Capítulo 45: La tercera rueda

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Tras llevar conduciendo durante una hora aproximadamente, decidí parar en una gasolinera a descansar, y de paso podía leerme la información acerca del próximo destino, que mi amiga Minerva ya me había desvelado que se trataba ni más ni menos que de las soleadas playas de Cádiz.

En la gasolinera, recibí mensajes de texto de mi jefa, que preguntaba por mi paradero cada dos minutos, ya le había informado prácticamente de nuestra ruta turística al completo, si había alguna parte del viaje de la que yo no me acordara, probablemente ella lo sabría.

>>¿Douglas, cómo va todo? -dijo la rubia de ojos grises.

Rápidamente le escribí, le conté lo que había sucedido con Lucienne.

>>Lucienne se ha ido, encontró una nueva vida, va a seguir su propio camino a partir de ahora - era tan duro y tan irreal lo que estaba sucediendo, ¿soy un poco egoísta si una parte de mí quiere que no le salga bien para que vuelva con nosotros?

>>Ya, algo sabía, Lucienne intentó ligar conmigo una vez, nos hicimos amigos entonces, y de vez en cuando me informa también de lo que sucede en el viaje que estáis haciendo.

Mientras continuaba conversando, me senté en una de las sillas al aire libre.

>>¿Por qué será que no me extraña en absoluto que Lucienne sea tu amigo? -un aluvión de pájaros migratorios hicieron que desviara la vista por un segundo de mi teléfono -. Supongo que Lucienne conoce a todo el mundo -en el fondo aquello me había hecho volver a pensar en mi amigo, al que había perdido temporalmente.

>>¿Le echas de menos? -¿echarle de menos, solo? Eso se quedaba corto, si tuviera supervelocidad, ahora mismo no estaríamos conversando si quiera, porque estaría con él visitando cada rincón de Madrid.

Decidí escribir una respuesta un poco menos extrema.

>>Mucho, él no es solo mi amigo, para mí es un hermano.

De repente, apareció Minerva tras mi espalda asustándome.

- ¿Qué haces? - apoyó su pequeña y delicada barbilla sobre mi hombro derecho, mientras me miraba fijamente.

-Hablo con Ana por teléfono.

- ¿Con tu jefa? - puso cara de confusa.

- También es una buena amiga - le aclaré.

- Te iba a decir que si me ayudabas con una cosa, pero si estás ocupado no te preocupes.

- Puedo escribirle y ayudarte a la vez, responderé cuando pueda responder, no tengo que estar pegado todo el tiempo al móvil - me guardé el móvil en el bolsillo.

- Geniaaal - agarró mi brazo y salimos corriendo en dirección al pequeño espacio de maleza que había al lado de la gasolinera.

Cuando llegamos a una zona lo suficientemente despejada, Minerva sacó una cámara Reflex de su minimochila/bolso, me la puso entre las manos y dijo:

- Apunta en la dirección que voy a indicarte y haz la foto, hoy me toca subir foto a mis redes sociales - la normalidad con la que daba las órdenes era propio de un militar de la época de la Guerra Fría, y sin embargo, su voz era suave, melosa, sosegada y normal.

La chica se metió entre la maleza, se sentó en el suelo juntando las plantas de los pies, y revolvió su pelo con los dedos para colocarse un pequeño gorro de lana azul grisáceo.

- Cuando tú me digas, estoy listo - me coloqué posicionado en frente de ella apuntándole con el objetivo de la cámara.

- Una última petición, necesito que hagas que me ría - me pidió con ojos de favor.

El Corazón De Douglas #Wattys2018 [Completa]Where stories live. Discover now