Capítulo 6: Operación realizada

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Pasaron los días, seguí mi rutina de trabajo normal, por las noches conversaba con Miranda sobre mi hermana, decía que estaba cada día mejor que el día anterior, yo no podía saberlo con seguridad, pero me fiaba de ella, sabía que con una cosa así no sería capaz de mentirme.

Estaba haciendo cuentas en mi despacho, cuando me llamaron al móvil, era Minerva, pero nada más que Darill escuchó mi teléfono vibrar me lo requisó, hasta que no saliera de trabajar no podía saber cómo le había ido a mi hermana.

Terminé de trabajar, eran las ocho de la tarde, una vez recuperé mi móvil, llamé a Minerva, que para mi sorpresa no me contestó. A la tercera llamada sí que lo cogió:

  — ¿Se puede saber dónde estabas?— otra vez sonaba cabreada.

— Estaba trabajando, no me dejan hacer llamadas, así que cuando han escuchado tu llamada me han requisado el móvil— intenté explicarme como pude.

— La operación de tu hermana ha ido bien, el médico dice que en dos meses es muy probable que pueda volver a caminar, pero necesitamos ayuda, yo sola no puedo cargar con su silla de ruedas.

Tenía que pedirle a mi jefe que me diera unos días para cuidar de mi hermana pequeña, así que nada más terminé la conversación con mi hermana, le pedí a Darill que abriera la puerta, y hice lo que nunca creí que me atrevería a hacer, llamé a la oficina de mi jefe, interrumpiendo su conferencia con el resto de peces gordos y empresarios. Se escuchó una voz que respondía a mis incesantes toques en la puerta:

— ¿Sí? ¿Quién es?— la voz de mi jefe parecía calmada, solo le había visto una vez en persona así que tenía bastante miedo.

— Buenas Sr.Sand—sí, el jefe de la compañía era el multimillonario Greymond Sand, un tiburón de los negocios , a los diez años había fundado junto a un compañero de clase su primera empresa.

  — ¿Tienes cita, chico?— a ver cómo salgo de esta.

— No, pero es un asunto familiar por lo que vengo— parecía que había llamado su atención.

 — Dígame, cuál es ese problema tan grave y que no puede esperar— no sabía si estaba siendo sarcástico o de verdad se lo estaba tomando en serio.

  — Verá señor, se trata de mi hermana pequeña— parecía que se lo estaba tomando en serio, porque su semblante mostraba preocupación.

— ¿Está bien su hermana, Dylan? —casi acierta mi nombre, total, ¿que puedo llevar años aquí?

  — Lo cierto es que no señor, la han operado del síndrome de Guillain-Barré, se va a quedar en silla de ruedas dos meses— comencé a explicarle ante su atenta mirada.

— ¿Eso es chungo, no?— ¿estaría sintiendo empatía? No entiendo porque le decían el "hombre de hielo", a mí me parecía bastante comprensivo y simpático.

— Es complicado vivir si no tienes unas piernas con las que sujetarte— intenté no llorar, aunque no podía creerme que esto le estuviera sucediendo a mi hermana.

— ¿Ahh que también le van a amputar las piernas?— ¿no había pillado nada de lo que le había explicado?

— No, pero no va a poder andar en dos meses, porque le están restaurando la capacidad motora poco a poco— le expliqué de nuevo.

— Ahh, vale, entonces no hay problema, tómese usted el tiempo que necesite—me dijo con una enorme sonrisa.

—Gracias— le agradecí mientras estaba a punto de marcharme por la puerta.

Greymond se levantó de su silla y dijo:

— Cierra las puertas Ivan— me dejaron encerrado en su despacho.

Mi jefe se levantó del asiento, se acercó hasta a mí y comentó:

— Hay Douggy, pobre Douggy, ¿de verdad pensabas que te iba a dejar salir de mi despacho habiendo interrumpido una reunión tan importante como la que tenía?— me dio pequeñas tortas devolviéndome a la realidad.

— Pero señor, es por un asunto de mucha importancia.

— Escúchame insensato, yo he llegado a ir a trabajar con una pierna impedida, me pegaron un balazo en un callejón, pero si no iba yo, la empresa se iba a pique— se puso frío como el hielo.

— Con todos los respetos señor, mi hermana puede morir, está en periodo de prueba— me miró con desdén y se rió.

— Escúchame Daniel, como no regreses tu culo a tu ridículo cubículo en cinco minutos, le doy tu trabajo al primero que pase por la calle— estaba empezando a entender el puñetero apodo.

— Pero señor— intenté apelar a su compasión.

— Nada de peros, te doy sesenta segundos para que salgas de mi oficina o le digo a Ivan que te lance desde mi despacho al tuyo, ¿te apetece atravesar piso y medio con la cabeza?— ¿me estaba amenazando?

Regresé a mi puesto de trabajo, conteniendo la rabia mientras apretaba con fuerza los dientes, volví a llamar a mi hermana para darle la mala noticia, estaba intentando suavizar el golpe, sabía que no iba a ser nada agradable. Cogí mi móvil y llamé a Noêlle, lo cogió a la primera:

— Dime hermanito— se le notaba ilusionada.

— Mi jefe no me deja ir a cuidarte— intenté que mi voz no sonara desgarrada.

— ¿No vas a poder venir? Me lo prometiste Douglas— sonaba decepcionada.

— No me dejan ir Noêlle, me han prohibido moverme de mi sitio— las lágrimas estaban escapándose de mis ojos.

— ¿Qué tipo de persona es tu jefe? Se merece un puñetazo en toda la cara.

— Es el que manda, si dice que no, es que no— mi respiración se entrecortaba con cada palabra que intentaba pronunciar.

¿Cómo le dices a la persona que más quieres que en el momento más complicado de su vida no vas a estar ahí?

— Bueno, está bien, no te preocupes, le pediré a Marcos que me ayude él con la silla— sonaba triste por mucho que intentara ocultármelo.

— ¿Quién es Marcos?— no había oído hablar de ningún Marcos.

— Marcos es el novio de Minerva, no me cae bien, pero es bastante fuerte— me explicó, no sé si fue la palabra "novio" lo que me molestó o que a mi hermana no le "caía bien", pero me dieron ganas de entrar en el despacho de mi jefe y de pegarle una paliza.

— Espero que te mejores hermana— le dije con todo el cariño que había en mi corazón.

— Ven a visitarme cuando puedas, aquí te estaré esperando—era la cosa más dolorosa que había hecho en mi vida por conservar un trabajo.

Terminé de trabajar, volví a casa y recibí un mensaje en mi móvil:

>>Eres idiota— estaba claro que mi hermana le había contado a Minerva lo sucedido este mediodía.

>> No tengo elección, mi jefe casi me despide hoy cuando se lo he propuesto—le expliqué detalle por detalle lo acontecido hace unas horas.

  >>La vida le dará su merecido, pero no puedes dejar sola a tu hermana Douglas, te necesita.

>>¿Qué hago?— estaba desesperado.

>>Está claro lo que tienes que hacer, habla con la señora Sand, a ver si su marido sigue poniéndose tan gallito delante de la verdadera leona del lugar.

>>Una idea magnífica, mañana se lo haré saber, muchas gracias Minerva.

Me fui a dormir ultimando mi plan en sueños. 

El Corazón De Douglas #Wattys2018 [Completa]Where stories live. Discover now