C A P I T U L O 05

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DAM

Estoy en mi cama, pero no puedo dormir. No sé como se me ocurrió traer esa chica a mi casa, pero no podía dejarla tirada en la calle después que prácticamente la atropellé.

Cuando salí del coche bajo el faro que quedaba sobre nosotros, la ví tirada al frente de mi coche, era pequeña y se veía muy frágil, de momento quise irme y dejarla, pues podía llamar una ambulancia y que fuera por ella pero... sólo no pude, algo en mí me lo impidió. Me arrodillé frente a ella, pero no veía su rostro el cual estaba cubierto de su cabello esparcido por todos lados. Tenía su ropa sucia de polvo y parecía que no había tenido suerte en los últimos días, como si hubiera estado trabajando duro y pues no pude dejarla ahí, así que la levanté con mucho cuidado para no hacerle daño y la entré a la parte trasera de mi coche. Mientras conducía no sabia exactamente que hacer, hasta que me encontré estacionado en el garaje de mi casa.

La llevé en mis brazos con cuidado y la dejé en la última habitación la cual es una de las más cómoda.

Nunca había traído a nadie a mi casa. A ninguna mujer específicamente, soy muy claro al momento de estar con una mujer, nada más que una noche y lo más lejos de mi casa. Tengo un trabajo muy estricto y me exigen bastante. Mientras más aislado estoy es mejor, pero sentí la necesidad de no dejarla sola, tal vez necesite ayuda.

Cuando la dejé sobre la cama me fuí a mi habitación para tener un momento y pensar que haría con una extraña en mi casa, era una tontería, pero mientras más pensaba más me confundía. Lo mejor sería no decir a nadie que tengo una chica en mi casa. Pues de seguro cuando se despertara se irá y pues listo. Así que después de un rato batallando en mi cabeza decidí ver si se había despertado. Salí de mi habitación y caminé por el pasillo hasta pararme frente a la última habitación. Giré el pomo de la puerta esperando encontrarla aún dormida, pero no fué así, estaba con su cabeza metida entre sus manos y parecía muy asustada.

Entré a la habitación, pero ella siguió escondiendo su rostro más, como esperando lo peor de mí.

—Hola, hola, perdón por asustarte —le dije intentando que entendiera que no quiero hacerle daño. ¡Dios, parecí tonto! Pero al escuchar mis palabras levantó su rostro y, maldición. Tiene los ojos más hermosos que he visto en mi puta vida... Por la oscuridad y la inseguridad no me dí el tiempo de observarla, pero tiene unos ojos grises azulados que podrían enamorar a la primera —sacudo mi cabeza —También me parte el alma cuando veo esa mirada.

¡Su maldita mirada!

Esos ojos hermosos tienen la mirada más triste que haya visto nunca. Siento mi corazón apretarse en mi pecho y me pregunto a mí mismo. ¿Qué te habrá pasado bonita?

Salí de mis malditos pensamientos cuando la ví mirar a su alrededor, ya era suficiente con ver esos hermosos ojos atormentado, para también asustarla.

—Tranquila, Tranquila —vi sus manos tensas sobre las sábanas
—Estás en mi casa, bonita —dije —Esta es mi casa —no entiendo porque tengo la necesidad de aclararlo — Te he atropellado, te juro juro no fué intencional, iba manejando y de repente.... —me detengo —Como no despertaste te traje aquí, no tenías ninguna herida por lo cual deduje que te asustaste mucho y por eso te desmayaste —lo dije todo muy rápido, intentando explicarme y que no pensara que la había traído por otras razones, ¿Tal vez, perversas?

En su rostro se vió mucha confusión y le pregunté su nombre, pero no me respondió, entonces pensé que tal vez se había golpeado la cabeza y había tenido una pérdida de memoria, pero cuando le sugerí que debía llevarla al hospital ella solo se levantó y salió corriendo de la habitación, no me dió tiempo de detenerla por lo cual corrí trás ella y le grité que no la llevaría al hospital, pero que no se fuera.

No Me Dejes Caer Jamás #1 [COMPLETA] En EdicionWhere stories live. Discover now