Decimocuarta parte

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Era lunes, y eso significaba que faltaban dos semanas para que comenzase el campeonato. Jennie había vuelto a pasar por el club náutico para ver a Lisa entrenar, cosa que le gustaba mucho aunque apenas entendiese de ese deporte.

Había vuelto a encontrar las ganas de componer algo que realmente mereciese la pena escuchar, pero muchas de sus piezas quedaban guardadas en un cajón. Jennie pensaba que era como un diario. Hay gente que escribe en una libreta lo que ha hecho, ella, en cambio, compone sobre su vida. Es una vía de escape más que eficaz.

Aquel día, Jennie fue al club náutico. Había terminado una canción y estaba ansiosa por mostrársela. Sin embargo, todo aquel esfuerzo fue eclipsado enseguida.

Lisa estaba pletórica. Había mejorado mucho sus tiempos y además, al parecer, muchos amigos suyos habían venido. Amigos que a la vez eran sus rivales, por supuesto.

Sehun volvía a estar en Lymington. Jennie no entendía como era capaz de desaparecer sin más y volver y robarle a Lisa de esa manera. Sí, robarle.

Se acercó tranquilamente hacia ellos y sonrió educadamente. Lisa le dio un abrazo y Sehun le besó la mejilla.

— ¡Me alegro mucho de verte, Jen!

Jennie no era una hipócrita, pero disimuló su falta de entusiasmo con una sonrisa forzada.

—También yo, Lisa. ¿Se van ya?

—Sí... lo siento, Jennie. Una de mis mejores amigas de toda la vida acaba de llegar. Es mi mayor rival en la regata y la verdad es que hace mucho tiempo que no la veo. Pero, bueno, más tarde podríamos vernos.

—Sí, uh, no te preocupes —retrocedió un paso—. Está bien. Lo has hecho muy bien hoy, por cierto. No te preocupes, que yo ya me iba.

—Espera, Jennie. Quiero presentarte a mis amigos —le cogió de la muñeca suavemente y lo atrajo hasta ella—. Quiero que te conozcan y que vean lo genial que eres.

Se sintió halagada. Quiero presentarte a mis amigos, quiero que te conozcan y que vean lo genial que eres. «Ni que fuera su novio». Jennie suspiró.

Una chica alta, de piel bronceada y ojos casi verdes se presentó en el muelle. Llevaba una camiseta que le resultaba demasiado familiar, y el cabello castaño estaba revuelto de una manera característica.

Besó la mejilla de Sehun y se abrazó a Lisa. La cara de Jennie había empalidecido al ver su rostro.

Aquella chica enfrentó la mirada de Jennie y sonrió.

—Sungkyung, ella es Jennie. ¡También es de Seúl!

Jennie se vio en medio de la escena más incómoda que había vivido en su vida. Tragó saliva y, con miedo, estrechó la mano de Sungkyung.

Ella fingió no conocerle. Jennie se sintió herida y no dijo ninguna palabra justo después de que Sungkyung y ella se saludasen. Aprovechó un momento en el que no estaban prestando atención y se marchó.

Ella estaba ahí.

Lee Sungkyung estaba de vuelta.

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Anteriormente.

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Jennie había decidido que era el día en el que tenía que confesarse a su mejor amiga. Era el momento perfecto.

Estaba nerviosa, pero aprovechó un momento de intimidad para confesarle todo lo que le había estado ocultando durante meses.

—Demonios, Jennie, es posible que ganemos el campeonato este año —dijo una chica con el cabello castaño claro y la piel bronceada. Esa era Sungkyung, su mejor amiga, la chica que tanto quería Jennie—. ¿No te entusiasma la idea?

Hermoso pájaro de verano → jenlisaWhere stories live. Discover now