Ávila

620 50 1
                                    

Cerca del Ávila se encontraban, el lugar era poco concurrido por policías. Turistas y habitantes mencionaban que el lugar era un punto especial para escenarios tanto paranormal como delictivos.

─¡Despierta!  ─ le grito luego de echarle un balde de agua helada.

Sacudiendose por el frío intentaba ver la cara de quien lo tenía retenido.

─¿Qué tal la siesta?

─Manuel...

─¿Qué tal? ─ mostraba una sonrisa.

Alonzo lanzó una risotada.─ No me digas... ¿vienes a cobrar venganza? No pensé que sería tan pronto.

─Jamás imaginé la gravedad de tu enfermedad.

─¿Enfermedad? Para nada, un hombre como yo no puede quedar en ridículo como ustedes lo tenían planeado.

─¿Y por eso decidiste maltratar a la mujer que supuestamente amabas?

─Ahora que lo preguntas ¿Como está mi mujer? Por que después de lo sucedido dudo que se deje tocar por ti. ─ Manuel le había dado un puñetazo, Alonzo no quitaba la burla de su rostro.─ Di en el clavo no?

─Burlate todo lo que quieras, de esta no saldrás tan fácil. ─ amenazaba.

─Piensa bien las cosas Manuel. ─ advertía. ─ no vaya a ser que este majestuoso plan te salga mal.

─No planeo matarte Alonzo, no pienso ensuciar mis manos con tu asquerosa sangre.

─Estamos lejos de nuestra jurisdicción, por supuesto que no te conviene.

─¿Me crees tan imbécil como para no saberlo? Si mi sed de venganza fuera mayor a la tuya, puedo asegurarte, hijo de puta, que en estos momentos te estuviera enterrando vivo. ─ lo tenía agarrado por la camisa, la ira lo estaba dominando, dio un empujón dejándolo en el suelo.─ pero tienes hagallas, haces esto más interesante. En vez de suplicar sólo te muestras capaz de defenderte.

─¿Esperabas que implorara para que no me hicieras daño? ¡Hazlo, cobarde!  Te reto.

Con mucho placer luego de hacer sonar sus nudillos quedó a su altura. ─ Hagamos esto más interesante. ─ de su bolsillo una navaja sacó para quitarle las ataduras.

Alonzo después de terminar de desamarrarse desabotonó su camisa para estar más cómodo durante la pelea que se avecinaba, Manuel estaba sumido por la ira, verlo lucir tan espeluznantemente sereno le hacía aumentar la adrenalina, era inevitable no mirar su rostro e imaginar la satisfacción que el tuvo mientras maltrataba a su amada.

La plática había pasado a un segundo plano,  Alonzo habia dado los primeros golpes, Manuel con suerte esquivaba para luego contraatacar.

─Debiste verla. ─ mencionaba Alonzo después de escupir la sangre en su boca. ─ la hice mia tantas veces que jamás lo olvidará.

Lo estaba provocando y el fácilmente caia.

Alonzo y Manuel eran tan diferentes

Manuel venía de los bajos mundos, presenciando peleas y siendo parte de ellas, en algunas victoriosos pero en otras totalmente lo opuesto, aún así sabía que todo venía bajo provocaciones y que por ningún motivo dejaría que está pelea pasara a mayores, no era parte del plan, sólo era un advertencia.

Alonzo a pesar de no tener habilidades se defendia, las únicas veces que fue parte de una pelea callejera fue en su adolescencia cuando unos jóvenes le habían robado sus ahorros, aquellos en los cuales se había esforzado tanto para regalarle a su primera novia un detalle decente y merecedor, aún así, no le fue suficiente y desde esa etapa dentro de sí un joven resentido nacía, de ahí el no tener el mínimo de compasión por su sexo opuesto, creía haber dejado atrás dichos sentimientos cuando Aurora le fue correspondido, pero nuevamente su teoría estaba siendo confirmada, las mujeres solo servian para maltratarlas y manipularlas.

Un golpe que no esperaba lo había dejado sin aliento, quería detener la pelea pero quedaría como un cobarde ante su rival.

Mientras trataba de tomar aire en su bolsillo tenía guardado un pequeño kit de herramientas portátil, era el momento de tomarlo.

Manuel sin saber lo que esperaba, antes de cantar victoria Alonzo se había lanzado sobre el, sus reflejos fueron más rápidos que los movimientos de su atacante, con un movimiento rápido arrebató el artefacto de su mano para luego darle con el puño cerrado en la tráquea dejándolo totalmente ido, aprovechando el momento se levantó y dio otro golpe a su pomulo, dejándolo totalmente derrotado.

Alonzo yacia en el piso sin embargo Manuel con patadas seguía tratando de mitigar la ira.

─Ya Manuel, está insconciente. ─ dijo Gonzalo

─No... es... suficiente. ─ seguía dando patadas

─¡Ya! ─ lo detuvo tomandolo por el pecho.─ es suficiente. ¿Que crees que pasará ahora?

─Pasará que el volvera a casa, y ahí terminaremos con esto.

Eran las cinco de la mañana, debían marcharse.

Gonzalo volteó a ver donde estaba Alonzo para luego llevarse cualquier rastro que pudiese inculparlos a ambos.

─Sigue inconsciente. Vayamonos.

••••

Poco a poco Alonzo despertaba, lo último que recordaba era la pelea que tenía con Manuel, al ver a su alrededor no reconocía el lugar en el que se hallaba.

─Has despertado.  ¿Cómo te encuentras? ─ buscando la voz femenina miraba a la izquierda, Magda con un botiquín de primeros auxilios se aproximaba.

─¿Dónde estoy?

─En mi apartamento.

─¿Cómo llegue acá?

─Dale gracias a tu Dios que no te han matado, me enviaste un mensaje que venías llegando, luego no respondiste y 4 horas más tarde me dijiste que estabas en uno de los lugares más peligrosos de Caracas siendo perseguido por unos vándalos.

─Que astuto. ─ burlaba mientras se quejaba por las lastimaduras que tenía.

─¿Quién?

En ese momento se debatía entre involucrarla en el asunto o no.

─Nadie. Creo que pospondre mi partida unas cuantas semanas, ¿crees darme alojamiento acá hasta que me recupere totalmente?

─Encantada mi amor. Quédate todo el tiempo que necesites.

─Gracias...

─Bien. Ahora, déjame curarte.





R E L I G I O S A.Where stories live. Discover now