Deseos impuros

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A la mañana siguiente luego de haber terminado la segunda clase del día, Aurora caminaba los pasillos para dirigirse a su espacio personal a desayunar, en su camino escuchaba los murmullos de varios grupos de chicas, unas conversando sobre chicos, otras conversando sobre maquillajes y unas muy en particular hablando sobre temas sexuales.

Aquellas pláticas que antes ella ignoraba, ahora empezaban a crecerle cierto interés o mejor dicho curiosidad puesto que nunca había tenido a alguien con quien conversar sobre algunos de esos asuntos.

Con sus 18 años en puerta empezaba a preguntarse la cantidad de cosas que aún desconocía, si su madre se enteraba de las millones de preguntas que pasaban por su mente seguramente la mandaría hacer alguna penitencia, una persona religiosa, creyente de Dios no debe tener en su mente esos deseos impuros

Se repetía mil y mil veces que esto no podía ser posible, que como en tan poco tiempo su mente se llenara de dudas, de preguntas sin respuestas. No era sano.

No podía conversar ese tema con su madre puesto que la alteraría, no podría preguntar a María ya que se sentia incomoda con tal conversación, la única persona que podría aclarar cada una de sus dudas era aquella que conocía todo a su alrededor.

Como su nombre lo indicaba, Esperanza, ella era la única que podría ayudar a calmar esa sensación de saber que es lo que ocurre en los pensamientos de los jóvenes de ahora. O que es lo que necesita conocer.


Sus pasos poco a poco iban descendiendo, haciéndose cada vez más lentos cuando pasaba por los grupos de las chicas para así lograr escuchar un poco de cada tema.


Díganme si no está guapo este chico, me invitó a comer y... — murmuraba una mientras las otras escuchaban atentas con una expresión entre sorprendidas y emocionadas


—Me siento una ceja más diminuta que la otra, esa perra arruino mi cara, es tan... — insultos fuera de lugar, no le agradable en lo absoluto ese lenguaje.


Pasó de largo hasta lograr escuchar un poco de las últimas chicas — Me estaba tocando, yo sentí llegar al climax, fue tan... — apresuró sus pies para salir cuanto antes de ese pasillo



Llegó hasta su espacio personal y soltó todo ese aire comprimido.


—¿Cómo le hacen para hablar de temas así sin pudor? – murmurando se preguntaba.



—En estos tiempos, es algo natural... — una voz detrás de ella respondió su pregunta.



Volteándose encontró a la autora de su respuesta — Esta mal Esperanza, es antinatural, esos son temas de adultos mayores, apenas son unas jóvenes entrando a la adultez, les falta mucho...


—¿Por qué lo piensas tanto? — pregunto sentándose a su lado — o ¿Por qué te afecta tanto? Son sus vidas.


Titubeante y con mil dudas replicó – no, no es eso. Es...


—¿O te frustra la idea de que tú no puedas tener ese tipo de conversación con nadie porque tu religión no te lo permite?


—No, es solo...


—¿Sabes lo que piensan de las chicas como tu?. Mojigatas, Te escandalizas por algo sumamente natural, cuando por dentro te mueres por saber del tema, Aurora solo es sexo.


—¿Sex... — de pronto tartamudeaba


—El internet es una gran herramienta para las grandes dudas que se forman en tu mente, inténtalo

-No lo se.. No estoy preparada para esas cosas.

Soltando un bufido Esperanza se levanta del lugar para dirigirse a su siguiente clase. - Poco a poco la curiosidad te llegará

[...]

El Pastor había concluido la misa con uno de sus más grandes sermones sobre los deseos impuros

No consentirás pensamientos ni deseos impuros

Era lo que había quedado en su mente desde que salió de la iglesia hasta que llegó a su casa. No había casualidad alguna, o era una mera coincidencia que el Pastor decidiera hablar de ese tema, sin duda Aurora se sentía un poco incomoda mientras el terminaba de dar el sermón, tratando de no demostrárselo a su madre se limitaba a quedarse en silencio

En cuanto llegaron a casa Aurora se adentró rápidamente a su habitación.

En cuanto se recostó en su cama para descansar a los pocos segundos su madre toca antes de entrar. —Aurora

Recostándose en su cama para observarla habló — Dime madre.


—Estuviste muy callada en la iglesia, y en el camino, dime que te sucede.


Volviendo a tirar su cuerpo en su cama debatiendo si debía contarle o no, soltó un bufido para luego responder — Nada madre, estoy agotada, el instituto me tiene agotada mentalmente.


—Ya se acerca el fin de semana pequeña, así podrás descansar e iremos a nuestro recorrido de todos los domingos, eso te hará sentir bien.

—Si madre, tienes razón. Voy a descansar


—Descansa hija, buenas noches.


Despojándose de toda su ropa y colocándose su cómoda pijama se adentró en sus sabanas para caer en los brazos de Morfeo pero por si fuera poco unos cuantos timbrazos de su celular capturaron su atención

Manuel: ¿Dormida?

Pensó en si contestarle o no pero al final terminó cediendo.

Aurora: Estoy a punto de dormir

Manuel: Oye... Es muy inapropiado invitarte a charlar conmigo un rato?

Aurora: Estamos charlando

Manuel: Lo decía para vernos

Releyendo el mensaje varías sin creer su proposición respondió.

Aurora: Es tarde.

Manuel: No iremos tan lejos. Estaremos arriba de mi casa

Aurora: No creo que entiendas, mi madre no estaría de acuerdo en que salga tan tarde a verme con un muchacho

Manuel: ¿Se lo dirías?.

Aurora: No oculto cosas a mi madre

Manuel: De acuerdo. Hasta Mañana entonces, descansa ;)

Al terminar de hablarle tuvo la necesidad de levantarse de su cama y arrodillarse, necesitaba confesarse ante Dios.

Dios mío, no sé que me está pasando, estoy tentada de cosas impuras, he sido una buena persona, quítame estos pensamientos aberrantes de mi mente, no permitas que caiga en tentaciones, yo sé Señor que mi curiosidad es grande pero mi voluntad debe ser enorme.

Después de haber finalizado se recostó nuevamente en su cama para darle descanso a sus pensamientos.

R E L I G I O S A.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora