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Una discusión se llevaba a cabo en la habitación, Sebastián estaba rehusado a que su hija se fuera sola a su departamento.

─Estará Manuel... ─mencionó por quinta vez en tono cansino.

─No me convence. ─ cruzado de brazos caminó de un lado a otro.─ te irás a la casa.

─¿Si sabes que ya no soy una niña verdad?

─¿Si sabes que mientras este viejo este vivo querré lo mejor para ti y te seguiré viendo como mi chiquita?

Calidez llenó su pecho.─ Papá...

─No se diga más. Además, si tanto te quiere Manuel que vaya a visitarte a la casa y listo.

Una risa carente de humor brotó de su garganta.─ ¡Eso es demasiado! Puedes aplicar ese método con Pía cuando tenga su primer novio pero...

─No quiero réplicas. ─sentenció.─ Pía tampoco tendrá novio.

Aurora virando sus ojos negaba mientras le sonreía.

─Lo que digo es en serio hija, por ahora, necesitas estar rodeada de tu familia.─ aquella seriedad le había provocado un pequeño escalofríos.

─¿Qué ocurre?

─Aurora...

─Quiero la verdad papá, por favor...

Su padre había decidido contarle lo que había pasado durante sus estudios, aquella información le había causado gran impacto, no se imaginaba la gravedad del asunto, por dentro su alma lloraba y quería gritar a los cuatro vientos aquello que la acongojaba, por fuera se mostraba como si nada pasaba, reprimia sus emociones delante de las personas, desde la última vez que estuvo en un hospital se había vuelto una persona con muchas cosas que guardar y aunque lograba aparentar, por dentro se encontraba muerta.

Después de aquella conversación Aurora le había pedido a su padre que fuera a su casa a buscarle algo de ropa para su pronta salida.

Manuel había entrado a la habitación, el semblante no era el mismo a como la había dejado, en su mirada la tristeza se notaba.

─¿Estas bien? ─ Pero ella no respondia, acercándose aún más tomó su mano para apartarla un poco.─ Bonita...

─No...─ dijo neutra apartando su mano de la de el. ─ Tu bonita murió hace 6 años.

─Aurora... ¿Qué pasa?

─Pasan muchas cosas Manuel.

─¿Quieres explicarme?

─Debes alejarte de mi. ─ aquella oración había producido que ambos corazones latieran de forma rápida.

Manuel se encontraba confundido, intentaba agarrar su mano pero ella se lo impedía.─¿Qué pasa Aurora? Explícame

─Lo siento tanto... ─ no podía verlo directamente a los ojos, su visión quedaba fija en la puerta, en su mente repetía no debes llorar pero le era imposible, pequeñas lágrimas descendían por su mejilla.

─Quieres hacerme daño ¿no es así? ─ no respondia.─ no me importa, me lo merezco, merezco todo, pero no me pidas que me aleje de ti, jamás lo haré.

─Debes hacerlo... no soy buena para ti.

─¿Qué no lo eres? ─ exclamó.─ aquí el que no se siente suficiente soy yo, no tu, ante mis ojos eres perfecta.

Sus palabras calaban, las lágrimas aún descendían, como explicarle al amor de tu vida que jamás podrán procrear una familia, aquella bestia habia dañado uno de sus sueños, su mente no lo asimilaba.

─Mereces una buena mujer, que te todo lo que yo no podré. ─ se autolastimaba, imaginarlo a el con otra era una de las cosas más difíciles.

─Tu me das todo. Aurora por favor...

─Vete. ─ armada de valor lo vio a los ojos, limpiando sus mejillas sorbió su nariz.─ Lo siento...

─Dime la verdad.

─Te la estoy diciendo.

─No, esa es una vil mentira, dime la verdad. Quiero la verdad.─ exclamó.

─Manuel, no hagas esto más difícil.

─¡NO! Aurora me rehuso a perderte por segunda vez, te perdí una vez, no lo pienso hacer de nuevo. ─ la tomó por sus mejillas para hablarle muy cerca, Manuel hacía lo imposible por no llorar pero su voz temblorosa lo delataba ─ No te quiero perder, no me pidas esto, te amo, te amo, Aurora... te amo.

─¡Vete por favor! ─ soltandose de su agarre escondía su cara en su almohada para gritar su frustración.

El entendió, por mucho que la amaba no quería mirarla sufrir, ya la había lastimado demasiado, con el corazón latiendo fuertemente y sus manos temblorosas abandonó la habitación.

El azote de la puerta la hizo espabilar, buscando consuelo en su almohada murmuró. ─ también te amo Manuel...

••••

Ya ubicada en su antigua habitación se recostó, le había pedido a su padre que no la molestaran y así fue, hasta que llegó su hermana.

─Hola...─  asomaba su cabeza por la puerta, Aurora se encontraba limpiando su rostro. ─ así te limpies igual notaré que has llorado.

─Si, se me olvidaba que eres excelente en los detalles. ─ burlaba sorbiendo su nariz.

─¿Estas bien?

─Si, digamos que si.

─¿Segura? Es que... he escuchado a papá comentandole a mamá lo que te había pasado. ─ dijo tímida acomodando su cabello detrás de su oreja.

─Deberías dejar de escuchar conversaciones adultas. ─ aconsejó.

─Ehmm.. No, pero gracias por el Consejo. Entonces dime, te escucho

─Preferiría por ahora, no hablar del asunto.

─Oye, olvidé mencionarte. ─ exclamó.─ cuando fuimos a verte papá se acercó a un chico y lo ha golpeado.

─¿En serio, por que lo hizo?

─No lo sé, eso me ha impresionado bastante. Tu amigo Gustavo estaba con el.

─Era Manuel seguramente.

─¡Si! Así se llamaba ¿Sabes algo de eso?

─Me estoy enterando es por ti hermana.

─¿Me contarás? ─ insistió, refiriéndose al tema principal

─Pía. ─ respiraba profundo. ─ en estos momentos no me siento con ánimos de hablar. Si quieres en otro momento, ¿está bien? Por ahora quiero estar sola.

Resignada asintió, cuando estaba a punto de salir volteó a verla. ─ Tranquila si? Yo se que tendrás muchos hijos.

Tragó fuerte, el nudo en su garganta se hizo mayor, las lágrimas nuevamente descendían.

No había pasado un día y ya lo extrañaba, se preguntaba que estaba haciendo y si la dejara ir como la primera vez.

•••••

─Señor. ─ tocaban a su puerta para luego entrar. ─ ha pasado todo el día encerrado.

─Pedí que no me interrumpieran Marina, a menos que sea sobre el asunto que te he encargado.

─Sobre eso quiero platicarle.

─Entra. ─ rápidamente ella lo hizo con documentos en mano, los puso a su lado para luego volver a retirarse.

Dejando a un lado su teléfono donde observaba fotos de su amada su atención fue hacía los documentos.

Observó, leyó, utilizó su computador para mirar varias direcciones y ubicaciones hasta que después de una extensa búsqueda, logró su cometido.

─Te tengo.

R E L I G I O S A.Where stories live. Discover now