sonrisa dibujada en su rostro.

- No, no creo - Respondo - Pareces un depravado sexual, Peeta. ¿Dónde quedó ese chico tierno del que me enamoré? - Pregunto mientras hago un pequeño puchero.

- Ese chico está acostado en la cama, delante de la mujer más hermosa, tierna, fantastica, valiente y simpática de todo Panem - Responde y yo sonrío al escuchar sus palabras - ¿Quieres saber cómo es esa chica? - Asiento - Ella tiene cabello negro, usa una trenza muy particular, su sonrisa es la perdición de cualquier humano en la Tierra, es hermosa en todo sentido. Sabe cazar, usa el arco de la manera más perfecta que existe, sus manos son muy delicadas... - Explica y yo rio ante cada una de las cosas que describe - Pero, ¿Sabes que es lo que más me gusta de esa chica? - Pregunta y yo niego con la cabeza mientras me acerco a él y me siento en la cama, a su lado - Tiene los ojos más hermosos y penetrantes que una persona jamas haya visto. Ese par de ojos grises que son capaces de darle seguridad y felicidad a cualquiera que los vea, es lo que amo de ti. - Añade y yo me lanzo a sus labios para besarlo fuertemente.

- Te amo, Peeta - Le digo y él sonríe mientras me acomoda un mechon de pelo que quedó despeinado, llevándolo detrás de mi oreja.

- Y yo a ti, Katniss - Contesta y yo lo beso nuevamente en los labios, para luego levantarme e ir a buscar la ropa para bañarme.

Tomo una blusa de color verde apagado, unos jeans, y las botas de siempre. «Tengo que comprarme unas nuevas, lo más urgente posible», pienso ni bien recuerdo que no me están entrando. Camino al baño y me desvisto, para luego abrir la ducha y meterme bajo el agua, dejando que relaje cada músculo de mí cuerpo. Termino de bañarme y me seco todo el cuerpo. Me cambio lentamente, con intenciones de que este día no termine, ya que Peeta se encarga de hacerlo especial siempre. Ni bien termino de vestirme, salgo del baño y comienzo a cepillar mi cabello humedo.