Llena de vida

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Su padre había abandonado la habitación, Gustavo y Esperanza se habían marchado, tenían que atender a sus hijas.

Al entrar ella se encontraba mirando hacia el techo, me dio una mirada para luego mirar arriba.

─Hola... ─ dije acercándome a la cama, no me había fijado que sus ojos estaban cristalizados, de un momento a otro soltó el llanto, me alarmé.─ ¿Qué pasó, te duele algo?

─Estas aquí... ─ sollozó. ─ pensé que otra vez se repetiría lo mismo de hace años, pero... sigues aquí. ─ sorbiendo su nariz intentaba con su mano llegar a la mia, la acerqué.

En ese momento la sensacion fue una de las mejores que pude experimentar, sin embargo, la culpa queria arrebatarme tal sentimiento.

Observaba los detalles que aquella bestia había dejado marcado en ella mientras acariciaba su cabello,  su labio inferior estaba hinchado y roto, la nariz tenía varios rasguños y en su cuello la marca de sus dedos quedaron plasmadas, sin embargo Aurora me miraba con fascinación. 

Tenía demasiada ira y dolor, sólo así este sentimiento se podría ir teniendo al culpable a mi merced.

─¿Qué ocurre? ─ preguntó al notar en mi rostro la frustración.

─No puedo evitar pensar lo que hubiese pasado si...

─¿Cómo supiste? ─ tenía mucha curiosidad

─Habíamos quedado en algo tu y yo, al ver que no aparecías, me pareció extraño, no sueles desaparecer así.

─De no ser por ti, yo...

─No por favor, no digas nada. ─interrumpí.─ yo no impedí nada, de haberlo echo no estaríamos en este hospital, al contrario hubiese sido él el que estuviera en tu lugar.

─De igual forma Manuel. ─  no dejaba de verme.

─Me duele, me duele en el alma verte así

─Deja de atormentarte.

─ Pudo acabar con tu vida en un instante, justo como yo lo iba hacer en aquel momento.

─Manuel... Aquello es pasado. Éramos unos tontos adolescentes enamorados─ la forma en Como tomaba la situación me abrumaba un poco, para poder superar aquellas imágenes de Aurora muriendo en mis brazos tuve que acudir a no se cuantas terapias, y ahora ella aquí luciendo tan fuerte y capaz después de lo sucedido me hace ver lo cobarde que soy. ─ Manuel.

─ Perdóname, no supe y creo que no sabré valorar la clase de persona que eres. 

─¿Te arrepientes de haber vuelto?

─¿Arrepentirme? Jamás. ─ los demonios internos son los que están luchando en estos momentos.

─Tu regreso no lo esperaba, pero en algún punto lo anhelaba.

Aquellas palabras necesarias habian ocasionado que los ecos de mi cabeza se silenciaran por un momento, sonreí, eso que para algunos es insignificante para mi se había vuelto la chispa de energía que necesitaba. ─Dios, eres maravillosa. ¿Lo sabías?─ el brillo de sus ojos me quemaban en buena manera, nuevamente me regaló una sonrisa.─ No sabes lo difícil que fue superar aquella imagen tuya por el efecto de las drogas... ─ confesé.─ Verte así es... Disculpame que este algo aturdido, así como no es fácil para ti, tampoco lo es para mi.

─Espanta a ese demonio interno que te atormenta.

─No es tan sencillo. Pero te prometo que lo intentaré. Pero de algo estoy seguro, no me cansaré hasta encontrarlo. ─sentencié

─Déjalo así.

─No me pidas eso. ─suplique. ─ pideme lo que quieras pero eso no. Esto no quedará impune.

─No te vayas. ─ pidió.

Con una sonrisa temblante le dije.─ No me iré, ya no.

─Espero no interrumpir.  ─ di la mirada a la puerta cuando vi a su padre, sin embargo no me aleje de ella.

─Papá, El es...

─Ya nos presentamos. ─ interrumpió.

Sentí su incomodidad aun así no pidió que me alejara 

─Que bueno que por fin se conocen. ─ mencionó para tratar de aligerar el ambiente incómodo.

─Me hubiera gustado conocerlo en el momento que lo ameritaba.─ respondió.

─Bueno papá...

─Aurora... ─ sonrió mientras negaba con su cabeza. ─ No es el momento. Acabo de hablar con el doctor y mañana en la mañana podrás volver a casa.

─¿Casa? ─ respiraba agitadamente, tome su mano para que aquello que atormentara su mente la dejara en paz.

─Yo estaré contigo. ─ ofrecí, ella me sonrió.

Su padre dio un leve carraspeo.

─Me gustaría hablar con mi hija a solas. ¿Se puede?

Mire a su padre y luego a ella, me quedé tranquilo cuando me dio un asentimiento de cabeza, ellos necesitaban charlar.

─No hay problema. Regreso en un rato.



Al salir de la habitación fui en búsqueda del doctor de guardia para que me diera detalles de la recuperación de Aurora, ya que con su padre no iba a conseguirlo

─Disculpe Doctor...─ detuve su paso cuando nos cruzamos por el pasillo.

─Dígame. ─ no llevaba prisa, por lo que me tomé mi momento para hablar con calma y aquietar dudas.

─Soy... ─Me quedé pensando.

─El prometido de la Srita Santé ¿no?

Mejor no lo pudo haber dicho.

─Exacto. Su padre ha dado la noticia de que mañana regresará a casa. ¿Estuvo todo bien sus estudios?

─Si, por suerte pudimos contrarrestar el sangrado vaginal que tenía.

─¿Disculpe?

─Hicimos una pequeña operación por desprendimiento de útero, la forma brusca de la acción produjo eso.─ apretaba mis puños para calmar mi rabia. ─ necesitará un reposo de un mes como máximo, nada de relaciones sexuales.

─Eso es lo de menos.─ indiqué.─ ¿Eso no afectará otras cosas no?

─Expliquese por favor.

─Me refiero... Cuando quiera tener hijos.─ trague saliva.

─Oh.. Lo que presentó fue algo de riesgo, pero estoy seguro que con el reposo, los tratamientos a los que se someterá le ayudarán más adelante.

Más adelante

─Gracias doctor.

─Debo decir... Que es una guerrera, pasar por una situación así deja una herida incurable, y sin embargo, ella se encuentra llena de vida.

─Tiene toda la razón. Muchas gracias por todo Doctor

Eran noticias, tanto buenas como malas, sin embargo habían soluciones, soluciones que yo personalmente me encargaría.

Pero en este momento sólo tenía una cosa en mente, sería la primera promesa que le hice y la última a la cual no acataré.

Esto no se iba a quedar así.



•••••

¡Sorryyy!!

Febrero fue el mes donde mi imaginación cogió maletas y se largó.

Cada vez que escribo un capítulo lo hago con pesar porque ya se acerca el final. Esta vez trataré (promesa número 50) de actualizar seguido.

Paciencia, gracias por leer♡♡♡






R E L I G I O S A.Where stories live. Discover now