Vigésima primera parte

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—Te echo de menos —dijo Sehun, al otro lado del teléfono—. ¿Crees que podemos vernos pronto?

Lisa exhaló un suspiro y asintió con la cabeza.

—Por supuesto, Hun. Yo también te echo mucho de menos, pero entiendo que quieras estar con tus amigos que han venido desde tan lejos.

— ¿Segura que no te importa que no nos veamos tanto? Se van dentro de poco... he pensado que esta noche podríamos salir por Southampton. Sungkyung, tú y yo. Jennie podría venir, si quieres.

— ¿Y tus amigos? ¿Ellos no quieren venir?

— ¿Mis amigos? Ah, no... ellos están cansados, el otro día estuvimos fuera. Fue bastante divertido. Fue una noche de chicos; nada más allá de lo normal.

Esbozó una sonrisa.

Lisa no estaba segura de si realmente debía llamar a Jennie para decirle que viniese con ellos. Jennie podría sentirse incómoda y no quería que nada de eso pasase, no quería hacerle daño. Sin embargo, una vez que la conversación con Sehun terminó, decidió llamar a Jennie —a pesar de estar a muy pocos metros de distancia.

— ¿Lisa? ¿Ya me estás echando de menos? Pensé que aguantarías más.

Rio armoniosamente, pero, la verdad, es que le echaba de menos a todas horas.

—Cállate, Jennie —continuó riéndose, y escuchó la risa de Jennie al otro lado—. Escucha, esta noche... uh, Sehun me ha llamado para ir con él a un sitio... y con Sungkyung... y me ha dicho que te lo comente.

//

Jennie estaba en su habitación, sentada en el suelo con la espalda apoyada en la pared. ¿Salir con Sungkyung? ¿Y con Sehun? No estaba preparada.

—Yo no pinto nada ahí, es tu amiga y también tu novio... —dijo Jennie.

—Pero tú eres mi amiga también —le recordó Lisa—. ¿Quieres venir? Puede ser divertido. No sé, si quieres puedes traer a Jisoo.

— ¿Quieres que vaya, Lisa? ¿De verdad que quieres que vaya? Porque si realmente quieres que esté ahí para ver cómo tu novio te da besos, si realmente quieres que esté, yo te juro que estaré. Te lo prometo.

No estaba lista para ver a Sungkyung enviarle pequeñas indirectas, y ver como Sehun perdía la cabeza por la chica de la que estaba enamorada. No estaba lista para esa clase de cosas, pero tampoco estaba lista, entonces, para querer a Lisa del modo en el que la quería.

Y Jennie, por Lisa, haría cualquier cosa. Cualquiera.

—Jennie, me encantaría verte esta noche. Sé que es egoísta pedírtelo, y no quiero hacerte daño, pero voy a pasarte a buscar esta noche. Puede venir Jisoo. ¿Por favor?

//

Era una noche preciosa en Lymington, pero también lo era en Southampton. Jennie arrastró a Jisoo, quien estaba curiosa por poder observar el pequeño romance que tenían ellas dos en primera persona.

Jisoo estaba sentada en uno de los asientos traseros y hablaba con Lisa sobre la regata. Jennie sonreía y trataba de no pensar en lo que iba a pasar en unas horas. Iba a salir mal parada, le iba a hacer daño, pero iba a merecer la pena. Lisa sabría cómo salvarle de sentirse como una mierda. Lisa le prestaría atención, a pesar de estar con Sehun. Porque Lisa le quiere, o eso es lo que Jennie quiere pensar.

Llegaron a pequeño pub que estaba bastante animado. Sungkyung ya estaba ahí con Sehun, cosa que extrañó a Lisa, pero nunca le dio mucha importancia.

Sungkyung observó a Jennie y le esbozó una sonrisa maliciosa, y Jennie trató de no pensar en nada y divertirse. Jisoo se presentó a los demás, y sonrió con esa encantadora sonrisa adorable que enamoraba a cualquiera.

