Capítulo 32: Sortilegios Weasley y regreso a Hogwarts

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George miraba a uno y a otro sin comprender de qué hablaban, pero no preguntó. Era la primera vez que su gemelo le escondía un secreto, y debía de ser algo grave si no se lo había contado.

—No sabes cuánto me alivia oír eso... veo que os va bien el negocio.

Los gemelos la llevaron de un lado a otro de la tienda, explicándole todo. Habían sacado incluso una línea de productos de defensa contra las Artes Oscuras. Alice admiraba todo. Al principio, ella les había ayudado a elaborar los productos, pero ya no era necesaria. Ellos mismos habían logrado montar todo aquello, y era increíble.

—Puedes llevarte lo que desees —le dijeron los gemelos—. Nos has ayudado mucho, y...

—Todo esto lo habéis creado vosotros —les corrigió ella—. Estáis dando alegría al mundo mágico en medio de tiempos difíciles... es admirable.

Ellos sonrieron. Continuaron hablando por casi una hora, hasta que llegó la hora de marcharse para Alice, pues su familia la esperaba en casa. Le costó separarse de nuevo de los gemelos, a los que tanto había echado de menos.

—Recuerda que, si tienes algún problema con Nott, un buen filtro de amor lo resolverá —le dijo George en voz baja mientras la abrazaba.

Después llegó el turno de despedirse de Fred, quien le sonrió apenado por tener que despedirse de nuevo de ella.

—Si necesitas algo, lo que sea, escríbenos —le dijo.

La abrazó también durante un par de minutos, y después la bruja salió de la tienda para regresar a casa.

Las vacaciones pasaron rápidamente sin demasiadas novedades. Finalmente, el 1 de septiembre, fue como todos los años a la estación King Cross de Londres, al andén 9 ¾ , como cada año. La acompañó únicamente Ethan, quien llamaba la atención de los presentes más que durante los años anteriores, dado que todos sabían que su padre había regresado.

—¡Deberían detenerle! —exclamó una bruja, señalándole en cuanto le vio.

El chico se volvió hacia ella, dedicándole una fría sonrisa.

—¿Deberían detenerme por quién es mi padre? —le preguntó—. Eso sería extremadamente injusto. No tienen ninguna prueba en mi contra, y todos somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario, ¿no es cierto?

La mujer frunció el ceño y se alejó de él, llevándose consigo a un niño pequeño que debía de ser su hijo. Parecía temer que Ethan pudiese lanzarles una maldición en cualquier momento.

—No creí que fuese posible que te temiesen más que antes —comentó Alice, mirando a su alrededor.

—No me importa lo que piensen de mí... solamente espero que todo esto no te perjudique a ti. Avísame si ocurre algo, ¿de acuerdo?

—¡Alice!

Ambos hermanos se giraron para ver a las hermanas Greengrass, que se dirigían hacia ellos haciendo caso omiso a la presencia de Ethan Riddle. El chico, sorprendido por el hecho de que no le temiesen, alzó una ceja.

—Nos pregutábamos si te gustaría sentarte con nosotras —comentó Astoria, la menor de las hermanas—. Si quieres, claro.

—Por supuesto —respondió Alice.

Le agradaban las Greengrass, puesto que no eran estúpidas y parecían bastante sensatas. Además, quería pasar tiempo con chicas, ya que siempre estaba con su primo, su novio y sus amigos, y no tenía muchas amigas.

La bruja se volvió hacia su hermano para despedirse, y captó de inmediato la mirada entre Daphne y Ethan. Había durado un par de segundos, tiempo suficiente para que Alice se hubiese dado cuenta de la atracción que de pronto había surgido entre ellos.

Los herederos de Voldemort  ✔️Where stories live. Discover now