Trigésima segunda parte

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Jennie se levantó con un horrible dolor de cabeza al día siguiente. No se atrevió a ir al muelle aquel día. Se incorporó de la cama, sintiéndose miserable, y viendo que estaba completamente sola en esa casa.

Le habría gustado ir al muelle, aunque fuera sólo para ver a Jisoo. Aquella chica parecía estar bastante sola, no le había visto ni con su familia, y sentía algo de lástima por ella. Se dijo a sí misma que le enviaría un mensaje más tarde.

Se arrastró hasta el sofá, sentándose con un bol de cereales entre las manos y mirando la televisión sin nada que hacer.

Cada vez que cerraba los ojos, Jennie podía ver los ojos vidriosos de Lisa y aún escuchaba la palabra cobarde por todos los rincones de su mente.

Exhaló un suspiro y sacudió su cabeza.

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Lisa había sopesado las posibilidades que tenía de no ir al entrenamiento ese día y quedarse en casa. La noche anterior, su madre estuvo un buen rato con ella hasta que se calmó, pero no le llegó a explicar nada.

No encontraba la motivación necesaria para irse al muelle y tener que fingir que estaba bien. Seguro que Sungkyung estaría con su estúpida sonrisa en la boca, y Sehun querría estar con ella, y Lisa realmente no quería acercarse a ninguno de ellos.

Se marchó de la casa sin decir nada, dejando a su madre sola con los niños. Notaba su mirada preocupada en su espalda, pero hizo caso omiso de ella cuando cerró la puerta.

Giró la cabeza cuando pasó por la puerta de Jennie, y miró por la ventana que daba al salón. Veía que la televisión estaba encendida y veía una cabeza llena de cabello castaño detrás del sofá.

Lisa miró al suelo y frunció los labios antes de alejarse de la casa de Jennie en dirección al muelle.

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Jisoo se subió los pantalones y se colocó bien la camiseta. Abrió su taquilla, dejando algunas cosas dentro de ella, y cerró la pequeña puerta con suavidad.

Justo después, escuchó unos pasos y unas voces que distinguió perfectamente.

—No ha venido —era una voz femenina bastante grave—. ¿Estás contento?

—Bastante —respondió la otra voz, esta vez masculina—. Gracias, Sung.

Jisoo se movió con cautela entre las taquillas y miró por un pequeño hueco. Observó cómo el chico le daba un abrazo a Sungkyung y las manos de aquella chica rodeaban su cintura debido a la altura, sacudiéndola suavemente.

Jisoo no lo evitó y estornudó, haciendo que ellos se girasen y se separasen de inmediato.

— ¿Quién está ahí?

Se alejó de las taquillas, con los auriculares puestos, fingiendo estar escuchando música.

— ¡Hey! ¿Cómo va eso? —Jisoo se colocó unas gafas de sol, saludando con la mano—. ¡Nos vemos luego!

Y así fue como Kim Jisoo salió airosa de una situación incómoda.

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Jennie se aburrió enseguida del televisor. Deseaba estar en el muelle, pero no iba a ir. Aún en pijama, subió las escaleras en dirección a su habitación y se sentó delante del piano.

Su piano era su diario, y tenía demasiadas emociones atrapadas dentro de ella. Tenía a la propia Lisa atrapada dentro de su mente, de su corazón, en cada centímetro de su piel.

—Te echo de menos —murmuró, paseando sus dedos por el piano. Se acordó de aquella mañana, despertándose en casa de Lisa, escuchando como tocaba aquella maravillosa canción—. Espero que algún día me perdones —levantó la tapa del piano y acarició las teclas con suavidad—, y espero que entiendas que lo hice por ti.

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Anteriormente.

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—Escúchame, cariño —Soobin abrazó a su hija con fuerza—. Sé que ahora lo ves todo muy negro, y es normal. Pero si se lo cuentas a Lisa, ella lo entenderá. Ella quiere estar contigo, y me alegro de verdad.

— ¡No puedo decírselo! Tengo miedo de que Sungkyung le haga lo mismo que me ha hecho a mí, mamá. No quiero destrozar su vida más de lo que ya he hecho...

—Sinceramente, no creo que hayas destrozado su vida. Creo que se la has hecho un poco más feliz. No te das cuenta, Jennie, pero realmente le haces feliz.

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Actualmente.

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—Veamos... —suspiró—. I know I'm far from perfect, nothing like your entourage.

Presionó aquellas teclas con cautela y con mimo, exhalando un suspiro mientras cantaba. ¿Y si Lisa le estaba escuchando? Probablemente ya se habría ido al muelle, pero, ¿y si no se hubiese ido? ¿Y si se hubiese quedado?

—I can't grant you any wishes, I won't promise you the stars.

Jennie cerró los ojos, encuadrando sus hombros, enderezándose. Presionó con más fuerza esta vez y continuó cantando.

—But don't ever question if my heart beats only for you, it beats only for you.

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Lisa vaciló antes de entrar en el restaurante para pedir algo. Sabía que se encontraría con Soobin tanto si quería como si no, pero se armó de valor para sentarse en la barra.

—Un zumo de naranja, por favor.

Lisa levantó la barbilla para encontrarse con Soobin de frente, quien le sonreía. Ella tragó saliva y enfrentó su mirada con valentía.

— ¿Todo bien, Lisa?

Ella asintió con la cabeza.

—Ahora mismo te traigo el zumo de naranja.

Bajó la cabeza, murmurando un silencioso "gracias" y cerró los ojos. «Lo sabe», se dijo, «sabe algo. Quiero decir, ¿cómo no iba a saberlo? Es su madre, al fin y al cabo». Lisa exhaló un suspiro y se abandonó a sí misma hasta que notó como una mano le tocaba la espalda.

Abrió los ojos y se giró para ver los enormes ojos cafés de Jisoo y esa sonrisa tan inocente que tenía.

— ¿Estás bien, Lisa? —Jisoo le preguntó. Lisa asintió con la cabeza—. No tienes buen aspecto.

—Bueno... ayer discutí con Jennie.

No sabía por qué se lo contaba. Tal vez era porque eran amigas y a lo mejor sabía algo, o simplemente porque necesitaba contárselo a alguien que no fuera a juzgarle y pudiera ser algo objetivo.

— ¿Quieres hablar de eso?

Lisa cedió, asintiendo con la cabeza. Cuando Jisoo pidió su desayuno, se marcharon las dos a la mesa donde siempre solía sentarse Jisoo con Jennie.

Le dio un sorbo a su vaso de zumo de naranja y le miró.

—Discutí con Jennie y me siento mal por algunas cosas que dije.

— ¿Por qué discutiste con ella? —Jisoo enarcó una ceja.

—Es una larga historia, Jisoo —se limitó a responder—. Tenemos algunas diferencias que no han contrastado bien.

Jisoo pensó en ese momento que tal vez debería hablar con ella y enseñarle todo lo que tiene grabado en el teléfono móvil. Iba a ser difícil explicarle por qué tenía eso grabado, pero tal vez serviría de algo.

—Creo que hay algo que deberías saber —musitó, juntando sus manos sobre la mesa.

Iba a decírselo. La cara de Lisa era pálida y sus ojos estaban hinchados de haber estado llorando la noche anterior. Debía contárselo todo. Tal vez empeoraría las cosas, o tal vez no, pero debía hacerlo.

—Dispara, Jisoo.

Hermoso pájaro de verano → jenlisaWhere stories live. Discover now