Capítulo 15: La mujer de Paolo

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Caminamos hasta la salida del bar, me quedé enamorado de ese batido, pero no pude averiguar la receta, cada uno nos separamos en una dirección,  pero antes concertamos la hora en la que mañana íbamos a enfrentarnos, quedamos a las seis, se me ocurrió dejar el sutil comentario de que conocía el sitio perfecto:

      — El sitio déjamelo a mí, tengo un amigo que trabaja en una chocolaterie — le expliqué, intentando que no viera la intención que había detrás de aquel ofrecimiento tan inesperado.

  — Nos vemos mañana a las seis, Douglas— se montó en su moto, se colocó su casco y se marchó.

Yo no perdí el tiempo en despedidas largas, salí corriendo hacia mi coche, desde allí llegué a la dirección que mi primo me había enviado al móvil por mensaje.

Nada más llegar al restaurante, me encontré con una casa blanca, de unos tres pisos, con detalles en marrón en los tejados y las ventanas, esperaba algo excesivamente moderno y absurdo, y me encontré con la sencillez de construcciones bien hechas.

Mi primo Paolo estaba en la puerta agarrando de la mano a una chica rubia con ojos marrones que para mí era una completa desconocida, era bastante normal, no era nada estratosférico, como los anteriores ligues de mi primo, que estaba obsesionado con las modelos de piernas largas y de cintura estrecha. Lo único que no me sorprendió era que la chica fuera rubia, ¿el por qué? Como los tres cuartos de la población mundial, mi primo prefería a las rubias, era de gustos simples, sin embargo yo soy de los que piensa que rubias hay muchas, pero hay que tener la valentía suficiente para hablarle a una morena.

Donde los demás ven normalidad, los rasgos de una chica corriente, yo veo chicas con corazón y apasionadas, esto no quiere decir que las rubias no puedan ser chicas ideales para una pareja, o para tener una relación, pero pienso que el reto está en conquistar el corazón de una morena, o en su defecto de una chica castaña, porque aunque parezcan fáciles de conseguir, normales y receptivas, las chicas con esas características son complejas, divertidas, y te hacen olvidarte de la palabra amigo y caer en la tentación del amor.

Caminé hacia mi primo, Paolo es moreno como yo, pero tiene los ojos azules, es un poco más blanco y tiene unos rasgos apolíneos y definidos, me recuerda un poco a las estatuas griegas que nos enseñaban en historia, es el único de la familia que tiene el mentón en la posición perfecta, ni muy arriba, ni muy abajo, simplemente estaba en el sitio correcto, le tenía un poco de envidia por eso, ¡Cómo podía tener esos rasgos tan perfectos! Le di un abrazo, saludé con dos besos a su novia y me invitaron a pasar.

Iniciamos una conversación por el camino:

— ¿Mi primo Paolo con novia?—decidí abrir yo el tema de conversación.

Él se echó a reír y luego comentó:

  — Más bien mujer— se acercó a ella, la abrazó, y acarició su anillo mientras no dejaba de mirarla, no se separaba ni un segundo de sus ojos, era como si se quedara hipnotizado, los dos lo estaban en realidad.

— ¿TE HAS CASADO?— me cogió por sorpresa, Paolo siempre había dicho que nunca iba a casarse.

— Me he enamorado, Douglas, Loretta es mi alma gemela— sonaba enamorado, feliz, parecía sincero.

— Supongo que le podemos aplicar el dicho "nunca digas nunca"— él se reía, creo que se esperaba mi sorpresa ante la situación.

— Es un dicho excelente, te la voy a presentar como es debido— se liberó del agarre de su mujer, y agarró mi mano para ponerme frente a ella.

— Douglas, esta es mi mujer Loretta— la sonrisa de la chica era de plena felicidad.

Se inclinó, me dio un efusivo abrazo inesperado y dijo:

— Tenía muchas ganas de conocerte, Douglas, siento mi efusividad, pero es que estoy emocionada, es la primera vez que conozco a alguien que ha estado presente cuando había un Paolito en la familia Wright— agarró mi brazo y nos alejamos caminando por la casa, en concreto nos pusimos a unos veinticinco pasos lejos de mi primo, los conté mientas ella me secuestraba de su lado.

Estaba seguro de que Loretta me iba a hacer la típica interrogación que me hacían todas, ya no sé si me acordaré de todas las novias de Paolo para poder contarle, pero para mi sorpresa a ella no le interesaban sus antiguas relaciones en absoluto:

— Dime, Douglas, ¿cómo era Paolo de pequeño?— ¿no quería saber nada de las novias de Paolo?

Con un simple vistazo atrás, localicé en mi mente la imagen de Paolo con cinco años, nos conocíamos de toda la vida, había sido fácil recordar el pasado. Una vez situada la imagen en mi cabeza, comencé con mi respuesta:

— Paolo era el malo de la familia, a todos nos gastaba bromas, a todas horas, era incansable, y encima luego decía que había sido yo, recuerdo una vez jugando al fútbol en casa de nuestros abuelos, que le dimos sin querer a una lámpara verde, era horrible, pero la madre de mi abuela se la había regalado, yo era el portero, y Paolo el que chutó, bueno pues a pesar de que era evidente que fui incapaz de detener el chut, al único que castigaron fue a mí — me detuve unos segundos para dejarla con suspense— . Lo cierto es que tiene una mirada que pone cuando hace algo malo, que le da el aspecto de un angelito, la gente siempre hace lo que él quiere porque sabe cómo ganárselos.

— Conmigo no funcionó, lo calé desde el principio— al parecer esta vez el que había tenido que ir detrás había sido mi primo, ella le había dado la vuelta.

Me estuvo explicando su bonita historia de amor, Él entró en la escuela de cocina para dedicarse a aprender todo lo que pudiera del chocolate, ella estudiaba medicina en la facultad que estaba en frente de la escuela de cocina, todo esto estaba sucediendo en Carolina del Norte, allí es donde mi primo había decidido estudiar. Una noche, ella paseaba de vuelta a casa cuando él intentó ligar con ella utilizando todos los trucos posibles, pero Loretta no era como el resto de las chicas a las que Paolo le había tirado los tejos. 

Esa misma noche, Loretta, ante la insistencia de Paolo para poder quedar con ella le ofreció un trato, algo imposible que pasó por su mente, una idea loca y absurda, lo suficientemente compleja como para que un chico como mi primo la dejara en paz:

— Si vienes a recogerme cada noche a la Universidad de medicina , y das largos paseos conmigo y me hablas de ti, pero no un poquito, no de forma superficial para acostarte conmigo y luego dejarme, si me dejas conocer al verdadero tú, entonces, y solo entonces, aceptaré salir contigo—recitó la frase de memoria, a medida que hablaba quería saber más, su historia era como un libro, había oído que era posible, pero presenciarlo para mí era un privilegio, poder escuchar al detalle una historia de amor verdadero.

  Al ver que llegábamos al salón, y que Paolo nos alcanzaba, me ofreció un asiento y dijo:

— Voy a prepararte un té, dame unos segundos— se marchó por la puerta que estaba a mi derecha y nos dejó a mi primo y a mí solos. 

El Corazón De Douglas #Wattys2018 [Completa]Where stories live. Discover now