Trigésima primera parte

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Lisa recibió el mensaje cuando estaba en casa, cuidando de sus hermanos mientras sus padres estaban en el salón viendo la televisión.

Jin y Suho solían pedirle a Lisa que jugase con ellos muy a menudo. Siempre acababa vestida con alguna estrella de rock o con alguna corona, y se sentaba con ellos a tomar un supuesto té.

— ¿Es Jennie? —Jin preguntó, curioso.

— ¿Puedes decirle que venga?

—Sí, es Jennie, pero no puedo decirle que venga. Está enferma, pero se encuentra bien y me ha pedido que vaya.

— ¿Qué le pasa? ¡Podemos traerle algo de té con pastas!

Lisa sonrió y negó con la cabeza.

—No se preocupen. Le diré que se han preocupado por ella y que le mandan muchos besos, ¿vale?

Los gemelos sonrieron y asintieron a la vez, dejando que su hermana se levantase y se marchase por la puerta sin decir nada más.

Lisa bajó las escaleras con las manos en sus bolsillos y antes de salir, desde la entrada les gritó a sus padres algo parecido a: "¡Me voy a casa de Jennie!" y cerró la puerta detrás de su espalda.

En menos de cinco minutos desde que Jennie le había enviado el mensaje, ya estaba Lisa delante de la puerta de Jennie, tocando al timbre.

Cuando Jennie abrió la puerta, Lisa la abrazó y la empujó dentro de la casa, cerrando la puerta con el pie. Jennie le devolvió el abrazo, cerrando los ojos y quejándose dolorida y en silencio cuando Lisa le abrazó con tal intensidad.

Ella exhaló un suspiro cuando Lisa se alejó de ella y le miró a los ojos. Se inclinó para darle un beso, pero Jennie rápidamente giró la cara a su pesar.

Lisa frunció el ceño.

— ¿Nini?

Jennie se mordió el labio y cerró los ojos mientras comenzaba a negar con la cabeza. Arrugó su nariz, notando como se le enrojecía, símbolo de que iba a echarse a llorar otra vez.

— ¿Jennie? — Lisa trató de acercarse a ella, pero Jennie no dejaba de alejarse—. ¿Qué pasa? Me estás asustando.

— No sé cómo decirte esto — se llevó una mano a sus cabellos, peinándolos—. Pero me he dado cuenta... me he dado cuenta de que tú y yo no... — decidió enfrentar su mirada con los ojos de Lisa, que le miraban ahogados en una inmensa confusión—. No va a funcionar...

— ¿De qué estás hablando? —Lisa preguntó casi en un susurro. Tenía un nudo en la garganta y el corazón le latía con tanta fuerza que creyó caerse al suelo en algún momento.

— Tú tienes a tu novio — murmuró Jennie, bajando la mirada—. Tienes tu familia. Tienes tus estudios y este deporte que tanto amas. Sinceramente, no pinto en nada. Al menos no como algo... más allá de una simple amistad.

— ¿De qué me estás hablando? — Lisa volvió a preguntar, sin entender nada—. ¿No quieres estar conmigo?

Los ojos de Lisa se tornaron vidriosos en cuanto Jennie depositó su mirada de nuevo en ella. Lisa exhaló un suspiro, tragando saliva y frunciendo el ceño otra vez.

—No.

Lisa no entendía nada. Trató de acercarse a Jennie, pero ella continuaba retrocediendo y retrocediendo, hasta que finalmente se vio atrapada entre la pared y el torso de Lisa.

— Exijo una explicación, Jennie — le rogó en un susurro—. ¿Por qué no me quieres?

«¿Qué no te quiero? Diablos, Lisa. Estoy enamorada de ti. Con todas las letras. Y te lo juro, con el corazón en la mano, pero no puedo hacerte pasar por la misma mierda que yo pasé».

Hermoso pájaro de verano → jenlisaWhere stories live. Discover now