Capítulo 19: Primer hotel, queso derretido para cenar

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El camino de carretera fue increíblemente tranquilo, por lo menos en el exterior, en el interior acababa de descubrir el reggaeton y a un tal "Dasoul", su música no era mala, pero después de tanto tiempo sin música, al escucharla mi cabeza estallaba, era como un martilleo incesante, para colmo Minerva no paraba de cantar la canción, estaba sonando "Vuela Corazón", tenía buena voz, pero prefería mi hábitat de silencio.

Hice el intento de bajar el volumen, pero Minerva me cogió la mano y con su mirada fija en la mía dijo:

   — Escúchalo hasta el final, apréndete la letra y la cantas conmigo, no seas aguafiestas — me miró con una sonrisa traviesa.

— No me acostumbro a la música, cuando tus oídos llevan tanto tiempo en silencio, no puedes hacer nada — le expliqué.

— Solo tienes que desentumecerte, vamos, quiero oír tu voz, recuerdo que no se te daba mal cantar — me invitó.

Terminamos cantando todas y cada una de las canciones de la radio, me tragué el anzuelo hasta la campanilla, porque en el fondo no podía vivir sin música, la había intentado ocultar en mi interior, pero siempre afloraba, echaba de menos hasta mi bajo.

Cuando llegamos a la desviación que ponía "PARÍS" en un cartel azul de autopista, puse el GPS de mi móvil, al final nos pusimos de acuerdo y escogimos un hotel medianamente decente y bastante asequible.

Llegamos al  hotel sobre las nueve y media de la noche, aparqué la caravana en el parking del mismo y luego solicité una reserva, entre los dos habíamos establecido que nos harían falta dos días para visitar la zona que se indicaba en el mapa de mi hermana y probablemente empleáramos otro para descansar, en total nos costaron los tres días unos ciento sesenta euros, yo ya había cambiado los dólares por euros, por lo que pude poner mi parte con escasa dificultad, ella hizo lo mismo.

Dejamos en la caravana todo, solo cogimos las bolsas que contenían los pijamas y nos subimos al hotel, nos habían dado la habitación 309.  Me introducí en el ascensor y pulsé el botón de la planta tres. 

Una vez en la planta correcta, cruzamos el pasillo tomando el camino de la izquierda, caminamos a lo largo del mismo y en la penúltima puerta coloqué la llave electrónica en la cerradura.

La puerta se abrió y pudimos entrar en el hotel para descansar, para ser un hotel barato, el Holiday Inn, que así es como se llamaba el sitio en el que nos encontrábamos, tenía las características de un hotel de lujo, lo primero que pensé cuando crucé la puerta fue en darme un baño en la enorme bañera que estaba viendo delante de mí.

Minerva también entró y se dejó caer en la cama rendida, con la almohada en la cara y pelo en su boca dijo:

   — ¿Te han dicho la contraseña del Wifi? — me miraba con interés, creo que era de las primeras veces que lo hacía, es triste que fuera por conseguir una vulgar contraseña y no por otra de las posibilidades que pasaba por mi casa.

Con un rápido vistazo localicé en la mesa de al lado de la tele, una tarjetita blanca donde venía el nombre de usuario y la contraseña que había que poner. Con un movimiento ágil de manos le tiré la tarjeta, ella la cogió al vuelo y introdujo los datos con destreza, al segundo estaba conectada a la red.

   — Gracias — se limitó a decir sin dejar de mirar su pantalla del móvil.

Le llegó una llamada y se encerró en el baño a hablar, estuvo metida allí más de una hora. A la hora se dio una ducha, lo sé porque estaba pendiente, no podía dejar de prestar atención a lo que hacía, el móvil no era suficiente distracción. Cuando me di cuenta de que se estaba convirtiendo en algo obsesivo puse la tele, al poner la tele, y hacer zapping con el mando, encontré una película que llamó mi atención, no la había visto, pero Anastascia siempre decía que esa película escondía los secretos del amor.

El Corazón De Douglas #Wattys2018 [Completa]حيث تعيش القصص. اكتشف الآن