Capítulo 31: Traicionada por mi subsconciente

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La conversación estaba llegando a su punto álgido cuando de repente, Lucienne nos interrumpió mientras señalaba su reloj y decía:

      — Chicos, detesto interrumpir tan interesante debate, y estoy de acuerdo en que eres un atontado que no sabe ni lo que dice, y vamos a tener que buscarte una novia más temprano que  tarde, pero acaba de pasar la una en mi reloj — ¿tan tarde era? Se nos había pasado el tiempo volando.

No nos dio tiempo ni siquiera a meter las piernas en remojo, aunque no creo que nadie, después de la experiencia que habíamos vivido unas escasas horas atrás estuviera dispuesto a hacerlo. Salimos en dirección a la entrada del hotel, que era donde había aparcado el parisino su coche la noche anterior.

En cuestión de segundos, habíamos arrancado y estábamos cogiendo la carretera para volver a París.

—¿Cómo nos vamos a organizar? ¿Vamos en vuestra furgoneta o en mi coche?—lo cierto era que prefería su coche porque era más rápido, pero si luego él no nos volvía a acompañar, nosotros nos quedaríamos sin medio de transporte, por lo que no quedaba otra.

—Vamos en nuestra caravana—Minerva se giró en mi dirección y soltó—. ¿No es cierto, Douglas?—aún no era consciente del marrón en el que me acababa de meter, no sabía ni cómo había entrado ni cómo iba a salir de aquella situación.

—Me parece genial, yo todavía no he visto la caravana hippie, tiene que ser una pasada—se podía apreciar la ilusión en la retina del rubio de ojos verdes.

—Te va a encantar, es bonita hasta decir basta, y la radio, a diferencia de la de tu coche no está estropeada—¿la radio estaba estropeada?

—Mi radio no está estropeada, es que no me gusta que la gente se ponga a cantar canciones mientras conduzco, porque me distrae de la carretera—dejó caer el comentario y luego añadió—. Pero supongo que ahora que no me toca a mí conducir podemos cantar todas las canciones que queramos—¿Acaso a mí no me molestaban las canciones?

— Lo vamos a pasar de miedo—se mostró la castaña sonriente y jovial.

Llegamos en cuatro horas a la casa de Lucienne, nos despedimos de su familia, él cogió una mochila con ropa para el viaje y le dijo a su padre que nos llevara a nuestro hotel, donde recogeríamos las cosas que nos faltaban, devolveríamos la llave de la habitación que apenas habíamos pisado y nos montaríamos de nuevo en la furgoneta de faros gigantescos para retomar nuestro viaje, aunque por lo visto, según Minerva, esta vez no íbamos a tardar mucho en llegar a nuestro destino.

Llegamos al hotel, pero la sorpresa no se la llevó Lucienne por conocer el sitio donde habíamos dormido antes de conocerle, la sorpresa nos la habíamos llevado nosotros cuando comprobamos que habían forzado la puerta de nuestra habitación y habían robado las pocas pertenencias que habíamos dejado allí, menos mal que nos quedaba ropa suficiente para poder subsistir unos días.

Tras poner dos denuncias, una por parte de Minerva y otra por mi parte y recuperar parte del dinero del alquiler que habíamos pagado en compensación con la falta grave que había cometido la seguridad del hotel, fuimos a ver si la furgoneta aún seguía con vida.

Por fortuna, los ladrones que habían entrado en nuestro apartamento no habían encontrado la caravana, porque la había aparcado en el parking del hotel, pero en la columna más apartada y recogida de todo el lugar.

      — Tengo que admitir que la furgoneta es una pasada, ese toque retro me ha robado el corazón, y mira que soy de gustos complejos — si era estirado, ese comentario le dejaba aún peor, era peor que un pijo resentido.

Nos montamos todos en la caravana, arranqué el coche y me puse manos a la obra. No establecimos conversación hasta que estuve totalmente seguro de que habíamos tomado la carretera en la que a partir de ahí el camino es más o menos recto y no hay desviaciones que seguir.

El Corazón De Douglas #Wattys2018 [Completa]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang