-lo siento nene, estoy en el hospital con Genoveva, mi amiga de yoga, resulta que se lesiono y no tienen a nadie que la ayude, volveré por la noche recién

-está bien mama, lo llevare conmigo, supongo que mientras el local este cerrado no habrá problema.

Media hora más tarde Samuel y yo estábamos haciendo nuestra entrada en el bar, la única persona que se encontraba allí era Rebecca, quien casi deja caer el vaso que estaba limpiado cuando nos ve entrar.

-pero mirencen ¡lucen iguales con esa ropa!-exclamo al vernos.

-¡¡Becky!!- grito mi pequeño mientras salía corriendo para estrellarse en un abrazo, luego le dio la vuelta a la barra y se sentó en una de la butacas examinando curiosamente lo que Rebecca hacia.

-¿me quieres ayudar?- el asintió con la cabeza-bueno, entonces puede doblar las servilletas de este modo y colocarlas en estos servilleteros-el volvió asentir y se puso hacer lo que ella le había indicado.

-Brandon, llamaron de la licorería, hay un problema con la entrega, no la pueden hacer hoy

-¿Cómo que no van a entregar el pedido? Faltan apenas un par de hora para que abramos, ahora mismo llamo y trato de solucionar el problema.

-¿no tenemos nada de alcohol?

-cerveza tenemos, pero sabes que lo que más está saliendo es la carta de tragos y con lo que tenemos apenas va alcanzar para el happy hour.

El local abría a las siete de la tarde, primero funcionaba como bar en donde la gente podía venir cenar algo y beber de manera relajada disfrutando del happy hour, luego levantábamos las mesas y se habilitaba como club.

Para eso de las seis de la tarde aun no había solucionado el tema de la bebida, Sam se hallaba sentado en la barra viéndome ir y venir de un lado para otro, y entonces recordé de un amigo que tenía una distribuidora, pero como solo se maneja con volúmenes pequeños no lo usaba con frecuencia. Decidí llamarlo y rogarle a todos los santos que un estuviera disponible.

-Brandon, tanto tiempo ¿Cómo has estado?

-Rick, necesito de tu ayuda uno de mis proveedores me dejo colgado, dime que me puedes realizar una entrega ahora.

-imposible, ya no tengo personal, todos se fueron.

-por favor, no tienes a nadie, pagare el doble.

-mira, te lo entregare yo a cambio de un favor, ya me di cuenta el otro día que tu eres el Ángel Negro, necesito tres pases vip para la próxima pelea

-hecho, son tuyos te firmare los autógrafos que quieras, besare a tu niño, todo lo que pidas.

-pásame el pedido entonces.

Me acerque a la computadora y comencé a dictarle todo lo que necesitaría, note que algunos de los empleados estaban llegando y comenzaban a preparar todo para la apertura incluso habían abierto la puerta de entrada para que la gente comenzara a ingresar.

Lentamente el lugar se fue llenando, corte mi llamada y me dirigí nuevamente a la barra, pero note que algo faltaba, Sam no se encontraba allí. Comencé a buscarlo con la mirada pero no había señales de él.

Una vez más el miedo se apoderaba de mi, la puerta se encontraba abierta ¿tal vez salió? ¿Y si alguien se lo llevo?

-¡¡maldita sea!! ¡¡SAM!!-grite fuerte que algunos clientes se alertaron.

-aquí estoy- me di la vuelta y lo vi venir tomado de la mano de Rebecca.

-¿Dónde estabas?

-en el baño

golpeando fuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora