R E L I G I O S A.

Sebastian

Un mes habia pasado desde la ultima vez que tuvo aquella conversacion con Esperanza,  aquello sin percatarse le había afectado.

Las escenas con Manuel y sus repentinos cambios de humor se hicieron repetitivos logrando en ella una total inestabilidad emocional en la cual discutían, estaban bien, consumían juntos y sucesivamente. Volviéndose ambos una relación tóxica

Su madre lloraba y rezaba todas las noches porque ella regresara a casa con bien puesto que se le había escapado de las manos. Ya no tenía control en ella

Las escapadas con Magda se volvieron repetitivas

Hasta que Aurora tocó fondo.

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El azote de la puerta principal había logrado que Belen se levantara de su siesta, acercándose a su ventana divisaba a su hija con un muchacho poniéndose muy cariñosos, al ver tal escena no pudo evitar molestarse, saliendo rápidamente de su habitación se encaminaba hacia la salida

—¡Aurora! — gritaba pero esta no escuchaba, estaba muy lejos.

Al acercarse se había percatado de que aquel joven era el hijo de su muy querida amiga.

Tomando del hombro a su hija con una cachetada le fue arrebatada el cilindro de la boca. —¿Qué crees que haces? —Aurora tocaba su mejilla para aligerar la hinchazón que el golpe había provocado. — A casa. Ahora mismo.

Soltándose de su agarre le gritaba — ¡No! Déjame en paz.

—Aurora ya fue suficiente. Ya basta de pelear conmigo — pedía molesta pero no fue suficiente, Aurora tomaba la mano de Manuel para marcharse de ahí, en cuanto Belen vio aquellas intenciones se fue abalanzando sobre el muchacho dándole golpes en el pecho —¡Eres un maldito! Aléjate de mi hija —era la primera grosería que salía de su boca, su molesta era notoria y no le importa en lo absoluto demostrarla.

Manuel esquivaba los golpes tratando de calmarla pero fue imposible, una persona ajena a ellos fue quien había logrado quitarle a Belen de encima

Aurora miraba a su madre perder los estribos, sintió miedo por un instante para luego actuar como si nada y ambos corriendo se marcharon del lugar.

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Eran las 3:00am cuando el teléfono de Sebastián sonaba, lo ignoraba puesto que estaba muy agotado como para atender, su esposa molesta por el sonido de este decidió responder a quien llamaba con tanta urgencia.

Miraba la pantalla y al ver el nombre se extraño, removiéndolo y llamándolo pedía que contestara.

—Es Belen. — dijo, haciendo que Sebastián se espabilara dejando atrás el sueño

Al momento en que contestaba solo escuchaba sollozos por lo que su piel se erizó— Se... Sebastián... Disculpa la hora

—¿Qué ha pasado Belen? — preguntaba angustiado.

—Es Aurora... Ne... Necesito tu ayuda— pidió llorando. — ven por favor. — y corto.

Tragando saliva Sebastián saltó de la cama y buscó alguna prenda.

—¿Qué, que pasa? — pedía explicación su señora.

—No lo sé. Me ha llamado llorando, algo le pasó a Aurora. — contestaba rápido mientras se ponía la ropa. — debo ir.