No Me Dejes Caer Jamás #1 [COMPLETA] En Edicion

Capítulo 57

—¡Zab! —su voz aterrada y temblorosa me saca del trance en el que estoy al ver sus pantalones blanco y piernas manchadas de sangre. ¡Por Dios, no!

Todos los recuerdos se agrupan en mi cabeza mientras escondo mi rostro en mis brazos descansando sobre el volante.

—¡Abajo nena! —grito al tiempo que aprieto el gatillo, y el maldito Jack hace un brusco movimiento, tan rápido que no me da tiempo a detenerme y todo pasa tan de prisa que por un momento no logro asimilarlo.

No, no, no.

Vila.

Mi chica está de espalda hacia mí cubriendo totalmente el cuerpo de Jack mientras él me mira con una sonrisa torcida. Dejo de escuchar las sirenas de los carros de policía, dejo de escuchar mi propio corazón latir dentro de mí y dejo sentir que estoy vivo. Me quedo paralizado, Quiero creer que no es lo que pienso, que no le he disparo a mí chica, pero entonces escucho un leve quejido y veo como su cuerpo se dobla un poco, al mismo tiempo que él suelta su agarre en ella y cae al suelo.

La mano en la que sostengo la pistola cae a un lado de mi costado mientras olvido como se respirar. No era a ella, no era a ella, no era a ella...

Flashback trás flashback
reproduciéndose sin compasión y provocando un dolor intenso en mis sienes. ¡Por Dios, me volveré loco!

—¡No, no, no! —grito, separándome del volante y golpeándolo una y otra vez, haciendo sonar las bocinas y soltando gritos de frustración —¡No era a ella maldita sea!

Yo solo tenía miedo que ese maldito infeliz le hiciera más daño del que le había hecho, quería sacarla de allí y que no volviera a pasar por una mierda así, no podía respirar bien viendo sus ojos grises tan llenos de miedo, pero sólo la lastimé y diablos, maté a mí propio hijo, ¡Lo maté!

Trago con dificultad, miro a mí alrededor y trato de calmarme. No sé cuántas vueltas he dado en todas las putas avenidas, mi mente a estado totalmente ausente y perdida, siento que me ahogo con mis propias lágrimas y la rabia que siento es inmensa. He tenido que detenerme para no chocar con todos los jodidos coches o salirme de algún carril.

Siento ese dolor que surge dentro de mí y no sólo atormenta mi pecho, sino también mi cabeza. Ésto duele.

No puedo mirarla como si no he destruído nuestra vida, le quité a ella y a mí mismo la dicha de ser padres.

No sabe cómo me duele haberla dejado Sola —¡Te necesito aquí! —sus palabras me persiguen y odio recordar sus ojos suplicando que me quede, pero lo que siento, es simplemente demasiado. Sentía que no podía estar ahí, necesito un momento para procesar todo ésto y no tratar de no sentirme como me siento, pero...

Es imposible.

Salgo del coche aún viendo lo temprano que está, pero aún así me detengo frente al centro de investigación y decido entrar.