R E L I G I O S A.

Magda

Las horas se le hacían interminables en ese lugar y aunque quisiera marcharse no podía, aquel joven autoritario llamado Alonzo les dejó en claro que aunque quisieran abandonar la sala no lo harían.

Después que dio su discurso de bienvenida, separó por género a los jóvenes, una chica fue con los chicos y él se quedaría conversando con las chicas, las madres de los jóvenes se habían marchado, Aurora al ver su madre despedirse de ella la decepción la invadió, poco a poco empezaba a verla con otros ojos y aunque proclamaba dentro de si abandonar ese sentimiento, no podía. Estaba mal que la obligara asistir a un lugar engañada y en contra de su voluntad.

Formando un círculo en medio del salón todos tomaron asiento, Alonzo con su inmaculado traje negro se situó en medio observando a cada joven

—Cambien esas caras señoritas. — habló — Esto aunque a ustedes les parezca un castigo, es más que una salvación. — La chica que estaba junto a Aurora anteriormente río de mala gana, todos la observaron. — Es bueno tener sentido del humor, como te llamas?

Con una posición despreocupada levantó de a poco su mentón — Magda

—¡Mucho gusto Magda! — dijo Cortés, ella le dio una de soslayo y prosiguió observando su manicura. —Magda.. — volvió a llamarla, ella lo vio lanzándole una mirada de pocos amigos.— Empecemos contigo, pequeña Magda

—No me llames así— inquirió — odio los diminutivos.

—De acuerdo, solo platiquemos. Cuéntanos un poco de ti.

—Oh cielos, no hay algo que odie más en la vida que las presentaciones balurdas y sin sentido. — respondió posando una pierna encima de la otra.

—¿Por qué estás tan enojada Magda? Cuéntanos.

Una risa carente de humor brotó de su garganta, observando a Aurora preguntó retóricamente. —¿De dónde ha salido este men? — y nuevamente volvió su vista a Alonzo, quien parecía perder un poco la paciencia pero no lo demostraba, en cambio Magda lo notaba y triunfante lo disfrutaba. — Vale, te explico. — levantándose arrojó su bolso a su asiento y se postró en medio de todas. —¿Alguna de ustedes supo a lo que venía?

Todas incluyendo Aurora negaban, Alonzo cruzado de brazos observaba.

—Bien — prosiguió ella. — Aparte de mi, quien tiene ganas de hablar con un.. — miró de arriba abajo al chico y después volteo — chico sobre sus problemas? – seguían las negaciones por parte del grupo de féminas. Dirigiéndose a él nuevamente habló— Así que corazón, tu patético intento de tratar de esculcar en nosotras ha fracasado. Suerte para la próxima.

Alonzo la tomó de la mano impidiendo que se marchase pero ella en un segundo le respondió con una fuerte cachetada — Me importa un pepino quien seas, que sea la última vez que me toques.

De la misma forma le respondió — Aprenda a respetar a sus mayores.—El lugar quedó en un silencio absoluto, Alonzo había golpeado a una joven, la chica con una mano en su mejilla lo observaba, la rabia la estaba carcomiendo. — Lección uno; o aprendes a respetar o te enseñan a respetar.

Magda agarrando su bolso de forma brusca provocando que le diera a Aurora en el hombro se dirigió a la salida.

—Lo que acaban de presenciar es un acto de rebeldía en su máxima expresión. — prosiguió — y por supuesto, esto está siendo permitido por sus familiares.

—Pero eso que acaba de hacer esta mal — intervino Aurora.

—¿Y lo que hizo la joven estuvo bien para usted señorita?

—La violencia no es la forma de solucionar las cosas — dijo recordando las veces que su madre le levantó la mano

—No es una solución pero es una medida que a veces los padres olvidan aplicarle a los hijos... — acercándose a una distancia prudente llevándose ambas manos detrás de su espalda prosiguió — y que por ende ellos hacen lo que les da la gana.

La reunión se había tornado tensa pero Aurora armándose de valor recogió su bolso para salir de ahí, no sin antes quitar la mano de su hombro de aquel hombre que pretendía retenerla.

—Su forma de aplicar disciplina es humillante. — dicho eso salió de ahí.

El encontrar la salida no se le hizo difícil, cuando salió de ahí su miraba fue hasta donde Magda se hallaba.

Preocupada por cómo salió del lugar decidió acercarse — Hola...

—¿Qué quieres? — preguntó de mala gana sorbiendo su nariz.

—Solo quiero saber si estabas bien... Ya sabes, después de...

—Si, no es necesario mencionar el incidente. — ironizó.

Incomoda decidió no insistir más — Bueno, nos vemos.

Virando sus ojos la llamó — Ven, relajémonos un poco. —

—¿Con que.... — cesó sus palabras al ver a Magda sacar de su bolsillo una cajita de cigarrillos con su encendedor de colores. —No, no, no fumo.

—¿Segura?

—Bueno, una sola vez probé pero yo...

—No se diga más, esto relaja más que a nada. Ven— insistió.

—No, no... Debo ir a casa

—¿A casa?— enarcó una ceja — ¿A ver a la persona que te trajo engañada para acá?

Había olvidado aquel detalle importante, con lo sucedido su mente había decidido abandonar ese tema pero gracias a Magda lo recordó y nuevamente la rabia renació.

–Si, pero eso es algo que hablaremos ella y yo

—¿Duele verdad? — Aurora la miró sin comprender — me refiero a que crees conocer a alguien y pasa esto, es muy decepcionante.

Intentando mitigar el sentimiento de llorar se sentó a su lado — Si, pero también creo que aprendes de esto.

—Si, por eso prefiero estar sola, así evito decepcionarme de las personas — llevó el cilindro a su boca y dando una fuerte calada expulsó.

—¿No vives con tus padres?

—Mis padres murieron hace mucho, solo cuida de mi una señora de avanzada edad que me trata como su servicio de limpieza. — Aurora solo disponía de su presencia para que aquella joven desahogara todo aquello que le atormentaba o al menos era eso lo que le hacía creer, sonrío de victoria cuando le pasó el cigarro y ella correspondió continuando así con su pequeña historia ficticia haciendo que su mente se distrajera para no percatarse de lo que estaba cometiendo

----

Corto pero preciso. 

Siento que hay nuevos lectores y no importa si son de esos que solo leen y ya.

De a poco se empiezan y me gusta que les llame la atención.

Gracias por darle una oportunidad, son un sol 💕

¡Nos leemos pronto!