Capítulo 14: Tentación de chocolate

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Hay un problema, todo el plan se está yendo a la basura, porque Minerva no quiere cogerme el teléfono, me está ignorando completa y absolutamente, me temo que si no me responde no voy a poder cumplir la promesa de mi hermana, pero dudo que lo haga y no entiendo por qué, llevo toda la mañana llamándola y no me lo coge.

Pasa una hora y media, se hacen las dos, lo veo en mi reloj, estoy a punto de rendirme por hoy, pero algo me dice que llame una última vez, así que cojo el móvil y realizo una última llamada, suena tres veces y a la cuarta por fin escucho su voz:

- ¿Douglas? - su inocente entonación me hace suponer que es posible de que no se haya enterado de nada.

- Hola Minerva, tenemos que hablar - me decanto por ser directo, estoy seguro de que es la mejor opción para que no se de cuenta de mis intenciones.

- ¿Sucede algo? - ese tono interrogativo sonaba preocupado.

- Nada, no te preocupes, es simplemente una cosa que quiero comentarte - no sabía dónde vivía actualmente, por lo que tenía que concertar una cita en algún sitio - . Si te apetece podemos quedar en un bar cercano y hablamos.

- Aún no me he ido de mi hotel en Francia, pero pasado mañana viajo con Marcos a Toronto, tiene un partido de fútbol - cada vez que escuchaba el nombre de Marcos a mi cabeza la golpeaba un enorme martillo.

- Me parece perfecto, ¿en qué sitio podríamos vernos? - no había dicho que sí, pero si no era directo iba a perder mi oportunidad.

- Cafe Oz, en una hora - de momento tenía una oportunidad.

- Allí estaré - tenía una hora para prepararme y pensar en una forma de convencerla.

Sabía que si me presentaba allí sin un plan de emergencia por si la verdad no servía no tenía ningún sentido, así que pensé en las palabras de mi hermana "A ella le gusta mucho el chocolate", recordé que mi primo Paolo Bendicione tiene una de las mejores "chocolateries" de toda Francia.

Llamé a mi primo Paolo con la esperanza de que el trabajo no se lo hubiera llevado muy lejos y de que pudiera ayudarme a organizar la idea que tenía en la cabeza, al segundo toque me lo cogió, éste fue más ágil:

- ¿Dígame? - era la inconfundible voz de mi primo, espero que siga siendo igual de simpático que hace unos años, porque no nos vemos desde los doce años.

- Paolo, soy tu primo Douglas - le saludé con cordialidad familiar.

- ¿Doug? A qué debo tal honor - espero que no me resultara difícil convencerle, Paolo era muy testarudo.

- Estoy en Francia y he recordado que tienes un restaurante muy bueno por aquí - no era un restaurante, y yo lo sabía perfectamente, pero a Paolo solo hay una manera de hacerlo reaccionar, golpeando su pasión a la cocina.

- Sabes perfectamente que es una "chocolaterie", y no una cualquiera, de las mejores de toda Francia - mi primo se quedó callado unos segundos - . ¿Quieres que te consiga una reserva o algo parecido?

No sabía si comentarle a Paolo mi plan, ni tampoco si llevarle a la única chica a la que he apreciado era una buena idea, porque Paolo era un poco, bastante ligón, en la familia siempre era el que mejor salía en las fotos, además, cuando estuvo en Toronto, en mi mismo colegio era el centro de atención de todas las miradas, pero decidí confiar en él, Paolo era familia, y sabía que estaría dispuesto a ayudarme.

- Tengo que convencer a una chica para hacer un viaje de locura, Paolo, necesito que me enseñes absolutamente todo lo que sabes de chocolates, y que me dejes tu local una noche.

Me esperaba que estuviera reacio a ceder de primera mano, pero sorprendentemente mi primo no tuvo ninguna objeción.

- Claro, lo que necesites, Loretta y yo estamos a tu disposición, me alegro de que te hayas decidido a hacerme una visita, primo - ¿quién era Loretta?

El Corazón De Douglas #Wattys2018 [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora