Decimoquinta parte

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Lisa se plantó delante de la casa de Jennie con un pack de cervezas en la mano y una bolsa de patatas, esperando que Jennie le abriese la puerta.

Sin embargo, fue Soobin quien la abrió, y su cara era todo un poema.

— ¿Lisa? ¿Qué haces aquí?

—Hola, Soobin —saludó con amabilidad—. ¿Está Jennie? Le dije que vendría con unas cervezas. No he podido quedar con ella para comer pero le dije que vendría por la tarde.

Soobin frunció el ceño y chasqueó la lengua.

—Jennie no puede aceptar visitas ahora.

Lisa retrocedió. Estaba confusa y esperó una explicación más profunda por parte de la madre de Jennie, pero no la hubo.

— ¿Está bien?

—Lisa... —Soobin suspiró—. Me ha pedido expresamente que no quiere ver a nadie y no quiere salir. Hoy necesita estar en casa y estar sola.

—No me has respondido, Soobin —dijo Lisa con cautela pero, a la vez, seriedad—. Me preocupa Jennie. Y esto que me acabas de decir, lo empeora. ¿He hecho algo malo?

Soobin acarició la mejilla de Lisa y negó con la cabeza.

—No, cielo. No has hecho nada malo. Pero Jennie no está bien ahora mismo. Es una persona compleja y nunca sabes qué es que lo que va a hacer. Son los fantasmas del pasado los que le ahuyentan ahora, Lisa, y ahora mismo es incapaz de salir.

—Pero... si hoy le he visto, estaba bien...

—Lo siento, Lisa.

Ella asintió con la cabeza y se marchó, aún más confundida. Caminó hasta su casa y subió a la habitación, dejando las cervezas en su escritorio. Tal vez se bebería alguna, tal vez, no, pero las iba a dejar ahí.

Se sentó en la cama y esperó escuchar a Jennie tocar, pero no lo hacía. Se movió y se apoyó en la ventana, esperando escuchar algo por parte de Jennie, aunque fuera su voz o una pequeña discusión con su madre. Algo. La necesitaba.

Otra vez se sentía vulnerable.

Decidió enviarle un mensaje. Sí, un mensaje estaría bien.

«Hey, Jen. He ido a tu casa pero me ha dicho tu madre que no puedes aceptar visitas. Espero que estés bien»

Borró ese mensaje antes de enviarlo, y volvió a intentarlo.

«Espero que estés bien. Tu madre me ha dicho que no podía subir. ¿Nos vemos mañana?»

Volvió a borrarlo.

«Sal a la ventana o toca para mí. Estoy en mi habitación y tengo ganas de escucharte»

Enviado.

Lisa estaba enloqueciendo. De repente, no quedar tanto con Sehun porque él se iba a la ciudad apenas le importaba. Él tenía sus amigos y ella tenía a Jennie. Y tenerle era más de lo que ella podía pedir.

Se mordió el labio. Era una lástima que no conociese a nadie que fuese homosexual, además de Jennie, para explicarle si era normal que se sintiese de ese modo.

Se apoyó en el marco de la ventana y suspiró. «No va a aparecer, no va a tocar nada», se dijo. Y la verdad es que lo creía así.

Soobin había mencionado los fantasmas del pasado. ¿Había sudo su padre? ¿Sus anteriores compañeros, tal vez? Eso enfureció a Lisa. Quería protegerla y no sabía cómo.

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«Sal a la ventana o toca para mí. Estoy en mi habitación y tengo ganas de escucharte»

Había sido un día muy difícil para ella y ese mensaje le hizo sonreír. Sabía que Lisa había estado ahí, pero se veía incapaz de enseñarle su lado más débil. Jennie quería mostrarse fuerte delante de ella, pero hoy no lo era lo suficiente.

Hermoso pájaro de verano → jenlisaWhere stories live. Discover now