Mente atormentada

1.2K 98 9
                                    

Muy temprano se había despertado, como la había escuchado la mañana anterior sabía que era la primera en despertarse.

Se hallaba muy concentrada preparando el desayuno cuando Aurora entraba.

—Buenos días. — anunciaba su presencia.

—Hola, buenos días. — respondía sin dejar de preparar lo que hacía.

—¿Necesitas ayuda? — se ofrecía con timidez

Annie le había echado una mirada de reojo.— No, no te preocupes.

—Verás... — intentando encontrar las palabras fue cuando Annie detuvo lo que hacía y le prestaba atención. — quiero disculparme si te he causado alguna molestia con mi padre.

—No para nada, tranquila.

—Anoche los escuché.— Annie haciendo una expresión de asombro se apenaba.— Lo que menos quiero es que tú y mi padre tengan problemas por mi culpa.

—Lamento si dije o hice algo que te haya echo sentir incomoda es que no me gustó que la niña haya agarrado eso.— sinceró

La platica se había vuelto menos incomoda conforme se arreglaba el asunto, Aurora se sentía mas tranquila.

•••

Dos semanas habían transcurrido, Alonzo y Aurora habían creado un vínculo conforme pasaban el tiempo Juntos, Aurora ahora formaba parte de su grupo de Educadores. A pesar de que había decidido cambiar su religión, no dejaba de asistir en ocasiones a la iglesia, fue en ese momento que Alonzo le propuso ser profesora de Catequesis, para aquellos jóvenes que quisiesen tomar su Primera Comunión.

Después de que Alonzo la dejara en su casa una llamada de Esperanza la emocionó, hace varios días que no se veían porque Esperanza estaba ocupada en la realización de un pequeño negocio.

—Dichosos los oídos que te escuchan. — fue lo primero que dijo al contestarle, la sonrisa se fue convirtiendo en mueca al no recibir una respuesta graciosa a como ella acostumbra hacer, sin embargo se escuchaba cómo sonaba su nariz.— ¿Estás bien?

—¿Estás ocupada? — su voz sonaba ronca

—Estoy llegando a casa. ¿Qué tienes, estas llorando?

—¿Podemos vernos? Necesito hablar. — murmuraba lo que producía que Aurora se alarmara un poco

—Claro, claro.— mencionaba nerviosa.— ¿Pero qué pasa? Me pusiste nerviosa.

—Es... Ven a la casa, acá te explico.— y cortó

Como no había pasado mucho rato desde que Alonzo la había dejado, lo llamó.

—Oye...— iba a decirle algo pero al escucharla hablar tan rápido contando lo que había sucedido, sólo dio media vuelta para regresar.— Ya estoy llegando, tranquila. — Al aparcarse y Aurora entrar rápidamente tuvo que decir. —Tranquila si? No pasa nada

—Discúlpame, no puedo evitar preocuparm.

—No te preocupes. Llegaremos pronto.

Unos 10 minutos de camino y ya Alonso se encontraba frente a la casa de Esperanza.

—¿Te espero? – preguntaba.

—No, no te preocupes. Hiciste demasiado. Creo que pasaré la noche acá.

—Bueno está bien, me avisas cualquier

—Gracias. Nos vemos. — en cuanto bajaba del coche se apresuraba a llegar a la puerta, una vez que estuvo dentro con premura fue a la habitación de su amiga encontrándola a ella en posición fetal con su cara roja e hinchada.

R E L I G I O S A.Where stories live. Discover now