Capítulo 38: En San Mungo

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—Abuela, esta es Alice Black —dijo Neville.

La mujer se volvió hacia ellos, y sonrió al ver a la bruja que acompañaba a su nieto. Se acercó hacia donde estaban para saludar a la recién llegada. En su rostro no había rastro de rencor o acusación por lo sucedido a su hijo y a su nuera. No la culpaba, lo cual alivió considerablemente a Alice.

—Mi nieto me ha hablado mucho de ti. Dice que le salvaste la vida, y que le ayudaste a aprobar los exámenes. La verdad es que no estaba segura de que fuese a lograrlo...

El mago se sonrojó y bajó la vista, pero Alice tenía muy claro que le defendería, aunque su abuela no creyese en él.

—Neville fue muy valiente en el Ministerio; apenas necesitó mi ayuda. Y, respecto a los TIMOS, creo que lo único que hice fue ayudarle a confiar en sí mismo. Puede hacerlo, no es un mal mago, solamente le hace falta confianza.

La mujer se sorprendió al escucharla hablar de una manera tan firme y madura. Había escuchado que aquella era la mejor bruja de su generación, y que era especial, pero al conocerla se daba cuenta de que lo que decían sobre ella era cierto. Y tenía un lado bueno, si era capaz de ayudar de manera desinteresada a Neville, algo por quien no mucha gente se había preocupado hasta el momento.

—Es tan diferente a sus padres... —comentó la mujer.

—Estoy segura de que tiene un gran potencial, señora Longbottom. Y, ante todo, es un verdadero Gryffindor, al igual que sus padres.

—Por lo que tengo entendido, tú eres de la casa de Slytherin, ¿verdad? Es de admirar que ayudes de esa manera a alguien de la casa que consideráis rival...

No parecía agradarle demasiado la casa de las serpientes, aunque no era de extrañar. En los tiempos que corrían, eran muchos los que consideraban que su casa estaba relacionada con la magia oscura, y que todos los que estaban en ella apoyaban al Señor Tenebroso. La población tenía miedo. Pero a la señora Longbottom no le importaba la casa, sino el hecho de que ayudaba a su nieto. No la juzgaba.

—La verdad es que soy amiga también de los gemelos Weasley. No hay motivo para odiar a todos los que pertenezcan a otras casas.

En aquel momento, Alice Longbottom salió corriendo de la habitación, y Neville fue tras ella para evitar que causase problemas. Aquello debía de ser normal, puesto que ninguno pareció sorprendido ante lo ocurrido. Actuaban con normalidad, tal vez debido a la costumbre.

—Señora Longbottom... no quiero darle esperanzas en vano, pero quiero decirle que intentaré hacer una poción para su hijo y su nuera... quiero ayudar.

La señora sonrió de manera afable y miró a su hijo, tal vez imaginando poder recuperarlo algún día. Estaba claro que no se daría por vencida.

—Te lo agradezco mucho, Alice. Creo que, si alguien puede ayudarles, sois vosotros. Tú y tu familia.

—¿Disculpe?

—Sé quién eres. Ethan Riddle es tu hermano; sois demasiado cercanos. Y tu padre... es el mismo que el suyo, por supuesto. Lo supe desde que Neville me habló de ti. Al parecer, eres una digna heredera de Slytherin.

Alice no esperaba que la abuela de su amigo supiese de aquello. Se notaba a simple vista que era una mujer inteligente, pero no imaginaba que fuese consciente de aquel secreto. Y le sorprendía que, sabiéndolo, no la odiase y la permitiese permanecer cerca de su único nieto.

—Nadie debe saberlo —le dijo—. Pueden atacarla por ello... —agregó pensando en Andrómeda.

—No lo diré, eso te lo puedo asegurar. Me basta con saber que Neville te importa... él es lo único que tengo. Comprendo que apoyes a tu familia... solo te pido que no olvides a tus amigos.

—Ante todo, protejo a quienes me importan —aseguró la joven.

—Lo sé, y creo que es lo mejor que puedes hacer. Claro que...

Se detuvo cuando Neville regresó a la habitación con su madre. Sonrió al ver a Alice hablando con su abuela, y fue después a acompañar a su madre a la cama, procurando que no volviese a escapar.

Al ver aquella imagen, Alice comprendió que había tomado la decisión correcta.

La Navidad pasó rápidamente, y lo único que Alice pudo saber fue que Dumbledore iba tras el guardapelo que había sido horrocrux de su padre, aunque ya no lo era. El viejo director se estaba esforzando en destruir objetos que no eran lo que él creía. Era cierto que lo parecían, pues habían albergado partes del alma de su padre durante años y aún podían percibirse como objetos oscuros. Pero, realmente, no eran nada.

Alice no vio a los Malfoy durante las vacaciones en ningún momento. Se quedó con su madre, en la mansión Riddle, dado que la mujer no saldría ni se expondría hasta no estar completamente recuperada, lo cual podía requerir meses. Tom no quería arriesgarse con ella.

Fueron las mejores vacaciones de Navidad que Alice recordaba.

Los herederos de Voldemort  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora