Parte I Capítulo 10

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Para continuar viendo su reacción, Terry se detuvo un paso antes de doblar una esquina. Y desde ahí observaba a Candy llevarse una mano al rostro, pero siendo sus dedos los que se pasara delicadamente en la boca, la cual pronunciaría:

– Dijiste que nunca lo harías. Que... ¡ESTÚPIDO! – gritó; y la chica en el suelo comenzó a patalear de la rabia mientras que con el dorso de su mano se tallaba rudamente los labios.

Su berrinche consistía en estar odiando la sensación de un beso, de una boca sobre la de ella, que no quería desaparecer. Entonces el chico viéndola que se ponía de pie para correr a un baño, según ella para lavársela, él se encaminó a la mesa donde le preguntarían al verlo tan sonriente:

– ¿Estás bien?

– ¡Mejor que nunca, Tía Karen! –. Y al mesero Terry llamó para pedir un vaso con hielo y agua mineral. Luego se giró a Al para responderle extensamente todas y cada una de las preguntas que le hubo dado escuetamente.

Por supuesto los adultos se mostraron sorprendidos de la "bipolaridad" de un ser que en cuanto apareciera otro...

El camino del empleado restaurantero fue bloqueado por Candy que, al ver lo que se llevaba en una charola, lo tomó para arrojar ¡todo! un líquido en la cabeza de alguien al que le dirían:

– Sólo en caso de que te hubieras excitado con lo que hiciste

– ¡¿Cómo?! – exclamó una espantada tía; y el sobrino que ya había corrido una silla para ponerse de pie ante lo helado del agua respondía:

– ¡Greñuda tonta, vas a conseguir que me enferme!

– ¡Y si te mueres, no dudes que un gran ramo de flores te haré llegar!

– ¡Candy! – retadoramente la hubo llamado su padre al que le exigirían:

– ¡Quiero irme a casa en este preciso momento! ¡Ya no soporto la compañía de este tipo y quiero estar lo más lejos posible de él!

Sin dar tiempo a más reacciones, Candy emprendió un camino hacia la salida del restaurante siendo observada por el resto de los presentes que también vieron la vereda que Terry tomaba. ¡Claro! aquello no iba a terminar así. Se la volvería a cobrar y esta vez...

– ¡¿Adónde crees que vas?! – él la sujetó del brazo y fue tosco al girarla cuando le hubo dado alcance en el jardín que la rubia optó por cruzar al estar el pasillo ocupado. Entonces la chica diciendo:

– ¡Suéltame! – le soltó un puñetazo y se lo asestó en las costillas.

Terry, a pesar de haberle dolido, no la soltó; y con su mano libre obstruyó la patada que la joven le propinaba. Lo malo que las malas palabras que salían de una boca eran imposibles de hacerlas cesar, igual los golpes que se daban de arriba y de abajo. Hasta que Candy... frustrada de que no volvía a poder con él...

– ¡Me alegro de que tu novia se muriera! ¡Qué bueno que Niel la mató! –. Y apenas terminado de decir, Candy se encontró con el suelo. Y la boca que él anteriormente besara, se tocaba; y de donde también brotaba sangre al haber sido maltratada por Terry.

Pero el enojo que hizo presa al chico, le impidió a este decir algo. Sólo la miraba con todo el rencor que un ser puede sentir por otro y mayormente cuando se defendían hiriendo en lo que todavía dolía.

– ¡Por todos los cielos, chicos, ¿qué les pasa?! – llegó Karen preguntando; y al notar a Candy en el césped se inclinó a ella para ayudarle. Sin embargo, Terry al girarse para marcharse se topó con Al siendo apenas segundos los que sus ojos se encontraran y suficientes para entender.

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