Parte I Capítulo 6

239 48 13
                                    

Como pocas veces, Candy llegó a casa sumamente asustada. Las fachas de los chicos que los persiguieron a ella y al guapo payasito, le confirmaron, en lo que se iban alejando de ellos, que no eran gentes de fiar.

Todavía creída que el problema era con ella, despedida de Tony de la manera más rápida, la chica en el interior de su casa pasó uno a uno los pasadores de la puerta. El ruido consiguió que su padre, sentado frente a la mesa del comedor y sobre de ella jugaba "solitariamente" unos naipes, dejara su entretenimiento para preguntarle:

– ¿Qué haces?

Al inesperado sonido de su masculina voz, la joven rubia gritó, girándose hacia él para reclamarle:

– ¡Tonto, me espantaste!

– No –, él se puso de pie y fue a ella diciendo: – eres tú quien lo está haciendo. ¿Qué pasa? – insistieron en saber.

– ¡Nada! – dijo Candy queriendo pasarse de largo y en dirección a su habitación. Empero...

– ¿Sucedió algo durante el paseo?

– ¡No! – se neceó. – Y si no te molesta, voy a dormir. Tengo escuela temprano. ¡Ah! y para colmo tampoco terminé con la tarea.

– Un momento, señorita –, Al quiso detenerla antes de que se perdiera por el pasillo desde el cual se decía:

– ¡Papá, por favor, no ahora! No ahora – Candy llegó a su recámara y se encerró en ella. Al ser divisada la ventana, la muchachita corrió a ello, bajó su vidrio y también le pasó seguro.

Mirándola, la rubia fue retrocediendo sus pasos. No obstante, éstos fueron interceptados por el borde de una cama donde ella cayó sentada. Sintiéndose a salva, Candy comenzó a preguntarse:

– ¿Tienes idea de lo que te hubiera pasado si él...? – la chica no terminó su sentencia porque se abrazó a sí misma debido al erizamiento de su piel.

A lo brevemente dicho por Terry, ese joven de completo cuerpo tatuado recientemente había salido de la cárcel. ¿Qué le había llevado allí? Candy tenía suficiente imaginación para precisamente imaginárselo. Sin embargo...

– ¿Por qué me ayudaste? – se preguntó; – ¿acaso no estás molesto por no haber acudido a la cita y sí salir con alguien más en lugar de ti? Como haya sido –, la jovencita echó la espalda hacia atrás; y reposando en el colchón y mirando al techo diría: – gracias por tu intervención. Tiemblo de sólo pensar...

La rubia volvió a callar; y encogiéndose, fetalmente se quedaría para fijar su mirada en la puerta. En ella había un poster de los desintegrados hermanos Jonas; siendo su amor platónico: Kevin, el cual sobre su cabeza había escrito: You're my only one. Y con lo sucedido ese día... seguiría siéndolo porque de seguro Tony jamás volvería a salir con ella. Well, para ser honesta, tampoco lo iba a extrañar al ser pocos los días que estuviera en el poblado.

– Pero sí hubiera sido una muy linda primera vez. Como experiencia hubiese sido genial. Bueno, ya será con otro. ¿Terry quizá? ¡¿ESTÁS LOCA?! – Candy, a todo pulmón lo hubo gritado y hasta levantado de su cama. Y como si estuviera viendo a su yo en persona le decía: – ¡¿Te imaginas el trabajo que tendría que hacer para que olvide a su novia difunta y me quiera a mí?! ¡No, no, no! Primero me corto una mano y luego la otra antes de que... – la boca de la chica se quedó muda. Y ya reflexionado en lo dicho, comenzó a reír.

– Yo creo que sí, primero me corto una mano y luego sin ella me corto la otra. ¡Bruta! – que volvió a brincar al escuchar los ligeros toques en la puerta. Sin abrirla, Candy respondió. Y detrás de ella le preguntaron:

FallingWhere stories live. Discover now