Hermoso pájaro de verano → jenlisa

Decimotercera parte

—Manoban.

Lisa dio media vuelta y se encontró con Jennie. Esbozó una enorme sonrisa y le abrazó con fuerza.

— ¡Hola! —estaba entusiasmada, sin motivo alguno. Le hacía ilusión ver a Jennie, aún no se acostumbraba a verle por el club náutico y le hacía feliz tener a una amiga cerca—. ¿Te has aburrido mucho?

—En realidad me ha parecido bastante interesante —intuitivamente besó el hombro de Lisa y sonrió—. No sé si eres buena o mala, pero me ha gustado mucho verte.

Sonrió y se separó de su amiga lentamente. Lisa observó a Jennie detenidamente. Tenía una sonrisa adorable, de niña traviesa, y constantemente estaba arrugando una nariz de una manera encantadora. Sin darse cuenta, Lisa se quedó en silencio mirándole y Jennie reía nerviosamente porque le aterraba tener a Lisa delante mirándole de esa manera.

— ¿Liz?

Ella parpadeó y enfocó la mirada de Jennie en su cara. Asintió con la cabeza y rio.

—Perdona, me había quedado pensando. En fin, ¿quieres que vayamos a comer algo juntas? Me muero de hambre.

— ¿No tendrías que estar con tu novio o algo así?

—Sehun está con sus amigos y bueno, a mí me apetece ir por ahí a comer con mi amiga —sonrió—. ¿Qué te parece si vamos a Southampton? Llevo coche.

— ¿Es una cita? —bromeó, golpeándole con suavidad el hombro.

—Por supuesto, Jen.

Lisa había dejado de ser coherente, otra vez.

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Soobin salió un momento de la cocina y se encontró con Mark, quien estaba comiendo junto a los gemelos y su mujer. Sonrió amablemente al verles.

— ¡Soobin! ¿Cómo estás? Este pollo está exquisito, felicidades —dijo Mark educadamente.

—Muy bien. Dentro de un rato tengo mi descanso para comer. Muchas gracias, me alegra que les guste —depositó su mirada en los gemelos y les sonrió.

— ¿Dónde está Jennie? —preguntó uno de ellos.

—Uh, es una buena pregunta. No tengo la menor idea. ¿Le han visto por alguna parte?

—Le vi con Lisa —sonrió Nadine-. Supongo que habrán ido a comer juntas. Sehun, el novio de Lisa, está con sus amigos hoy así que seguro que ha aprovechado para pasar una tarde de chicas con Jennie.

—Estoy segura —Soobin rio armoniosamente—. Me alegra mucho que sean tan amigas. Jennie necesitaba una amiga como ella y me alegra que la haya encontrado tan rápido.

—Nosotros creemos que Lisa también la necesitaba —dijo Mark, limpiándose la boca con una servilleta—. Tiene rivales, no amigas o amigos. En Southampton se encuentran todos sus amigos de la facultad, y luego están los de las regatas, que vienen para las competiciones. Pero me alegra saber que Jennie y Lisa se lleven tan bien, y ni tan siquiera son rivales. Han cogido una confianza enorme en muy poco tiempo y estoy asombrado.

Soobin se limitó a asentir con la cabeza y suspiró felizmente.

—Las dos son grandes chicas.

Y justo después sonrió enigmáticamente, pensando en lo que sabía, en los sentimientos de Jennie por Lisa y en lo mucho que le gustaría que ella pudiera corresponderle. Lisa era idónea para Jennie.

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Jennie puso los pies sobre el salpicadero del coche y jugó con la radio, buscando la mejor emisora para el momento. Lisa sonrió y le tocó las piernas con una mano.