Vigésima segunda parte

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— ¿Quieres que te lleve a casa, Jennie? ¿Quieres que te lleve hasta Lymington? De verdad que no me importa.

Jennie se alejó de Lisa y se secó las lágrimas.

—Has venido aquí con tu novio y tu amiga, Lisa. Me has pedido que viniese contigo, y he venido porque me lo has pedido. Porque si tú me dices que dé la vuelta al mundo en bicicleta, te juro que la hago —continuó secándose las lágrimas con sus dedos y sorbió por la nariz—. Sabías que de algún modo yo iba a salir mal parada, y esta vez me ha llegado todo de golpe.

—Conoces a Sungkyung y no sé por qué, pero yo te doy el tiempo que quieras para que me lo cuentes...

—Basta ya, Liz. No puedo hacerme esto —le pidió, evitando que se alejase—. No sé ni porqué acepté a venir aquí en primer lugar, sabía que algo así iba a pasar.

— ¿Y por qué no me lo dijiste, Jennie? ¡Me puedes contar lo que tú quieras! ¡Todo! ¡Absolutamente todo! Soy tu mejor amiga, ¿no es así?

— ¡Al demonio con eso! ¿Mejores amigas, Lisa? ¿Aún lo crees? Nos hemos besado, mierda. Nos hemos besado dos veces. Y me has dicho que te gustaba, ¡maldita sea! Vas a hacer que pierda la cabeza, Lisa, de verdad...

—No hables muy alto, Jennie... aún... yo aún estoy descubriendo...

— ¿Tu sexualidad? Lisa, eres homosexual. O, si no, bisexual. Pero te gusto. Y nos hemos besado. No hay que ser muy lista para saber que hay algo entre nosotras. Hasta Jisoo lo sabe, demonios; se ha dado cuenta de que hay algo raro en ti y en mí.

Lisa tragó saliva, observando a Jennie y tratando de buscar las palabras perfectas para decírselo. Pero como una canción dice: Las palabras perfectas nunca cruzaron mi mente, porque en ella no hay nada excepto tú. Se mordió el labio al ver a Jennie con los ojos vidriosos y la voz temblando.

—No vuelvas a hacer pasarme por esto, Lisa... porque yo me muero cada vez que te veo con él, y tú pareces no entenderlo.

—Quiero que me cuentes lo de Sungkyung, Jennie. Quiero que me lo digas. Quiero que me digas por qué me has ocultado cosas —le agarró de la muñeca—. Quiero que te subas al coche, y me lo digas, y luego vayamos a casa.

— ¿Y dejarás tirados a los demás?

—Si es necesario, sí.

«Podría cambiar el mundo por ti, y tú no te darías ni cuenta...»

Lisa no dejaba de pensar en Jennie, en todo lo que acababa de pasar. En medio de la calle del pub, le cogió de la mano y le arrastró al coche, donde le hizo sentar en el asiento de al lado y las dos se miraron.

Jennie desvió su mirada y juntó sus manos. Sabía que era su turno de hablar pero no sabía cómo empezar.

—Jen —le susurró Lisa—. Por favor.

Jennie frunció el ceño y se mordió el labio intuitivamente otra vez.

—Sungkyung era mi mejor amiga en Seúl —titubeó. Sus ojos parecían querer estallar en un mar de lágrimas, y Lisa pensó que debía sacarlo todo ya—. Me enamoré de ella. Y pasó lo que pasó, lo que te conté. Me esperaban allá dónde fuera, ella y sus amigas y algunos amigos, que también fueron los míos, para humillarme públicamente pero también cuando nadie les veía. Son amigas y no quería que ustedes dos se pelearan. No tienes que mezclar cosas. Que sea una imbécil conmigo no quita que sea una buena amiga contigo. Antes conmigo era igual.

Lisa depositó su mirada en Jennie y rápidamente le cogió la mano.

—Jennie... tenías que habérmelo dicho... mierda, me siento como una mierda, Jennie. Me siento muy mal. Sabía que lo de Sehun podría molestarte pero... ¿esto? Ni tan siquiera lo pensé, maldita sea. Lo siento, Jennie. Lo siento muchísimo.

Hermoso pájaro de verano → jenlisaTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon