C A P I T U L O 15

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Me tenso completamente al escuchar sus palabras, no lo juzgo por preguntarme. Cualquier persona que ayuda a un extraño querrá saber a quien está ayudando y él no es la excepción, pero ¿Cómo puedo explicarle por todo lo que he pasado?
Estoy segura que no me verá de la misma forma, si le explico.

No sé exactamente cual es su necesidad de ayudarme. Estoy segura que no puede hacerlo, sólo puede meterse en problemas mayores de lo que el ya está.
Tampoco entiendo cual es la necesidad de entrar a un grupo de mafiosos que solo dañan la vida de los demás, que destruyen a su paso toda la sociedad en la que vivimos. Nunca he estado de acuerdo con el narcotráfico y hoy me encuentro en los brazos de uno. Refugiada en él sin querer soltarlo.

Jack tiene su historia para ser el monstruo que hoy es, no lo justifico, sin embargo ¿cual es la razón para entrar a ese mundo? Por mi parte mi vida es una mierda completamente, pero nunca me metería en un grupo de criminales que pretenden tener una "vida fácil"

Salgo de mis pensamientos sabiendo que no le he dado una respuesta.

Me levanto de su pecho y salgo de la cama, miro el reloj.

Siete de la mañana.

—¿Sabes? —dice —Te he dado todo el tiempo que he podido para que confíes en mi y no lo haz hecho —se sienta en la cama mirándome —No todo lo que vez es lo que soy.

—¿Entonces crees que todo lo que he visto de tí es mentira? —le pregunto cuando llega frente a mí, pero él no dice nada solo me mira. En un momento creo que va a decir algo pero parece pensarlo y calla.

—¿Cómo llegaste aquí? —me pregunta sin contestar mi pregunta.

—Viajando —contesto tajante.

—¿Por qué? —sigue preguntando —¿Qué hiciste?

Su pregunta me toma por sorpresa y lo miro sin poder creer lo que ha pensado de mí.

—¿Qué insinúas, Dam? —le pregunto decepcionada.

—Eres tú quien ha dejado que crea toda clase de historia en mi cabeza —me dice mirándome fijamente a los ojos, sin titubear —Solamente tú me puedes sacar de dudas.

—¡Eres un estúpido! —grito airada —No quiero hablar de lo que pasó y no puedo ser juzgada por ello —le digo tratando de salir cuando él me detiene agarrando mi brazo.

Pretende decir algo cuando el timbre de la puerta suena y su atención deja de ser para mi. Sale de la habitación y yo me quedo parada en medio de la habitación aun desconectada por que piense que yo he hecho algo malo y por eso estoy huyendo. ¿Qué cree exactamente? ¿Qué yo maté a alguien? No lo puedo creer.

Salgo de la habitación solo para escucharlo en una conversación con el mismo chico que casi me mata la otra noche, el tal Calvin.

—¿Quién es esa chica ? —le pregunta a Dam —A mi entender no tenías novia ¿o si? Nunca has sido un hombre de "novia" —apunta riendo.

Dam lo mira serio.

—La conocí hace unas semanas, casi la atropello con mi coche y....

—Déjame adivinar —lo interrumpe Calvin —la traíste a tu casa.

—Sí, no pude dejarla, parecía necesitar ayuda —murmura Dam y me siento tonta detrás esta puerta escuchando ésta conversación sobre mí.

—¿Y cómo se llama? —pregunta, Calvin como si fuera un detective y estoy comenzando a odiarlo.

—No lo sé —contesta Dam y Calvin explota en carcajadas.

—¿Estás jugando verdad? —le pregunta sin parar se reír y siento que puedo ir y golpear su cara.

¿Qué se encuentra gracioso?

—No, no sé nada de ella. Ni su nombre, ni su edad, ni de dónde viene.

Dejo de escuchar la conversación y me marcho a mi habitación, no entiendo mucho de Dam, a veces me desconcierta.

Paso parte del día escondida en mi habitación hasta que él entra. Camina hacia la ventana donde estoy sentada mirando a la nada.

—¿Piensas evitarme todo el tiempo? —me pregunta —Hice la cena ¿por qué no bajas y comemos juntos? —tira de mi brazo y la verdad tengo hambre, por lo cual dejo que tire de mi cerca de él y lo acompaño al comedor.

Mientras comemos no decimos nada, todo es más silencioso de lo común y muy incómodo. Después que pasamos varias noches juntos no ha pasado más nada, él tampoco me ha referido acerca del tema, tal vez nunca debí dejar que me tocara, puede que no sea más que una diversión para él y sólo el pensamiento me hace sentirme como una cualquiera.

Tal vez sólo fué sexo, al fin y al cabo, ni siquiera me ha dicho que le gusto, me siento insignificante. Y lo peor de todo es que a mí me gustó estar con él, aunque los últimos días ha habido mucha tensión entre nosotros, pero es suficiente, tengo que ser como él y hacer de cuenta que no ha pasado nada y tratarlo como lo que soy para él, un extraño.

Termino de cenar y luego me levanto con mi plato y me dirijo a la cocina para lavarlo, no quiero sentirme más arrimada de lo que ya me siento.

Cuando termino de secar el plato me dirijo a mi habitación y cuando estoy a punto de abrir la puerta él me detiene.

Me agarra de la cintura y me acerca a su cuerpo. Está tan cerca de mí que puedo oler su colonia suave y varonil.

—Quiero que duermas conmigo —me susurra al oído y toda mi piel se eriza al sentir su respiración en mi cuello. Pero no, no puedo ser tan débil.

—No soy una prostituta —le contesto.

Hay actitudes que duelen
Cosas que confunden y orgullos que distancian.

Eso justamente está pasando ahora.

Siento como se tensa su agarre en mi cintura, luego me suelta sin decir una palabra. Se aleja un poco, y debo admitir que quería que dijera algo, pero no dijo ni una palabra, haciéndome entender que yo no significo para él más que una diversión. No soy nada más que la chica que casi atropelló, la chica con la cual tiene sexo cada vez que se lo permite, la chica que se hace falsas ilusiones con sus caricias.

Sus manos caen a ambos costados y siento un nudo inmenso en mi garganta, quiero gritarle, golpearlo y más, pero sólo retrocedo y entro a la habitación.

Yo sé que es peligroso enamorarme de él, pero correr el riesgo, correr el riesgo es mi perdición.

Estoy en la cama sin poder dormir, doy vueltas y vueltas tratando de conciliar el sueño, pero no dejo de pensar en lo que pasó hace un rato. Salgo de la cama y me decido a bajar a la cocina por un vaso de agua.

Bajo las escaleras y camino hasta llegar a la cocina. Saco un vaso y me sirvo un poco de agua. Me quedo un momento sentada en un taburete de la barra mientras bebo mi agua. Después decido subir pero dejo caer el vaso cuando veo a Dam apuntarme con una pistola.

 Después decido subir pero dejo caer el vaso cuando veo a Dam apuntarme con una pistola

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No Me Dejes Caer Jamás #1 [COMPLETA] En EdicionWhere stories live. Discover now