Segunda parte; Capitulo I. Aurora

1.1K 78 8
                                    

Seis años después

—Si, ya estoy preparando todo para salir. —le decía por quinta vez a mi padre para que calmara sus ansias de verme.

Nuevamente volvía a mi casa, después de un mes y medio de ausencia era momento de volver.

Alonzo, como regalo de aniversario me había echo esta sorpresa, era necesaria para salir del hueco depresivo en el que andaba luego de la muerte de mi madre.

Ya me estaba sintiendo mejor, después de colgarle a mi padre, otra llamada me entraba.

—¿Ya saliste? — era Esperanza.

—No, el vuelo sale dentro de dos horas. No creo llegar a tiempo.

Tienes que llegar a tiem...— de pronto se callaba para luego quejarse, una contracción estaba teniendo, después de dar varios respiro agitados se escuchaba de fondo como le reclamaba a su señor esposo. — ¡Te odio en estos momentos, tú eres el que debería tener estos dolores!

—Aurora...— era Gustavo quien hablaba. — debo colgar, ya estamos en la fase en que yo soy culpable de todo y no es bonito que lo oigas.

Intentando aguantar la risa le dije. — He escuchado cosas peores, pero al llegar al Aeropuerto estaré enseguida por allá.

—Esta bien, nos vemos más tarde.

—¿Todo bien? — Alonzo entraba a la habitación con su maleta ya lista.

—Era Esperanza, ya está teniendo contracciones.

—Nos lo perderemos.

—Así parece. — dije haciendo una mueca. — ¿Ya tú estás listo?

—Si mi amor y tu?

—Listísima.

—Que bueno, ven un momento.— me dijo acercándonos a la terraza de nuestra habitación, esta daba vista a la playa. — ¿Disfrutaste este viaje?

—Si. Lo necesitaba. Gracias por esto.

—Lo que sea por verte contenta. — mencionaba después de darme un beso en la frente y abrazarme.

Había pasado tanto tiempo que no le daba un descanso a mi mente.

Fue hace 6 meses que mi madre dejó este mundo y aún así no lo asimilaba, en mi momento de inmadurez me he reprochado de no haber disfrutado lo necesario con ella, pero Dios había decidido que era momento de marcharse, que debía descansar, y aunque es algo que no comprendo ni comprenderé tuve que resignarme a su petición.

Me reconfortaba saber que en casa hay personas que me esperan y esos son mi padre y mi hermana, quien lo diría.

—Es momento de irnos. — dijo después de apachurrarme para luego soltarme.

—Vamos. — mencioné después de soltar un suspiro.

••••

—¡Hasta que por fin llegas! — Exclamaba mi escandalosa amiga cuando me vio entrar a la habitación.

—Tenía que hacer una parada rápida para cambiarme, no puedo recibir a mis sobrinas oliendo mal. — le dije.— ¿Dónde están? — pregunté emocionada por verlas.

R E L I G I O S A.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora