C A P I T U L O 19

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Despierto en una gran habitación de hospital. Mi cabeza duele horrores, mi cuerpo está entumecido y mi corazón se acelera al darme cuenta que estoy sola.

¿Dónde está Dam?

¡Oh, por Dios!

Hay varias máquinas haciendo ruidos y una de mis nanos esta conectada a un tuvo. Siento el dolor pulsando en mi cabeza, mientras llegan vagos recuerdos a mi mente de todo lo que pasó y porqué me encuentro en éste lugar. Inconscientemente llevo una mano a mi cabeza y siento una venda que aprieta mi cabello dejando al descubierto la parte posterior y el cabello que cae a mis hombros.

¡¿Ese maldito hombre pretendía romper mi cráneo?! —protesto internamente sin dejar de sentir el dolor. Trato de tranquilizarme y apretar el botón de urgencias, pero no lo hago. Muy dificultosamente me siento sobre la camilla con mi corazón desbocado a causa de la intriga y la desesperación de no saber que pasó con Dam. Por favor, que no le haya pasado nada —suplico en mi interior.

Mi intención era desaparecer de una vez por toda de su vida, pero siempre cuando pretendo irme, él vuele a mi camino de una u otra forma, y ésta vez fué de la peor manera que podría imaginar. Por Dios, me han secuestrado. Viví el momento más terrorífico de toda mi vida, pensaba que iba a morir en medio de aquella situación, pero al ver como me siento en este momento no es que haya salido muy ilesa de allí, pero no sé cómo he llegado hasta aquí. No recuerdo nada después de que ese hombre tan siniestro me haya tirado contra la pared, con tal fuerza que provocó que perdiera el conocimiento.

No sé que pasó con Dam y tengo que ir a buscarlo, así que intento pararme de la camilla, pero no puedo, estoy muy mareada. Siento un terrible mal estar en mi estómago al pensar que Dam puede haber perdido la vida por intentar salvar la mía. Ahogo un sollozo. ¡Maldita sea! ¿Por qué me quedé en ese parque y no fuí a un hotel a hospedarme mientras pasaba la tormenta? Si algo le ha pasado a Dam, ¡Todo sería mi culpa, siempre mi maldita culpa!

Me han utilizado como carnada.

Respiro una y otra vez para poder levantarme y luego voy saliendo de la camilla con calma, cuando estoy casi fuera tiro del tuvo que está dentro de mi brazo y siento el dolor por haber quitado de una manera no recomendada el suero.
Cuando ya he superado el dolor de mi brazo, sigo en mi intento por salir de la camilla, me duele todo el cuerpo pero mucho más la cabeza. Logro salir de la camilla y apoyo mis pies descalzos en el piso frío del hospital. Me quedo tranquila intentando avanzar, pero regresa el mareo como estruendo en mi cabeza, entonces mis piernas se siente muy débil y trato de aferrarme a la sábanas de la camilla, pero es imposible.

—¡¿Qué haces?! —escucho gritar cuando siento que estoy cayendo, pero cando espero caer al frío piso siento que me sostienen unos fuertes brazos y aún con mis ojos cerrados y mi mente nublada puedo conocer el olor de esa colonia.

Dam.

Cuando me siento estable abro mis ojos y lo veo. Está aquí, con sus ojos verdes mirándome, su cabello enmarañado y un cabestrillo en su brazo izquierdo.

—¿A dónde pretendías ir? —pregunta cerca de mi oído y sosteniendo mi cuerpo con su brazo derecho.

—A buscarte —le respondo con mi cara enterrada en su cuello y sin controlar lo que digo. Siento un gran sentimiento de tranquilidad al darme cuenta que él está aqui, conmigo. A pesar se que me había marchado después de saber lo que hizo, no me quedé, sólo me fuí y él no sólo me salvó la vida, sino que también se quedó junto a mí.

—Perdóname por dejarte sola —susurra dándome un beso en la cima de mi cabeza —Pero estoy aquí, aquí estoy.

Suelto un sollozo al escuchar sus palabras, recordando que las cosas que ambos dijimos antes se salir de su casa nos dolieron a los dos, pero las circunstancias siempre se encargan de juntar nuestros caminos.

No Me Dejes Caer Jamás #1 [COMPLETA] En EdicionWhere stories live. Discover now