Palabras

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La casa ya estaba agarrando el estilo que los compradores habían pedido, Aurora se sentía orgullosa de lo que había logrado y aunque hubiese querido tardar un poco más, no podía, los dueños querían ocuparla cuanto antes, se encontraba en la entrada de esta observándola sin percatarse que desde la otra calle la observaban.

—Ve a saludarla.— le decía Diego

—Todavía no.— curveaba una sonrisa

—Entonces cuando?

—Pronto. No es el momento ahora.— de su abrigo buscaba algo. — ve tu, y entrégale esto, de tu parte por supuesto.

—¿De cuanto estamos hablando esta vez? — sonreía de oreja a oreja

—Deja de chantajearme. Soy tu hermano mayor.— dijo serio.

—Entonces le diré que este regalo es de tu parte

— Ni se te..

—Y que estás acá en la casa

—Diego...— se estaba molestando

—La lista es larga hermanito. — decía con burla.

Con un bufido sacaba de su pantalón un billete de mayor denominación para entregárselo. — Toma y ve rápido

—Un placer hacer negocios contigo.

Con rapidez se llegaba a donde ella estaba

—Aurora.— llamaba entusiasmado.

—Diego. ¿Acaso me miras por tu ventana esperando a que llegue? — preguntaba sonreída.

—Emm.. Algo así.— murmuraba. — te he traído un regalo, por... Ya sabes, haberme dejado ser parte de este proyecto.— se auto felicitaba mentalmente por sus palabras,m.

—Oh gracias, no debiste... —  dijo encantada luego de que Diego se lo diera.

—Un presente. Entonces, entramos para ver los últimos retoques?

—Me parece genial. — estaba tan contenta que no tenía la más mínima intención de disimularlo.

••••

—Oficialmente.... ¡La casa está lista! — dijo emocionada, estaba sola, Diego se había marchado luego que terminó de hacer los últimos retoques, solo quedaba la limpieza del piso, cosa que ella había decido hacer sola. Miraba con satisfacción todo el interior, apoyada en su escoba soltaba un suspiro. — Ojalá estuvieras aquí para que vieras cómo tú casa quedó de moderna.

Al momento su teléfono comenzaba a sonar.

De fondo los llantos de unos bebes  no la dejaban escuchar, supo de inmediato de quién se trataba. — ¿Qué estás haciendo? — se le oía alterada.

—Terminando la limpieza de la casa, la entrego mañana.

—Por favor ven, necesito ayuda. — suplicaba.

—No te preocupes, ya salgo para allá.

•••

—Me voy a volver loca. — susurraba lanzándose a su sillón agotada.

—Pues, son dos, debe ser difícil.— Esperanza de pronto comenzaba a sollozar. — ¿Qué, qué pasa? — aproximándose a ella la fue abrazar.

—Estoy cansada. — sollozaba.— Se... Sé que es malo quejarse y si lo hago quedaría tildada como la peor madre, pero en serio estoy agotada. — sorbía su nariz.— esto no es sencillo

—No eres una mala madre, eso lo sé de sobra. Gustavo te ayuda. — en respuesta Esperanza hizo un sonido con su boca.— Bueno, él trabaja, necesitas otro apoyo. No puedes sola

R E L I G I O S A.Where stories live. Discover now