Capítulo 36: "Aprovecha tus oportunidades"

300 64 2
                                    

Al día siguiente, nos preparamos bocadillos, mientras Lucienne y Minerva recogían el resto de sus cosas, yo traté de leer el nuevo problema, haber si podía resolverlo con facilidad.

"Si un tren va hacia Madrid con una velocidad de 123 km/h y tiene el número 50 pegado en el lateral, ¿cuál es la página?"

Estaba claro, que, o mi hermana se estaba relajando o estaba perdiendo la cabeza.

"PD: Es solo para que te relajes, los siguientes son los difíciles"

Ya me extrañaba mí, ésa sí sonaba más como mi hermana.

Me dirigí a la página en la que ponía el número, y había una página en blanco con una indeterminación para resolver.

"Has picado, no te lo voy a poner fácil"

Me dispuse a resolver el enrevesado acertijo matemático con soltura, en menos de diez minutos, tenía la respuesta, "La página 1".

Busqué la página 1, pero no era la primera, ésa era la 106, conociendo a mi hermana como la conocía de bien, me dirigí a la página final, y, efectivamente, ésa sí que era la página 1.

"Nunca pude ver el mar español que tantas veces me había descrito mi mejor amiga, así que, tu rumbo es tierras españolas, me gustaría haber ido a un festival de música y que en él hubiera alguna fiesta, y haberme bañado en sus playas"

En ese momento, con la resolución y el próximo destino en mis manos, aparecieron el parisino y Minerva por la puerta de sus respectivas habitaciones, arrastrando las maletas a su paso.

- ¿Has resuelto el acertijo?- preguntó Lucienne mirando en mi dirección.

- Nuestro próximo destino es España- le enseñé el cuaderno con los dibujos de mares y gente bailando en fiestas de mi hermana.

- ¿España? ¿Cierta persona no tenía una cita allí con una chica que le estaba esperando?- se llevó un dedo a la barbilla pensativo.

- Vámonos, chicos- cruzó la puerta con rapidez Minerva.

-¡ Espéranos !- tratamos de seguir sus pasos.

Nos despedimos de la recepcionista, entregamos la llave del hotel y nos montamos de nuevo en la furgoneta, en la que esperaba sentada Minerva cruzada de brazos.

El primer tramo del camino, fue silencioso, nadie quería hablar, y lo que más me preocupaba es que Minerva estaba más callada de lo normal, su mirada atravesaba la ventana perdida en la nada, sin mediar palabra con ninguno de nosotros dos.

- Tengo hambre- se apoyó en mi hombro el parisino- . Es curioso, nos hemos levantado a las nueve, hemos hecho los bocadillos, y se nos ha olvidado lo más importante, desayunar nosotros- añadió con una agudeza certera y que fue directamente a mi estómago.

- ¿Paramos, Minerva?- dirigí mi pregunta a la castaña, pero ésta, yacía dormida con la cabeza pegada a la ventana de cristal del coche.

- No ha hablado mucho, ¿crees que estará enferma?- dijo el francés, que tenía entre sus labios la única posibilidad que su mente acababa de cocinar para él.

- Será mejor que paremos para desayunar- le quise quitar la idea de la cabeza apelando a su estómago.

Aparqué el coche, le puse una manta a Minerva, y nos dirigimos al restaurante de carretera que habíamos visualizado antes de pararnos.

- Póngame una taza de té y una manzana por favor- le indiqué a la camarera que estaba en la barra, al percatarme de que todos los comensales estaban ya atendidos.

El Corazón De Douglas #Wattys2018 [Completa]Where stories live. Discover now