| 122 | Taron Egerton

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— ¡Anya, cariño! Cuánto te he extrañado, no sé qué te cuesta venirme a visitar más seguido si no estamos ni a dos horas de distancia en auto.— mi madre afloja su abrazo lentamente y su mirada recae a un lado mío.— Y tú debes ser el famoso Taron Egerton.

— Solo Taron está bien.— coloca en su rostro una de esas increíbles sonrisas que tiene y yo siento mis rodillas temblar.

— Oh, está bien.— conozco cada expresión facial de mi madre y sé que en este momento quiere soltar varios comentarios, pero me alegra que al menos esperara unas cuantas horas antes de hacerlo.— Pero pasen que a fuera está haciendo un frío de muerte.

Ambos entramos a la casa mientras mi madre cierra la puerta detrás de nosotros. Todo luce igual, siempre me ha encantado el tono cálido de las paredes, lo suave de la alfombra y como siempre olía a lo que mamá estaba cocinando.

— Tu padre está en la sala. La cena estará en cualquier segundo.— trata de formar una sonrisa en sus tensos labios y se da la vuelta con dirección a la cocina. Me giro rápidamente hacia Taron antes de que este pueda dirigirse a la sala.

— ¿Sabes que podemos irnos en cualquier momento, verdad? — él coloca sus manos en ambos lados de mi rostro.— Hablo en serio, mis padres no son malas personas pero son sumamente estrictos y tradicionales como el infierno.

— ¿Es por eso que tu madre se molestó tanto con el hecho de que vivas conmigo?

— No vivo contigo.

— Oh, eso parecía anoche.— acerca mi rostro al suyo y río ante la cercanía.

— Esto no es buena idea. Basta.— él deja pequeños besos en mis labios y yo trato de controlar mis pequeñas risas. Todo está bien hasta que el sonido de un garganta aclarandose rompe el ambiente.

— Está no es una muy buena primera impresión, muchacho.— mi padre tiene una taza en la mano y está en el inicio del pasillo de la entrada donde nosotros nos habíamos quedado.

— Vamos, papá. No era nada.— aparta lentamente los ojos de mi novio.

— Y bueno, ¿vas a abrazarme o no, niña? — mi padre me envuelve varios minutos en sus brazos.

— Siento haberle dado una mala impresión, señor. Mi nombre es Taron.— él le ofrece su mano a mi padre cuando esté ya me ha soltado de su abrazo.

— Lo se.— contesta apretando el saludo de mi novio.— Te vemos bastante por televisión.

No suena como un comentario amigable, trato de decir algo que aminore el ambiente pero en ese momento mi madre aparece.

— La cena está lista ¿qué hacen todos aquí?

— Al joven Egerton le pareció buena idea divertirse antes de la cena.

— ¡Papá, vamos, no exageres! — nos dirigimos al comedor ante la mirada confundida de mi madre y la cabeza baja de Taron.

La cena resulta ser uno de los momentos más incómodos de mi vida. Ya que cuando mis padres no nos enfrascan en un incómodo e intenso silencio, nos bombardean con extrañas preguntas, en especial a Taron. Y no importan mis intentos por llevar una típica charla familiar, por lo que siento que pierdo la paciencia a cada segundo que pasa.

— ¡Basta! — me exalto y casi tiro la taza de té que mi madre ya había servido después de la cena. Mi reacción es consecuencia al comentario pasado de ella.

<< Llevan un tiempo juntos, y dicen que quieren pasar más tiempo en esta relación. Así que espero que vayan a casarse, niños. Aunque supongo que ya no podemos esperar que uses un vestido blanco ¿verdad, Anya? Supongo que ya has roto tus promesas de comunión >>

— No le hables en ese modo a tu madre, Anya.— dice mi padre severamente. Sé que no debí haber gritado pero me sentí tan atacada y arrebatada de mi privacidad que no pude evitarlo. Taron se mantiene callado y ha tomado mi mano debajo de la mesa, su pulgar acariciando lentamente es una señal de que espera que guarde la calma.

— Nos vamos.— digo después de unos pesados segundos de silencio. Me levanto y Taron lo hace lentamente.

— No seas ridícula. Siéntate.— mi padre niega pero yo ya me he dirigido a la salida. Pero no escucho a Taron seguirme, me giro y me encuentro con que él no ha seguido los pasos y se ha quedado en el comedor con mis padres.

— Se que no tengo mucho derecho de hablar.— comienza lentamente y yo doy pequeños pasos de nuevo hacia el comedor pero me quedo estática en la entrada de este.— Pero amo mucho a su hija. Y lo único que quiero es hacerla feliz.

— Ese es un truco muy viejo, hijo.— resopla mi padre.

— Se que ustedes creen hacer lo mejor para ella y sé que lo hacen por qué la aman, pero Anya es adulta y puede tomar sus propias decisiones.— él gira su mirada hacia mi madre.— No quiero ser grosero con usted y no pretendo serlo, pero lo que nosotros hagamos no es su asunto. Y sé que Anya hizo esa ceremonia a los 7 años así que es bastante injusto pedirle que haga absolutamente todas las cosas que la ceremonia profesaba cuando ella era una niña que no lo comprendía.

Mi madre lo mira como si hubiera escupido hacia ella. Yo tomo la mano de Taron lentamente.

— Voy a hacer lo que quiera con mi vida, mamá. Eres bienvenida a ella si vas a respetarla. Gracias por haberme cuidado todos estos años pero tienes que confiar en que criaste a una hija inteligente.

— Anya... — empieza mi padre y giro mi mirada hacia él.

— Tu desagrado hacia Taron es injustificado, papá. Lo amo y que sea actor no debe influir ni para bien ni para mal mientras nosotros sepamos cómo manejarlo.— ambos se quedan en silencio y Taron me mira con duda sin saber que hacer ahora.— Nos vamos, y pueden esperar quizá una invitación de boda, o quizá solo sea una invitación de baby shower o quizá solo sea yo viniendo por que he terminado con Taron, pero sean todas, ninguna o solo una, tendrán que respetarlo si quieren estar ahí para mi. Adiós.

Taron y yo salimos de la casa y yo dejo salir todo el aire que no note que estaba reteniendo. Él me estrecha en sus brazos y no puedo evitar sentir mis ojos picar.

— Oye, todo está bien. Te amo.— besa mi cabeza y yo me sujeto fuertemente de su chaqueta. Nos quedamos varios minutos en silencio únicamente en los brazos del otro.

— Perdón por haberte hecho pasar por esto.— murmuro y él niega repetidamente.

— Te prometí que no me alejarias de ti.— río por qué fue algo que me dijo cuando me conoció.— Así que tú sigue disparando por qué estare aquí un buen rato.

Tomo su rostro ente mis manos y junto nuestros labios. Él sujeta mi cintura y me eleva varios centímetros.

— ¿Asi que baby shower, eh? — pregunta en mis labios y yo sonrío.

— No te hagas tantas ilusiones, era únicamente un escenario que plantee.

— Claro.— guiña hacia mí y deposita otro beso rápido en mis labios, toma mi mano y entramos al auto para dirigirnos a casa.

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cualquier parecido con la realidad (la mía) es pura coincidencia.

Tambien puede que haya querido ver el mundo arder (:

Gracias por no dejarme.

muchos (millones) de besos.

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