Parte II Capítulo 24

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Enfurecida y amablemente "corrida", Candy hubo salido del restaurante. Enfurecido e incomprendido, Terry tomó la decisión de quedarse ahí, aprovechando que ya tenía sus alimentos en frente, para alimentarse. Y conforme lo hacía...

Sus pasos, entre más los recorría por el camino que llevaba, conseguían que la molestia de la rubia fuera disipándose, desapareciendo por completo al divisar y de frente a sus amistades que, en grupo, también distinguida, a ella corrieron para contarle del movimiento policiaco que hubo arribado a la playa y de la atención que rápidamente le prestaron a la propiedad de su novio por el cual preguntaron.

Sabiendo dónde estaba Terry, Candy giró la cabeza hacia allá. Prevenirlo no iba a ser mala idea, sin embargo...

– ¿Adónde van? – ella cuestionó al ser invitada por Jem quien, además de liderar al grupo, respondía:

– Nos dijeron los policías que si sabíamos algo fuéramos a declararlo.

– Eso significará...

– Sólo ir a decir lo que encontramos en la tarde a favor de él.

– ¿Que crees haya sido el responsable de la desaparición de Tony? —Candy hubo completado. En cambio, los demás sabiendo que directamente no, la instaron:

– Tú también deberías venir. Entre más seamos mejor para tu novio.

– Sí, quizá. Sin embargo... – Candy improvisaría una actuación, – me duele tanto la cabeza – la chica se la tocó – que precisamente me hacía dirigirme a casa.

– ¿Quieres que te acompañe? – se ofreció el amigo estilista. Y porque ya le tomaba una mano... – les alcanzo después – dijo al resto y empezó a caminar a lado de Candy quien iba a ser interrogada.

– ¿Qué pasó? – Jem lo hubo cuestionado al ser observado en un rostro.

– Nada. ¿Por qué?

– Vamos, linda. Que a mí no me engañas. ¿Han peleado y por eso ibas a casa?

– Me propuso matrimonio

Con lo compartido, las delgadas piernas del moreno ojo-verde flaquearon, consiguiendo una sonrisa en Candy la cual se detuvo para indagar:

– ¿No te gusta la idea?

– ¿Le gustó a tu papá?

– No.

– A mí tampoco

– ¿Puedo saber por qué?

– Por la simple y sencilla razón de que te irás. De que me dejarás sola y... oh my gosh – el amigo expresó abrazándola. – Eres muy joven para arruinarte la existencia tan pronto.

– ¿Tú lo crees?

Jem se separó de ella para decirle:

– A no ser que me digas que tu amor por él lo vale todo.

Con lo recientemente suscitado con su novio, logró que Candy enmudeciera, torciera la boca y agachara la cabeza pensando internamente en lo dicho por el joven confidente. Éste oiría:

– Quisiera intentarlo.

– Intentarlo está bien. ¿Pero estando casados? ¿y si no funciona?

– ¿Tan malo es el matrimonio?

– Lo malo es... que conforme vayan pasando los días se den cuenta que no era lo que querían el uno del otro y al final terminen aborreciéndose.

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