Pia

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Luego de hacer todas sus diligencias se encontraba en compañía de su hermano estacionado frente a la casa de su amada.

─¿Que se supone que haremos aquí? ─ preguntó su hermano con tono de fastidio.

─Esperar... ─ dijo con la mirada fija a la entrada.

─Como si no tuviera más nada que hacer. ─bufó

─Querías acompañarme No? Te callas y observas.

Mientras se encontraban en un debate no se percataban de que la pequeña del núcleo familiar estaba saliendo de casa.

Diego chistó a su hermano y tomandolo de la barbilla hizo que viera hasta donde estaba la joven.

─Es la hermana. ─ dijo en cuanto esté le pregunto.

─ ¿Qué esperas? Ve hablarle.

─Si me ve lo que puede pensar es que la secuestraré. Deberías ir tu.

─¡Eh... No! Sólo estoy de vigilante. En mi contrato no está estipulado que deba hablar con alguien.

─¿Qué contrato idiota? ─ exclamó dándole un pequeño golpe a su cabeza.

─¡Ve tu!

Soltando todo aire de frustración asintió, debía apresurarse, Pía estaba saliendo con mucha premura.

─Hey, hey... ─ llamaba acercándose a paso rápido, la joven volteó a verlo mostrando una mirada entre confusión y miedo, aún así no se detenía, más bien aceleraba. ─ ¡Rayos, creo que la he asustado! ─ pensó en voz alta, volteó a ver a su coche donde se encontraba su hermano, este lo miraba negando con la cabeza mientras se tapaba la cara con la mano, haciéndole señas le indicaba que la siguiera. ─¡No te espantes! Soy Manuel...

Pía recordaba ese nombre, se detuvo y lo observo.─ Oh cierto... Eres el chico al que mi padre golpeó en el hospital

─Así es... Disculpa si te he asustado.

─Un poco... Así que... Tu eres Manuel. ─ le sonrió mirándolo de arriba abajo con su mano en la barbilla.

─Que bueno que te hayan comentado de mi.

─No, en realidad no. Sólo deduje. ¿Vienes a ver a mi hermana?

─En realidad, esperaba encontrarte.

─¿En serio? ─ mostrando todos sus dientes ambos se sentaron en el asfaltado a conversar.

─¿Cómo está ella? ─ se sentía ansioso por no estar cerca suyo

─Lo único que ha echo es llorar.─ dijo con una mueca en su rostro.

Eso le disgustó. ─¿Se encuentra sola? Quisiera verla.

─Papá y mamá han salido, se encuentra con su amiga y las bebés.


─Probablemente un poco de compañía le haga bien.

─Entonces sube, ya sabes... a verla

─Ella... ─ tragó saliva.─ Me ha pedido que me aleje.

─¿Y lo piensas hacer?

─Estoy confundido, no se que habrá conversado con su padre, ya no era la misma cuando la vi.

─Si te doy un consejo, ¿crees tomarlo?

Manuel se quedó pensando unos segundos.

─¡Deberías escuchar! ─ su hermano se acercó a la conversación.

Una risa carente de humor brotó de su garganta. ─ ¿Ustedes pretenden darme consejos de amor, cuando aún les falta como mínimo 10 años?

─Por algo estas con tu hermano.─ dijo Pía─ ¿hermano, no?

Diego asintió.─ y por algo estas sentado en la calle con la hermana de Aurora.


─¡Okey! Esto es muy extraño. Muy bien, perfecto. ─ en cuanto se levantó de la acera los otros dos lo imitaron. ─ no tengo más nada que hacer aquí.


─Escuchame. Podré ser menor y no entender muchas cosas, pero yo se lo que sucede con mi hermana, hemos compartido tanto que se como es... Te voy ayudar.


Diego y Manuel intercambiaron miradas.─ ¿En qué, precisamente?

─Mi hermana odia que yo me meta en sus cosas y ande escuchando conversaciones que no debo, pero es inevitable, con ella aprendo todos los días algo nuevo. Cuando papá te golpeó supuse que eras alguien importante en la vida de Aurora, he investigué... parte de su pasado.

─Alto, alto... ─ detuvo su charla.─ muy bueno tu discurso Pía, pero el pasado donde debe estar, en el pasado. No creo que...


─¡Silencio! ─ interrumpió.─  Todo lo que le está pasando es debido al pasado, el cual, tu formas parte no es asi?

─Si, pero eso que....

─Correcto. Entonces, si dices querer a mi hermana no puedes abandonarla en su peor momento.

─No la estoy abandonando.─ replicó

─Ella te lo pidió, pero en el fondo es todo lo contrario. Sólo tiene miedo e inseguridades.

─¿Estamos hablando de la misma Aurora? Ella No es asi.

─Si es asi. Por ahora no te puedo decir el motivo por el cual ella ha pedido que te alejes. Con razón no lo entendía, pero ahora he juntado el rompecabezas y lo descifre. ¡Yes!─ dio un mini baile felicitandose por sus dotes de FBI.─ en fin. Lucha, si amas, lucha.

─Me cae bien la enana. Es muy inteligente. ─ comentó Diego.

Pía arqueando una ceja dio una mirada de pocos amigos.

─De acuerdo. Tomaré tu palabra. ─ dijo Manuel después de haberse quedado callado unos minutos. ─ Necesitaré tu ayuda en ciertas cosas, saldré del país por unos días y no quiero que Aurora piense que la estoy abandonando.

─De acuerdo.─ estrecharon sus manos dejando puntos claros.─ Ahora, si me disculpan voy a mis clases.

─Te llevo.─ ofreció Manuel.

─No creo que sea prudente que los vecinos me vean montandome a un coche con dos varones.

─Bien, Pía. Bien.─ aplaudía Diego.

Nuevamente Pía lo vio remirando sus ojos y se marchó.

─¿Qué te traes? ─ Dio un codazo a Diego para luego volver al coche.

─¡Oye!─ quejó. ─ Sólo digo que es muy lista la enana.

─Claro. ─ una vez ambos adentro este encendía su coche. ─ vamos a casa.

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R E L I G I O S A.Where stories live. Discover now