La música era alta, y Lisa y Sehun se fundieron en un pegajoso beso enseguida. Jennie trató de no ver eso gracias a la ayuda de Jisoo, quien estuvo atenta de tenerle cerca.

Las bebidas no dejaban de llegar. Sehun hablaba con Jennie mientras Sungkyung no dejaba de mirarle. Sungkyung seguía sin entender la relación tan cercana que tenía con Lisa, y seguía sin entender por qué Lisa no sabía nada.

Lisa miró a Jennie mientras abrazaba a Sehun. Con un gesto, le preguntó si estaba bien. Jennie trataba de estar bien, y se desinhibía con el alcohol.

Jisoo y ella charlaban mientras Sehun y Lisa se dedicaban palabras y gestos que Jennie se negaba a mirar. Sungkyung, por otro lado, hablaba con algunos chicos cuando no estaba hablando con Lisa o con Sehun.

— ¿Jennie?

La chica se dio media vuelta para encontrarse con una chica con el cabello castaño, casi rojizo, y los ojos marrones como el chocolate. Tenía unas mejillas adorables y todo en ella parecía serlo, pero, en ese momento, no para Jennie. Su corazón, de hecho, dio un vuelco.

—Roseanne...

Jisoo se giró y miró a ambas. Sungkyung reconoció a Rosé, por supuesto, y Lisa se separó de Sehun al ver que todos se habían fijado en ella.

— ¿Vives en Southampton? —inquirió Rosé.

—No es asunto tuyo —le contestó Jennie.

Lisa observó la escena y se acercó a Jennie, pasando un brazo por su cintura. Jennie se sintió segura al tenerle cerca.

Sungkyung y Rosé se saludaron, y eso hizo sospechar a Lisa.

— ¿Se conocen? —preguntó Lisa, refiriéndose a Sungkyung y a Rosé. Las dos se miraron y palidecieron enseguida—. ¿Se conocen? —volvió a preguntar.

Lisa estaba algo enfurecida porque sabía que Rosé había hecho daño a Jennie, y su instinto protector salía.

—Nos conocemos, claro. Rosé es de Seúl —dijo Sungkyung—. Nosotras, las de Seúl, nos enamoramos rápido del sur, ¿no es así, Jennie?

Jennie le miró, tragando saliva. Se mordió el labio y asintió tímidamente mientras el brazo de Lisa le impedía caer al vacío, o correr a algún lado para huir de esa escena.

— ¿Y ahora Sungkyung y tú se hablan, Jennie? —preguntó Rosé, curiosa—. ¿Desde cuándo?

Mierda. Fue lo primero que se le pasó a Jennie por la mente. Jennie se alejó de Lisa y dio media vuelta para marcharse. Aunque Sehun quiso detener a Lisa, ella consiguió deshacerse de su agarre y siguió a Jennie mientras se camuflaba entre la muchedumbre.

Jennie llegó fuera y se sentó en la acera del bar, hundiendo su cara entre sus manos y teniendo ganas de gritar. Eran demasiadas coincidencias, y volvía a sentir que ya no podía empezar de cero, que volvía a ser la misma fracasada rara a la que todos se referían en Seúl.

— ¡Jen! —Lisa salió y caminó hasta ella—. ¡Jennie! ¿Estás bien?

Pero Jennie no dijo nada.

Al levantarse, lo primero que hizo fue abrazarle con fuerza y esconder su cara en su cuello, echándose a llorar. Tenía que habérselo dicho, tenía que habérselo dicho, no dejaba de repetírselo en su cabeza. Lisa no entendía nada, pero eso no le impidió abrazarla con fuerza y besarla en la coronilla.

—Estoy aquí, Jennie. Voy a cuidar de ti.

Hermoso pájaro de verano → jenlisaDove le storie prendono vita. Scoprilo ora