Capítulo 23: Fuga en masa de Azkaban

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Los primeros días después de vacaciones transcurrieron con normalidad, aunque Draco prestaba mayor atención al correo, temiendo cada día recibir malas noticias acerca de sus padres. Sin embargo, no había noticias acerca de los señores Malfoy.

Alice continuó con su vida, con las reuniones del Ejército de Dumbledore y con la creación de artículos de broma con los gemelos Weasley, con quienes pasaba la mayor parte de su tiempo libre. Los estudios habían pasado a un segundo plano, dado que sabía lo suficiente acerca de Pociones, Transformaciones, Defensa Contra las Artes Oscuras y Encantamientos como para aprobar un examen de Éxtasis. Historia de la Magia y Herbología eran las asignaturas que más detestaba, aunque afortunadamente no tenía ninguna dificultad al estudiarlas.

Había pasado la primera semana en Hogwarts tras las vacaciones cuando decidió que había llegado el momento de hablar con Dumbledore. Había pensado en lo que le diría, y se sentía preparada para mantener la conversación con el director del colegio. Por lo tanto, sin pensárselo dos veces, se detuvo ante la gárgola que custodiaba el despacho y pronunció en voz alta y clara la contraseña. Subió las escaleras con total tranquilidad y llamó a la puerta del despacho.

—Adelante —le respondió la voz siempre calmada del anciano director.

La bruja abrió la puerta y entró en el despacho. El hombre no se sorprendió al verla; de hecho, incluso parecía haberla estado esperando. Esbozó una pequeña sonrisa y la invitó a sentarse frente a él. Alice lo hizo.

—Sabía que vendrías —comentó el mago—. ¿De qué quieres hablar?

—Quiero hablar sobre mi situación —respondió la joven con voz firme y segura—. Como ya sabe, actualmente Ethan Riddle es mi tutor legal, de modo que vivo con él. Es un experto en legeremancia, al igual que su padre. Imagino que comprenderá lo que ha sucedido...

El director asintió con gravedad y no dejó de mirar a la alumna.

—Supongo que no le habrá costado demasiado descubrir que tu lealtad está con la Orden del Fénix.

—Está en lo cierto, señor. Afortunadamente, no se ha enfadado demasiado, pero me ha dicho que debo mantenerme alejada de la Orden. También me mantendrá al margen de los asuntos relacionados con el Señor Tenebroso. He decidido obedecerle, dado que no quiero arriesgarme a que haga daño a mis seres queridos.

—Comprendo que quieras mantenerte neutral, Alice, pero tu ayuda podría resultar crucial para la Orden. Si pudieses hacernos llegar la información que descubras, aunque pueda parecer poco importante...

La chica no pudo evitar ser invadida por la rabia. A Dumbledore parecía no importarle su seguridad o la de sus amigos. Parecía importarle solamente la Orden del Fénix y sus intereses, y proteger a Harry Potter.

—Creo que no lo comprende, señor —respondió Alice—. Soy menor de edad y soy una alumna de Hogwarts, por lo que usted debería pensar en mi seguridad. No voy a poner a mis seres queridos en peligro, ni tampoco a mí misma. Deberá confiar en Snape para que le dé información.

No esperó ninguna respuesta, sino que se levantó y salió del despacho sin siquiera despedirse. El director le había demostrado en unos minutos el poco interés que la Orden tenía en su seguridad, tal vez por ser hija de una mortífaga y no de miembros de la Orden.

Se encaminó hacia su habitación y tomó una pluma y un pergamino. Decidió escribir una carta a su tío Sirius, dado que era el único de la Orden que parecía preocuparse por ella y anteponer su seguridad a los intereses de la Orden. No quería que fuese Dumbledore quien le contase lo sucedido; prefería hacerlo ella misma.

"Querido tío,

En primer lugar, espero que te encuentres bien. Te escribo para contarte algo importante de lo que no quiero que te enteres por otros medios. Creo que debo ser yo misma quien te lo diga,

Los herederos de Voldemort  ✔️Where stories live. Discover now